LXIII - Tres idiotas

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No se había parado a pensar en que  estaba abrazando al soltero de oro, simplemente no pudo evitar saltar a sus brazos cuando escuchó que iba a encargarse de su boda. El cuerpo de Jumin estaba rígido, Zen y Jaehee boquiabiertos.

Seven los miraba con el ceño levemente fruncido, pero su querido hermano gemelo no quiso desaprovechar aquella pequeña chispa de celos que había percibido en él.

—A ver si te la van a quitar antes de que sea tuya. —Susurró en su oído, malicioso. Trataba de provocarle—. Ese abrazo está durando demasiado, hermanito.

Tonterías, eran tonterías. Acababa de aceptar su propuesta de matrimonio, no había forma de que el aburrido de Jumin pudiera llevársela.

—Buen intento. —Se acercó a su hermano pequeño con los dedos en pinza—. Ya es mía. —Le tiró de la oreja—. Mía.

—Para. —Reclamó el menor—. ¡Joder, Saeyoung!

—Por mezquino. —Le agarró el lóbulo de la otra oreja—. Me acaba de decir que sí y no me dejas disfrutarlo.

—¡Quería picarte, pero ya no! ¡Mira!

El pelinegro, que antes lucía incómodo, había cedido. Sus manos recorrieron la espalda de Melissa. Se abrazaban cariñosamente, y era normal, pues eran amigos.

Solo amigos.

—Si yo fuera tú...

—Si fueras yo, ¿qué?

—No se tío, que llevan mucho rato pegados. ¿No lo crees también, Vanderwood?

El agente secreto le dedicó una mirada fría a Saeran. No sabía que era lo que estaba tratando de hacer, o si de verdad aquellos comentarios tenían una intencionalidad, pero en cualquier caso, no era normal.

—¿De verdad el psicólogo te ha curado? —Replicó el castaño.

—¡Vanderwood! —Exclamó Seven, como siempre, sobreprotector—. Retira eso.

—Da igual. —Contestó Saeran—. No me importa lo que diga tu sirvienta.

Vanderwood estrujó el vaso de plástico del que bebía.

—Ya te voy a dar yo a ti sirvienta.

Mientras todo esto sucedía, Melissa y los demás habían abordado el pastel de nata y fresas que había preparado el hermano del pelirrojo. No se habían dado cuenta de que, el motivo por el que reñían, había desaparecido.

—¡Saeran, está riquísimo! ¿Te lo ha enseñado Erin?

Los tres hombres se volvieron para mirar como el resto de la gente comía sin percibir que Vanderwood y Saeran habían entrado en conflicto.

¿Eran tres idiotas? Al cien por cien.

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Tío Saeran es celoso de serie, o así me lo imagino

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Tío Saeran es celoso de serie, o así me lo imagino. Vanderwood al contrario pasa de todo, ¿sabéis? Y ahí está Seven, en el medio de los dos JAJAJAJA

La verdad es que me ha gustado escribir la interacción en
tre estos tres

¡Dios, Seven! - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora