VI - Te toca a ti, 707

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Podía escucharla desde la sala de estar. Melissa estaba de cháchara tan tranquila, cuando con él no quería hablar.

—Tengo una entrevista mañana. —Decía ella, con el teléfono sobre la oreja—. Espero que salga bien. No sería el mejor puesto del mundo, pero al menos podría leer sin que me echen una reprimenda —Se hacía tirabuzones con un mechón castaño—, además, las galerías son lugares tranquilos. ¿Tú que tal en la universidad?

Le hackearía el teléfono a Yoosung, sólo de esa manera podría hacerle colgar. Se levantó del suelo y avanzó por el pasillo hasta el marco de la puerta.

—Oh, está bien. Hablamos después, suerte. —Colgó apenada—. Que aburrimiento.

El pelirrojo se decidió, y al instante entró en la habitación. No había sido suficiente con espiarla tras el marco de la puerta.

—¿Vamos una película de James Bond?

Su mirada fulminante contestó por ella. La situación era alarmante, como quedarse sin Honey Buddha chips, tal vez. Quizás peor, como reventar la fuente de alimentación de un ordenador y quedarse a dos velas. La pizza no había sido remedio suficiente para apaciguar el monstruo de la ira que Melissa traía dentro.

Se había tomado sus palabras al pie de la letra. Tanto era así que no se acercaba al agente secreto. No le hablaba, ni siquiera le miraba. Si pasaba cerca de él era por mera casualidad, y en cualquier caso, evitaba que así fuera.

—Ya he terminado el encargo. Podemos ver una película o... ¿quieres ir al centro comercial? —Le mostró las llaves de su coche. Sabía que Melissa prefería salir antes que quedarse en casa—, yo conduzco.

—Seven, cielo... ¿Puedes salir un momento?

Su tonalidad era melosa, pero no había forma de esconder el enfado de sus palabras. La castaña bajó de la cama y le acompañó a la puerta.

—Ahora voy. —Le dijo.

El muchacho se quedó petrificado cuando azotó la puerta. Escuchó el sonido del seguro al ser colocado.

—¿Mel? ¿Eso es que no vamos?

—¡Dios, Seven! ¡Déjame en paz!

Pegó la oreja a la puerta y escuchó como marcaba un número de teléfono. Apretó los labios y esperó a que, quién fuera esa persona a la que estaba llamando, contestara.

—¡Yoosung! Ur-gen-te —Luciel estaba por tirar la puerta abajo al escuchar aquello escapar de sus labios—, ¿Puedo unirme a ti en el LOLOL? Me aburro muchísimo.

«¡Melissa!» maldijo en sus adentros.

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¡Dios, Seven! - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora