—Finalmente, les ha llegado la hora, caballeros —anunció Nico, mirando a cada uno de sus contrincantes con aires de superioridad, en especial, hacia Dylan sentado delante de él—. Lloren, y contemplen la muerte— tiró las cartas sobre la mesa— ¡Escalera al siete, imbéciles! ¡Bam!
Fue instantáneo, como si hubiera lanzado una bomba sobre todas sus caras aún desencajadas por la incredulidad y la injusticia, solo tuvieron un microsegundo de paz causada por la incomprensión; antes de que sus ojos enviaran la información a sus cerebros para darles la mala noticia, como una explosión catastrófica que reverberó a través de sus labios, en forma de lamentos y maldiciones, que se dirigieron desde los ancestros tramposos de Nico di Angelo, hasta los bisnietos adoptivos que pudiera tener en el futuro.
Se encontraban sentados en el suelo, los que habían estado jugando al póker desde hace una hora, se habían colocado en círculo alrededor de una mesita, y mantenían la distancia de uno de los otros para que nadie pudiera espiar las cartas del contrincante. Frank y Hazel habían preferido alejarse de la multitud, parecían llevarse bien, sentados sobre sillas de madera cerca del comedor, Will no recordaba haberlos visto un solo momento en el que no hablaran. Además de ellos, Percy y él tampoco se habían unido al juego.
Ambos se hallaban sentados sobre el sofá, Percy a su izquierda, acariciaba la cabeza de la señorita O'leary que había puesto sobre su regazo; sus ojos verde mar lucían tranquilos y claros, con el asomo de una sonrisa sobre sus labios. A su derecha, estaba Kayla, traía puesto sus lentes de sol de imitación de diamantes como una vincha sujetando su rizada cabellera pelirroja, y por primera vez, se le veía esforzarse en lucir como toda una dama; Will sospechó que era porque se había enamorado de alguien, y presentía saber de quién. Contuvo las ganas de burlarse de ella, ya tendría tiempo de ser su fastidioso hermano mayor después.
En cuanto al resto, seguían lamentándose. Lou se había dejado caer de espaldas, con las manos estiradas en cruz como si aceptara la muerte. Cecil estaba frotándose la cabeza una y otra vez, sus uñas provocaban un incómodo sonido como el de un rastrillo pasando por sobre piedras. Luke verificaba las cartas de Nico y las de él esperando encontrar algún error, todo esto ocurría, mientras Nico se deshacía en jubilosas risas, que le zarandeaban los hombros y el pecho como si el corazón le estuviera sacudiendo de pura felicidad.
Era su primera victoria luego de cuatro derrotas corridas, así que Will estaba sorprendido de no ver a Nico, sacar dos pistolas de algún lugar de sus pantalones y empezar a disparar al techo como Yosemite Sam de los Looney Tunes.
—Bueno —comenzó Lou, soltando un suspiro resignado— me consuela el hecho, que has roto la racha invicta de Thompson, al menos.
Y entonces, se dieron cuenta que Dylan aún no había mostrado sus cartas, era el único que no se lamentaba, y tampoco desistía. De golpe, en la habitación reinó la tensión, una tan gruesa, que se podría cortar con las garras de la señorita O'leary. La risa de Nico hace rato que había enmudecido, lucía una expresión dura ahora, con los ojos entrecerrados fijos en Dylan, quien, se hallaba soltando un suspiro entristecido, a la par que movía las cartas delante de su rostro como un abanico.
—¡Oh, vaya, qué humillante! —dijo, dejando caer un mechón castaño sobre su ojo al ladear el rostro— pero no para mí— mostró sus cartas—. Full house, di Angelo, admira lo que nunca podrás conseguir.
Clic. Como apretar un botón de repetición, y toda la sala volvió a llenarse de lamentos y reclamos. Con la adición de que, Percy no había podido contener a tiempo su carcajada y ahora intentaba disimularla rápidamente con toses estruendosas. Kayla había reaccionado dando palmadas para celebrar, se ganó una mirada de Nico que gritaba: "Traición", a todas luces, pero ella o bien lo ignoró, o estaba demasiado ocupada deslumbrándose por su nuevo flechazo adolescente.