39. Por favor, no muerdas

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Will tenía los pensamientos tan dispersos y acelerados, como nubes de chubascos en un vórtice huracanado. Dentro de su mente distraída y paranoica, ya se había imaginado veinte formas distintas en las que Nico había pasado un peligro inminente, y no podía dejarlo pasar por alto. Simplemente la preocupación volvía, y volvía, cual lluvia persistente en una noche de aguacero.

Estiró la palanca del inodoro luego de acabar con sus necesidades, abrió la puerta del cubículo y en primer lugar, (como si hubiera estado esperándolo) encontró a Percy sentado sobre el lavamanos de mármol, con sus pies moviéndose en el aire como un niño. Este se había estado distrayendo con su celular en manos, sin embargo, apenas vio a Will salir, su sonrisa antes inexistente, apareció en su rostro y le dió a Will una cálida bienvenida; como si hubiera vuelto de un viaje a Texas, en vez del baño.

—Hey, ¿qué haces aún aquí? —le preguntó Will, acercándose hacia él para utilizar la canilla y lavarse las manos— ¿Y Luke?

—Fue a pagar la siguiente mensualidad. —le contestó, a regañadientes, y con los ojos cabizbajos de vergüenza, lo cual para Will resultó adorable

—Me he quedado aquí, porque verlo tirando dinero por mi culpa, me habría dado una crisis...

—No exageres.—Le calmó, a la par que se llenaba de jabón los dedos distraídamente. —Recuerda ir por el puesto de trabajo en el acuario, créeme, te dará el trabajo. No es que ya haya hablado con el gerente o algo así... —soltó entre los dos, como poca cosa, mientras Percy quedaba boquiabierto. — ¡Y no digas nada más! ¡O me enfadaré!

—Lo siento —Percy se disculpó, tocando el Piercing industrial de su oreja, el cual Will creía que no pertenecía a su rostro de rasgos suaves y redondeados; es decir, su rostro era uno de esos del que la pubertad aún no quería despedirse, y recordando que Dylan había mencionado tatuajes, solo podía imaginarse que se vería como un bebé tatuado—Mi madre y yo nos hemos acostumbrado a no pedir ni recibir ayuda de nadie. —finalizó, sacando a Will de su ensimismamiento.

—Entiendo. —fue todo lo que respondió, porque no quería parecer entrometido sobre un tema que parecía delicado.

Se pasó el agua por la mano, restregó, y acabado eso, fue a por la secadora. Dejó que placentera sensación le embargara para tranquilizarlo. Se alegró de la presencia de Percy, había logrado que su mente se dispersara un poco, y ya no se sintiera tan embotellada a punto de explotar, sin embargo, otro tipo de sobresalto apareció cuando él volvió a hablar:

—Así que, tú y Nico, ¿eh? —soltó en tono cantarín, y su cuerpo se puso rígido, con un sudor frío deslizándose por su pecho— Tampoco me sorprende. Después de ver a Nico lamerte la nata de la boca utilizando la excusa de la apuesta, sabía que terminarían siendo novios.

—No es precisamente "novios" lo que somos, a decir verdad. —susurró, y fingió más tiempo de lo requerido en secarse las manos para que el ruido de la máquina lo amparara. —Ya sabes, nos estamos... conociendo.

Sí, "conocerse" en el sentido de maneras muy íntimas y sexuales, podría ser esa la palabra adecuada para definir la extraña relación que tenían. Escuchó a Percy reír un poco, su espalda apoyada contra el espejo, y sus manos a la altura de su ombligo, dándole un aspecto relajado.

—No me sorprende, Nico es, "complicado". De igual forma, tienes mi bendición, primo— le guiñó un ojo, y luego hizo una mueca burlona al notar que Will estaba usando la secadora más de lo necesario. — Ya, ¡vas a descomponer la máquina esa! O peor, se te caerá la piel.

—¡Ah, cierto! —quitó las manos, y ahora no sabía dónde mirar.

—Siempre fue así de reservado, por cierto. Frío, insensible y cruel en algunos casos. Pero supongo que ya lo habrás notado, vas más de un mes a su lado. —tomó la sonrisa de Will, como una confirmación y continuó — Incluso de niños, él siempre fue el más centrado, y evitaba que... Jaa—Jason y yo, termináramos cayendo en una fosa.

No te escondas del Sol, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora