El amor es como aquella planta que brota en los recovecos más inhóspitos del mundo, crece y se fortalece sin ayuda de nadie, simplemente decidió germinar allí, aunque nadie comprenda cuándo, cómo o por qué sucedió.
¡Insensatos los que se burlan del corazón de una persona, porque sobre ellos caerá, toda la crueldad que también carga el amor!
Temed, porque la tortura será tan infernal como celestial.
—Ten, puedes comprar con esta — dijo Nico, luego de haber agarrado la mano de Percy y colocado sobre su palma abierta, una tarjeta de crédito brillante que hizo sentirlo tan abrumado como si le hubiera dado un lingote de oro en su lugar—. Y no te preocupes por el fondo — Nico sonrió aún más, cuando vio la cara de Percy palidecer — tiene suficiente dinero para comprarte un mini Cooper sí así lo deseas. ¡Ahora ve, adolescente Neoyorquino promedio! ¡Y despilfarra tanto como lo haría una Drew Tanaka en Arabia!
—¡Oh! — Dylan saltó de inmediato, la diversión haciendo curvar sus labios en una sonrisa nostálgica—. Te refieres a aquella vez cuando...
Al instante, Nico alzó elegantemente una mano delante de su rostro, el gesto censurando a Dylan de súbito; quien respetuosamente mantuvo las palabras encerradas dentro de su boca, mientras recibía una oscura mirada de advertencia por parte de Nico.
—Lo que pasa en Arabia, se queda en Arabia, Thompson — sentenció, e ignoró deliberadamente, la mirada inquisitiva que le dirigía Will a su lado; cuyos orbes azules parecían querer taladrar cual pica de hielo la cabeza de Nico para conseguir información. "Buena suerte con eso" — pensó Percy, con una pequeña sonrisa irónica— "Una vez que ese déspota decidía guardar silencio, no conseguirías hacerlo hablar aunque estuvieras zarandeándolo por medio día".
No es que Percy lo había hecho alguna vez, claro que no.
Cuando fue obvio que no obtendría ninguna respuesta por parte de Nico, Will se giró entonces hacia Dylan, y le exigió "sutilmente" hablar sobre la acontecido en Arabia. Para sorpresa de Percy, Dylan se mostró bastante leal en nombre de Nico, y el castaño empezó a lanzar evasivas ingeniosas mientras Will lo acribillaba con preguntas del tipo: "¿Qué hacían los dos en Arabia?", "¿Por qué no pueden mencionarlo?" "¿Los árabes vendrán a matarnos si hablan de ello?
— ¿Y si mejor te cuento sobre la vez que casi me cortan la mano por agarrar un pedazo de Baklava con la mano equivocada? ¡¿Cómo iba a saber que mi mano izquierda era impura?! — Exclamó Dylan, alzando la respectiva mano con los ojos muy abiertos de indignación—. Por suerte Nikki estaba allí para salvar mis hermosos dedos. Pero claro, es lo mínimo que podía hacer por mí, después de haberlo salvado en tantas ocasiones.
—Primero: No me llames así —comenzó Nico, su rostro delatando irritación—. Segundo: ¿Disculpa? ¡Estoy completamente seguro de que era al revés!