Toma una mordida de mi corazón

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Estuve a punto de abrir mis labios y decírselo, incluso estaba ya preparado de estirar una mano para alcanzarlo. Pero, no obstante, todo interés acerca de mi celular perdido desapareció completamente, cuando Nico alzó una mano, y con ella sujetó el puente de mi nariz. Mis ojos chocaron con los suyos, atónitos, diversión bailaba en sus orbes negros, con un atisbo de seriedad; y entonces habló, sin dejar de esclavizarme con su mirada, sus labios se movieron delante de mí.

- Cuando yo diga y donde yo quiera. Sin chistar ni oponerte, me pagarás el favor. Aunque estemos en público, aunque pase el tiempo. Cumplirás. - Lo miraba hipnotizado, su simple cercanía resultaba tan seductora y aquella mandíbula esbelta me llamaba a tocarla. - Dejarás todo lo que estabas haciendo, y cumplirás mi orden. ¿De acuerdo?

Bonne Chance

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El hombre que se encargará de mí ahora, asustaría hasta al mismísimo satán si estuviese frente a él. Lo juro.

Era jodidamente gigante, con sus casi dos metros de alto. Tenía músculos iguales o incluso más grande de los que poseía "La roca" en esta época, con el pelo azabache largo hasta la cintura, sujetado con una simple goma a la altura de su nuca. Sus ojos eran marrones e inyectados con sangre, y en los únicos lugares que no tenía tatuajes; eran en su cara, y muy probablemente en el culo. Por obvias razones. Esperen, ¿uno no puede tatuarse alrededor del ano, cierto? ¡¿Cierto?!

- ¿Estás seguro de esto? - Le pregunté a Dylan algo asustado, mientras el empleado del local (el gigante tatuado hasta el culo) preparaba el algodón y el alcohol para mí a la vez que movía rítmicamente su mentón al ritmo del heavy metal. - Muy, ¿muy seguro de esto?

- ¡Por supuesto! - me contestó con un movimiento de su mano, restándole importancia al asunto de que estaban por introducirme algo alargado de 12 centímetros, a mitad de mi oreja. - Créeme, te verás muy bien después de ésto. ¡Muy macho! ¿Verdad Luke?

Mi amigo en cambio, pensaba muy distinto a él. Primero le envío una mirada malhumorado a Dylan, (quien estaba muy concentrado en un catálogo de los tipos de pircings) y luego concentró toda su atención en mí, ignorando deliberadamente a la recepcionista que hace media hora le ha estado haciendo ojitos y morritos seductores y sugerentes.

- Percy, aún no es demasiado tarde para correr y huir muy lejos. - me murmuró mi mejor amigo, a la vez que tomaba mi mano para intentar jalarme de la silla (perteneciente a la víctima) donde me sentaba y escaparnos juntos. - ¡Solo tienes que decirme una sola palabra y te sacaré de aquí! ¡Ahora mismo!

El tipo tatuado, tose justo en ese momento, con fuerza y de forma ruidosa, para luego carraspear duramente y escupir un enorme catarro de color marrón oscuro y espeso, en un basurero que tenía cerca suyo. Luke y Dylan, miraron al mismo tiempo la flema oscura con precaución, como si esa cosa fuese a cobrar vida en cualquier momento. Luego, el castaño de manera imperceptible, sacó su cámara y le sacó una foto a la criatura marrón para después subirlo a Facebook seguramente.

Estábamos en un local clandestino, en el lugar más oculto de la ciudad, (uno de esos lugares, que sí mi madre se enteraba que estuve, me mataría y luego me reviviría solo para castigarme por una eternidad). Además de tatuajes y perforaciones a menores de edad, probablemente también se distribuía marihuana detrás del callejón, y que Dylan lo recomendara solo afirmaba más mi teoría.

- Yo, eh, - tartumudeo nervioso. - No es que me asusté la idea de hacerme una perforación, - carraspeé, y Luke alzó una ceja incrédula hacia mí- en realidad puedo aguantar muy bien el dolor, pero no lo sé, solo digo que debería primero llamar a mi mamá para pedirle permiso al menos antes de colocarme un Pircings ella da mucho miedo a veces, y...

No te escondas del Sol, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora