Despejando nubes de inseguridad

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Nico me besó...

Bueno, primero me había dado una lamida muy intensa, ¡pero después me besó! ¡Y yo le había seguido el juego más que con gusto! Genial Will, estupendo, así es como confirmas tu heterosexualidad a medio mundo. ¡Bravo!

Sentía como... Parecía que dentro de mi pecho, mi corazón estaba cabalgando sobre un alocado y salvaje caballo, instándole a la vez, a tratar de tranquilizarse, a pesar de encontrarse acorralado ante tantas emociones exultantes. Pero es que, si uno recibía un beso así, de esa manera, y frente tantas personas, ¿qué clase de ser inhumano sin sangre en las venas tendría que ser para no inmutarme en absoluto? ¡¿Eh?! ¡¡¿Eeeh?!!

— Será mejor que cambies ese rostro ya mismo — Nico susurró en mi oído, mientras la risa llena de júbilo y burla de mi padre, se oye por toda la discoteca mediante el micrófono que tiene en manos. — A no ser que quieras que tus amigos se den cuenta de lo mucho que te ha gustado mi sorpresa...

Estoy en shock. Completamente anonadado, aturdido, y demás intensas emociones de la real academia que ahora no se me ocurren. Pero de alguna forma, mis brazos actúan casi por inercia propia y empujan a Nico di Angelo lejos de mi rostro, para después, cerrar mi boca abierta de un chasquido. Porque estaba casi seguro de que ya estaba teniendo una pinta de retrasado.

A pesar de todos los bisbiseos del público a nuestro alrededor, y que su primo Percy lo ha visto todo desde primera fila... Nico estaba sonriendo internamente, sus labios son una fina línea recta, pero sé qué se está riendo por dentro a costa mía, porque sus ojos oscuros brillan divertidos y con una oscura ironía. ¿Todo esto lo ha hecho para burlarse de mí, no? ¡¿Cómo se atreve a besarme sin mi permiso?! Aunque fue un beso jodidamente exquisito... ¡Pero ese no era el punto!

—¡¿Por qué has hecho eso?! — Demande con voz imperiosa a Nico, a la vez que llevaba dos dedos hacia mis labios, para tocarlos ligeramente como si quemaran. Sin embargo, él ya no dice nada más, y acto seguido, simplemente se da la vuelta y empieza a alejarse, perdiéndose entre la multitud que se abre ante él, como si los ahuyentara con su aire peligroso.

Mi corazón todavía martillea dentro de mi pecho, y me sudan las manos, quiero correr hasta él para exigirle respuestas pero no puedo saltar por encima del mostrador, ni tengo las agallas suficiente de ir a enfrentarle después de ésto... Ahora él lo sabía, luego de corresponderle tal beso, Nico tendría la certeza del tipo de persona que soy.

Ya no había escapatoria.

—¿Sunshine? ¡¿Sunshine?! — Ciel me ha estado llamándome desde hace un buen rato, entonces la miro sin oírla del todo, mientras vagamente soy consciente de que el público se está riendo y mis amigos han bajando del escenario para venir corriendo hacia mí. — ¡¿WILL?! ¿Hazme caso! — Oh demonios, ellos me habían visto también. — ¡¿Me estás escuchando?!

— No. —Le respondo con la mandíbula apretada, y sin más, paso hacia su lado y el de Paolo, para huir en la dirección del baño de empleados, donde tal vez encontraría algo de normalidad.

— No me digas que te gustó el beso, marica. — Se ríe un tipo cuando pasé a su lado, y mi pecho se congela de horror. — ¿A dónde huyes chupa—pollas? — Vuelve a insultarme, y entonces vuelvo a echar a correr lejos de ellos mientras las risas de sus amigos me persiguen.

"Marica". "Afeminado". "Asqueroso". "Degenerado". Eso y más adjetivos oigo que me dicen cuando paso cerca de ellos. Mi garganta se siente obstruida para devolverles los insultos, y hago todo el esfuerzo posible para no dejar caer lágrimas y darles el gusto de verme dañado. Nada de sus palabras debe afectarme. No. Me recuerdo. Nada de lo que digan vale una mierda.

No te escondas del Sol, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora