Dando la cara a la muerte

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El mejor amigo del azabache, camina calmadamente abriéndose paso entre la multitud en su dirección. Lleva un balde en su mano izquierda, y posiciona el dedo índice de su mano derecha sobre sus labios, para pedir la colaboración del público. Todos asienten y sonríen en silencio, él es amigo de todos, y nadie podría negarse a su pedido.

Y entonces sucede, el rubio deja caer todo el contenido del balde encima de Drew Tanaka, y los cebos como presintiendo que estaban protagonizando una broma, empezaron a moverse contentos sobre la piel de la asiática. Todo el público contuvo un grito, y otros escupieron sus bebidas hasta por las narices del asombro.

- Ups. - Soltó Luke, como muy sorprendido de sí mismo. - Solo quería ir a alimentar un poco a los peces y me tropecé. ¡Lo siento tanto!

Drew estaba patidifusa. Percy carraspeo una carcajada que amenazaba con salir, Abigail, de igual modo, tenía la quijada desencajada del estupor.

- Eso se ve asqueroso. - Le susurró Luke, usando un tono cómplice al mismo tiempo que tapaba sus labios con una mano. - Deberías irte a cambiar de ropa, esto se esta poniendo vergonzoso para ti.

Entonces todo el público rompió en risas.

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El valiente Luke Castellan, aún seguía parado en el mismo lugar donde había cometido su acto de "crimen". El público aplaudía y reía, se agarraban del estómago por las fuertes carcajadas que soltaban, y, a la par que muchos de ellos, tomaban fotos con sus celulares la imagen bochornosa de Drew Tanaka. Pues esto, no sucedía todos los días.

Mientras tanto, Dylan Thompson, estaba boquiabierto, mirando a sus hermanos caminar hasta la orilla penosamente, mientras se sujetaban de las costillas con cuidado. Volvió la vista hacia Percy, y la curiosidad lo embargó para empujarle a preguntarle, más tarde, como había logrado tal hazaña.

- ¡¿PERO QUÉ DEMONIOS TE PASA A TI?! - Vocifero Drew, y luego viró de vuelta hacia Percy para también gritarle. - ¡MALDITOS DESCEREBRADOS! ¡USTEDES DOS! FUERA DE MI CASA AHORA MISMO. NO QUIERO VER SUS ASQUEROSAS CARAS NI UN SEGUNDO MÁS EN MÍ CASA.

Tres guardias de seguridad que habían estado vigilando la entrada de la casa de Campo, se acercaron hasta su jefa a trote con miradas toscas y manos colocadas detrás de sus chaquetas disimuladamente. Con los gritos coléricos y desenfrenados de la asiática, nadie podía culparlos que pensarán que pudiese haber un atentado cerca del lago. Era obvio que estarían alertas.

- ¿Señorita Tanaka? - Uno de ellos llegó más tarde que el resto, pero traía una toalla en sus manos para ofrecerle a Drew. - Esperamos sus órdenes...

Drew le arrebató la toalla con violencia, para solo lanzarla furiosa en la cara de Luke, quién apenas alzó una mano para detenerla. Soltó un chillido rabioso, y luego giró indignada hacia sus guardias que la miraban expectantes. Percy se removió en su lugar incómodo y temeroso. Lo peor que podría pasarles, es que fueran echados a la calle vergonzosamente, ¿no?

- ¿Acaso no me oyeron? - Exclamó Drew, con las aletas de su nariz, abriéndose y cerrándose con furia. - Quiero que los saques de mi casa ahora mismo. A patadas... ¡Ahora! ¡Ya! ¡¿Qué esperan?!

Los guardias miraron a Percy, Percy miró a Luke, y Luke seguía mirando impasible en dirección a Drew, con una sonrisa socarrona. Acto seguido, el rubio metió una de sus manos dentro de su bolsillo, y sacó su celular para mostrárselo a todos como si se tratase de un objeto invaluable. Percy frunció las cejas confundido, y las arrugó más cuando divisó que uno de los guardias de Drew, miraba hacia Nico como esperando alguna orden silenciosa por su parte.

No te escondas del Sol, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora