Dedicado a todos esos escritores que dicen escribir como la mierda, pero en realidad los hijos de p, escriben como Dioses.
Espero que les guste, sufrí con los verbos...
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Antes de que volvamos de nuevo en el dramático momento en que Dylan Thompson me dice tales palabras, voy a dejar varios puntos claros acerca de la situación en general en la que me encontraba. Así que empiecen a pulir esa imaginación porque Jackson empieza a narrar.
La Casa Veraniega de los Tanaka era casi tan grande como la casa de los Grace, con la única diferencia en que está poseía un aire de modernismo, y un toque apestoso de exagerado consumismo; teniendo en cuenta la gran cantidad de muebles caros y dispersados por toda la casa. También había un montón de botellas vacías de cervezas desperdigados por todo el suelo, y mientras caminaba, ya había pisado uno o dos vidrios rotos, muy agradecido de que no hayan traspasado la suela de mis zapatos.
- ¿A dónde vamos? - Le grité a Luke cerca de su oído, permaneciendo tras su retaguardia. - ¿Ahora, cuál es el chiste de estar en una fiesta? ¿Qué se supone que hacemos ahora?
Me sentía tan perdido y confundido como una gallina extraviada en las calles de Nueva York, no sabía para dónde mirar, ni siquiera por donde caminar por miedo a ser pisoteado o despedido. No obstante, Luke era totalmente lo contrario a mí...
Él iba delante de mí como un rey, saludando a los plebeyos sin atisbo de inseguridad en su ser. Soltaba comentarios ingeniosos y graciosos con tanta facilidad, que al poco rato, ya se había ganado como a la mitad de las personas del lugar. Eso era algo grandioso y envidiable de Luke, era sorprendentemente carismático y conseguía atrapar a las personas en su bolsillo rápidamente.
- Se supone que agarramos una cerveza, bailamos, nos emborrachamos, y llevamos una chica en casa. - Enumeró Luke con sarcasmo, alzando cuatro dedos al mismo tiempo. - O al menos eso decía en el manual de fiestas juveniles que compré por veinte centavos. Vamos. No lo sé, Percy. ¿Qué es lo que esperas que ocurra?
Antes de que pudiera contestarle, alguien sube el volumen de la música que suena por los altavoces instalados alrededor de la casa, como si ya no hubiera estado lo suficientemente fuerte como para lograr que mis oídos sangraran. Ahora era capaz de sentir perfectamente mi corazón martillando al ritmo de la música contra mi pecho, como ordenando que buscará un lugar pacífico antes de que nos diera un patatús. Incluso creí ver las ventanas de vidrio tintinear y quebrarse de forma imperceptible.
Entonces ambos la vimos al mismo tiempo, Drew Tanaka, la chica más hermosa (supuestamente) de la clase y de nuestra generación; traía puesto un vestido negro sin tirantes, una prenda tan corta como lo eran mis bóxers y zapatos altísimos de algún diseñador francés, con seguridad. Ella descendía por las escaleras con elegancia, como si éstas pertenecieran a algún certamen de belleza internacional.
- ¡Ha llegado la anfitriona de la fiesta! - Gritó de forma dramática una de sus amigas, colocándose a su lado y pasándole un vaso con alguna sustancia desconocida. - Por favor, todos los admiradores pónganse en fila ordenadamente.
Todos los chicos de alrededor y algunas chicas chupa-medias, la rodearon para fingir que le tiraban flores y otros sacaban fotos con flashes como si se tratará de una celebridad que todos debíamos idolatrar. La sonrisa de Drew era tan grande como su ego, pero su arrogancia para nada justificaba, ni alcanzaba las medidas de su figura, sí lo sé, muy superficial de mi parte. ¡Pero era un adolescente! Me era inevitable no fijarme en esos detalles.