El Shot besos con lengua

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-Por favor...

Ahí iba de nuevo él, rogándole por quinta vez consecutiva igual que el resto de los días. Nico ya no sabía cuantas veces (ni de que formas) debía decirle "no", para que él entendiera de una vez por todas, y dejara el tema por la paz.

- Arata, no empieces otra vez... - Le dijo, golpeándose la cabeza contra el árbol detrás suyo con fastidio. - No, ¡es no!

Ambos se encontraban escondidos detrás de un árbol del jardín de su casa, porque el plan era que los ojos curiosos no alcanzarán a ver lo que hacían, ni que pudieran escuchar lo que saldrían de sus labios. Nico había citado al asiático a que viniera hasta aquí, porque tenía ciertas "necesidades" las cuales quería satisfacer y solo él podría lograrlo.

Pero hasta ahora, su cita no iba tan bien como quería. Lo que tenía que haber comenzado como algo placentero, y satisfactorio, estaba terminando en ser algo totalmente molestoso e irritante ahora.

- ¡Déjame besarte, Nico! - Le pidió el asiático con fervor, suplicándole para que se lo permitiera. - Por favor, solo un beso, y te prometo que nunca más te lo pediré después...

Un beso, siempre le pedía un beso a Nico. ¿Por qué insistía tanto en querer besarlo? ¿No era suficiente con entregarle su cuerpo? ¿Lo que hacían no lo satisfacía del todo? ¿Necesitaba también sus labios? ¿Para qué quiere besarlo? Demasiadas preguntas que a Nico le fastidiaba pensar.

Ellos no eran novios, se lo había dejado en claro desde el primer día, tan solo eran, dos partes de un contrato no estipulado... En solo ser objetos que servirían para el placer del otro.

- Arata... - empezó Nico sin ocultar el fastidio en su voz, el asiático lo miraba fijamente con emoción, sus labios estaban a centímetros de los suyos pero no pasaban de la línea invisible que Nico le había impuesto. - Ya te he dicho un millón de veces que no. Nosotros no somos novios, apenas y somos pareja. Besarnos es innecesario...

- Lo sé, pero es casi insoportable... - Su voz se rompió, pestañeó varias veces, mientras que las lágrimas se balanceaban sobre sus párpados, pero aun así, Nico no cedió. - No sabes lo difícil que es contener las ganas de besarte. Lo deseo tanto. Sé que no te gusta, pero, solo uno, por favor...

- ¡Basta! - Azotó Nico con fuerza, apartando las manos de Arata de sus brazos. Verlo así, tan débil y frágil, solo causaba una gran irritación en él. Le estaba causando demasiadas molestias, y eso era algo que Nico no toleraba. - Escucha, sí vas a seguir con esto de nuevo los demás días que nos reunamos. Será mejor que terminemos, porque...

- ¡Está bien, está bien! - Concedió Arata entonces al oírlo tan terminante, asintió reiteradas veces y se apartó las lágrimas de los ojos mientras que temblaba un poco. Nico tuvo que contener las ganas de zaandearlo para que se comportara como un verdadero hombre. - Ya no volveré a sacar el tema a colación, lo juro. - prometió, juntando sus manos delante suyo. - Está bien, solo no me dejes... Yo, solo... ¿Puedo hacerte una última pregunta?

Arata era extremadamente guapo, nadie podría negarlo, tenía un cuerpo atlético que le encantaba y unos bonitos ojos castaños muy rasgados. Y al igual que el resto de sus compatriotas asiáticos, poseía un rostro de facciones delicadas y piel tan perfecta como de porcelana pulida. Sin embargo, a Nico no le gustaba su fragilidad, ni su dependencia a él. Lo hubiese dejado ya hace meses, de no ser porque le encantaba fastidiar a su prima Drew Tanaka.

- ¿Qué es lo que quieres saber?

- Tú... - inició el chico, con su pelo negro brillando con algunos copos de nieve que habían aterrizado sobre su cabeza. - ¿No me amas cierto?

No te escondas del Sol, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora