Accidente *Nagato 1/2*

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Nunca sabes cuando será la última vez que verás a una persona o si estará lo suficientemente cuerda para recordarte. ¿Qué pasó? Una de las bandas famosas conocidas por el mundo acaba de tener un accidente pasando por una autopista angosta, los padres, amigos o familiares cercanos de las víctimas de dicho accidente esperaban noticias sobre el acontecimiento.

Una joven de tez bronceada, lloraba a cántaros, trataba de mantenerse lo suficientemente cuerda y estable. Nadie sabe cómo ocurrió, quien sea que haya chocado desapareció sin dejar rastros alguna, lamentablemente por esa parte de la vía no había cámaras para identificar al culpable del atropello.

________ recién estaba llegando al hospital cuando vio al grupo de amigos entrando por las puertas del hospital. Horrorizada, cayó al suelo sin poder creerse todo lo que estaba pasando.

Nagato, su novio, no lo había visto en todo el revuelo, el tiempo se volvió lento cuando vio pasar a Yahiko en muy mal estado, mientras que Konan en un estado moribundo trataba de alcanzarlo. No podría decir que Sasori estaba vivo, que Deidara conservaba su brazo, Itachi sus ojos, Kakuzu partes de su cuerpo e Hidan. El ya no tenía cabeza y Zetsu estaba dividido a la mitad.

Su cuerpo temblaba, el llanto de ver a la banda masacrados y el piso lleno de sangre logró que vomitara la cena de hace unos minutos. Tsunade la sacó fuera de trabajo hoy pero eso no significaba que no se quedsrjs a esperar noticias.

—_______ —Mikoto, se acercó hasta la joven con la esperanza que reaccionara—. Querida, reacciona —no hubo respuesta.

Vio a todos menos a Nagato y Óbito, ¿por qué no pudo verlos? ¿Qué estaba pasando? Se sentida asustada, aterrada de que se fuera por ese barranco o que se quedara aplastado por el autobús sin poder reconocer el cuerpo. No, se negaba a creer que su prometido estaba muerto.

— ¡Hija, reacciona! —Mikoto le dio una bofetada tan fuerte que logró sacarla del trance.

La castaña se incorporó, había dejado de llorar al quedarse en trance, muchas cosas pasaban por su mente en ese momento más cuando su hijo tenía altas probabilidades de no conocer a su padre.

— ¿Cómo es eso posible? —Susurro.

— ¿Qué cosa querida? —Preguntó la mujer sentándose a su lado.

Estaban en el suelo, los doctores y enfermeras pasaban de prisa de un lado al otro, el día ha sido agitado, más con este “accidente”.

—Un accidente así, justo en la ruta alterna, ¡¿por qué tomaron esa ruta?! —Bramo a punto del colapso.

Mikoto trataba de apaciguar el dolor que la joven sentía siendo en vano, de tanta angustia y sufrimiento, la joven se desmayo asustando a la mujer que era como una madre para ella.

— ¡Un médico!

(...)

El hospital era un rotundo caos, el primer hombre en llegar estaba presentando más fallas de las que debería, se partió las piernas a la mitad, tendra que usar prótesis toda su vida, se disloco un brazo, se golpeó la cabeza pero el pedazo de metal enterrado en el torso es complicado.

Tsunade no sabría decir si fue un milagro o tal vez la muerte fue considerable al dejarlo vivir. No tocó ningún punto vital, pero si lo atravesó haciendo que perdiera mucha sangre.

—Vamos chico —murmuró la rubia—. Ellos te necesitan.

(...)

El Uchiha, único integrante que no estuvo presente en el accidente observaba a la castaña con pena, Apretaba la mano fuertemente de la chica inconsciente, deseaba que las cosas fueran de otra manera. No hubiera ido a ese bar sabiendo las consecuencias. Fue un tremendo idiota al dejarse llevar por la bebida.

—Lo siento, _______-chan, cuanto lo siento —se lamentaba entre sollozos.

El joven de 26 años de haber estado en sus cinco sentidos aquella noche, no habría revelado la vía alterna que tomó el autobús para poder llegar más rápido aquí.

—Todo esto es mi culpa... Mi maldita culpa.

(...)

Varios días después.

Una mujer elegante de cabellos blancos acariciaba a su gato siamés con una sonrisa satisfecha, esperaba que con esto todo el asunto de esa banda quedara atras. Sus planes nunca pudieron salir mejor, ahora su compañía de discos será la más grande y exitosa de todas.

—A ver como sales de esta Madara —bebió de la copa que tenía entre las manos.

El gato maullo, miró a un punto donde estaba la dante muerte esperando, ronroneo un poco, bajo de las piernas femeninas con su típico caminar felino, maullo por una última vez antes de ver como el ente se acercaba lentamente.

Kaguya saboreaba complacida el líquido fuerte y algo amargoso, había hecho un buen trabajo en contratar a esos profecionales, quien diría que unas simples fallas podrían hacer que el autobús se fuera por el barranco.

Es un desfortunio que no murieran todos pero bueno, no es como si volvieran a tocar más nunca en su vida.
Los policías no podían en contrae pruebas de nada contra su persona. Nada de lo que pudiera hacer Fugaku Uchuha para querer inculpar la sería suficiente. Ese depravado de Orochimaru y sus secuaces saben muy bien lo que hacen.

La muerte observaba a la mujer frente a él, sin duda alguna, está alma tan retorcida debía ser reclamada cuanto antes.

La puerta de la oficina de la mujer se abrió, exaltada se levantó de su asiento queriendo saber quien carajos trataba de perturbar su paz.

La muerte sonrió satisfecha viendo toda la escena, el gato estaba parado en una esquina con una mirada maquiavelica, Kaguya, que estaba asustada, se relajo pensando que todo estaría bien.

— ¿Qué diablos quieres? —Espetó relajando la postura—. Te di todo lo que querías, ahora déjame en paz, Orochimaru.

El azabache de piel lechosa no respondió, chasqueo los dedos y con ello salieron varias personas a quien la mujer les había arrebatado todo.

—Veras, Kaguya, resulta que... hay personas que me pagaron incluso mejor que tú.

—Eres un...

—No me mal entiendes querida —se mofo—. Resulta que tu tío ofreció una mejor paga, no matarte, pero si dejarte en un estado deplorable.

El pelo negro salió de ahí dejando a todo aquel que quisiera hacer estragos con la mujer, la policía militar sólo estaba al tanto de que ella era culpable, pero sería grata la sorpresa si la ven retorciendose y arrepintiendose.

La albina que de por si era blanca, estaba peor, trago en seco, apretó los dientes, presionó un botón rojo, era la vía de escape que mando a poner en su ofinia. ¿Sorpresa? Estaba desmantelada, con antelación, el pelinegro sabía que usaría esa vía de escape, fue lo primero en que pensó antes de entrar al edificio.

La muerte se retiro de la habitación dándole una última da ojeada al gato, este asintió sabiendo a qué se refería.

La muerte se retiro de la habitación dándole una última da ojeada al gato, este asintió sabiendo a qué se refería

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