Capítulo 1

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Allison

Alejandra y yo nos casamos mientras aún estudiábamos la universidad, nos amábamos tanto que no quisimos esperar y sus padres nos obsequiaron un lindo departamento, dijeron que era nuestro regalo nupcial. Meses después me titulé y comencé a trabajar en una importante armadora de autos eléctricos, fui la mejor de mi generación, por ello me fue fácil obtener un empleo donde día a día ponía a prueba mi intelecto y desafiaba mis capacidades. Para en ese momento y desde mi perspectiva, la vida estaba resuelta, no necesitaba más, pero para Ale comenzaron quizá, los peores momentos de su vida, ya que una calurosa mañana de Marzo, su padre, el señor Rivera, falleció. Un día y mientras cepillaba sus dientes, su corazón decidió no latir más y se detuvo de súbito. La señora Mónica, quien regresó a casa dos horas mas tarde, encontró a su esposo tirado sobre el piso del baño; no logró despertarlo. Cuando los servicios de emergencia llegaron, fue solo para declararlo muerto. La noticia, el sepelio y las semanas subsecuentes fueron devastadores, pero luego de un año y en pleno aniversario luctuoso, mi querida esposa volvió a recuperar los ánimos y expresó su deseo de ser madre. Ella quería vivir la experiencia de que un pequeño ser creciera en su vientre y todo cobró más fuerza cuando Esther, su mejor amiga quedó embarazada. Yo lo vi como la oportunidad perfecta para recuperar mi estupenda mi vida marital, así que una mañana programé una cita en una clínica especializada y hablamos con un médico experto en temas de fertilidad y todo estuvo genial, excepto el costo de ese procedimiento. Mi sueldo era bueno, pero no lo suficiente, por lo que hice una solicitud para obtener un préstamo bancario.

Una tarde, pedí permiso para retirarme un par de horas antes. Compré una botella de vino y esperé a que Alejandra llegara de la universidad.

-Hola princesita- la recibí.

-¿Saliste temprano?- revisó la hora.

-Solo pedí permiso porque tengo una excelente noticia para ti.

-¿Cuál?- terminó por dejar su bolsa y la carpeta sobre el sofá.

Destapé la botella de vino, tomé dos copas, serví y le entregué una a ella.

-Me autorizaron el préstamo- brindamos.

-¿Cuál préstamo?

-El que pedí para el tratamiento de inseminación.

-¿En serio?

-Mañana programaré la cita con el médico y empezaremos con el proceso.

-¿No te parece que es muy pronto? Aún faltan varios meses para mi graduación.

-Recuerda que nos dijeron que será un tratamiento largo y que debías someterte a varios estudios previos.

-Lo sé, pero soy joven. No creo que tengamos tantos inconvenientes.

-Tarde o temprano debemos iniciar- me acerqué- ya quiero que haya un bebito creciendo dentro de ti- acaricié su vientre.

-Pero acordamos que sería hasta después de titularme.

-Princesita, ¿qué tienes?

-¿De qué?

-Hace unas semanas, cuando lo platicamos, estabas más que feliz e incluso acordamos que si es niño, se llamaría César como tu papá y ahora cuando todo puede ser posible, te noto con dudas.

-Es que...

-¿Qué ocurre?- liberé nuestras manos y sujeté las de ella.

-Pasó algo en la universidad.

-Dime.

-Todavía no es oficial, pero fui seleccionada para ser parte de la selección femenil de vóleibol.

Historias del Universo LesbicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora