Fabiola
Cuando mis padres se divorciaron, yo era una adolescente. la verdad es que agradecí mucho la decisión porque llevaban varios meses en peleas y vivían prácticamente enemistados, por lo que el divorcio le vino bastante bien a la familia. Mi mamá y yo nos quedamos en la casa donde vivíamos y mi papá se mudó a un departamento un poco lejos, pero dentro de la misma ciudad. Al principio lo veía a menudo, pero con el paso de los meses e incluso años nuestros encuentros eran cada vez más escasos, quizá porque al crecer elegí mi propio camino. Aun así, nos mensajeamos a menudo.
Y respecto a mi madre, ella y yo tuvimos que reestructurar nuestra dinámica familiar y adaptarnos a todos los cambios que el divorció derivó y de esa manera llegó a mi vida la música y el baile porque ella amaba bailar. Cada que acudíamos a fiestas, mis padres no paraban hasta que la música dejaba de tocar, pero ante su separación, ella no renunció a su pasión y decidió enseñarme para convertirme en su nueva pareja de baile. De primera instancia no me agradó la situación, pero con el paso del tiempo agradecí lo aprendido, porque en la mayor parte del tiempo me tocó marcar las pisadas que regularmente hace un hombre, lo que provocó que siempre hubiese mujeres invitándome a bailar. Quizá eso ayudó a qué mi proceso de aceptación y autorreconocimiento como mujer lesbiana fuera más fácil de transitar.
Con el pasar de los años, me vi instalada en la rutina de siempre bailar las mismas pisadas y marcar las mismas vueltas, así que decidí tomar clases de baile con maestros profesionales y recordé que cerca de mi trabajo, meses atrás habían inaugurado una academia donde enseñaban varios ritmos y estilos, por lo que una tarde de jueves, acudí a pedir informes. La escuela era más pequeña de lo que parecía por fuera. Lo primero que hice fue echar un vistazo a través de los pocos espacios que había en los ventanales porque estos estaban cubiertos casi en su totalidad con letras de vinil en los que indicaban las clases y los horarios de cada uno y en ese momento, en el interior, había varias parejas de personas adultas bailando música de bachata y a pesar de que la habitación estaba a full, mis ojos se posaron sobre el cuerpo de la mujer que bailaba con un estilo más candente y sensual. Me quedé embobada admirando ese fabuloso contoneo de caderas y cuando la música terminó y todos los danzantes pararon, decidí entrar. Sujeté la perilla de aquella puerta de cristal y la giré, por el ruido tan peculiar que hizo al abrir, provocó que todos me observaran, incluso la linda mujer que segundos antes contemplé.
—Hola— saludé.
—Buenas tardes— la bella fémina que me gustó, me recibió— ¿vienes a pedir informes?
—Si— respondí.
Revisó el reloj de traía en su muñeca izquierda.
—La clase esta por terminar, ¿me esperas cinco minutos?
—Claro.
—Al fondo hay sillas— señaló— toma asiento.
—Gracias— caminé.
—Ultima canción, chicos— dijo y la melodía salió por los altavoces.
¡Genial! La mujer que bailaba de manera especial y la instructora que me enseñaría a perfeccionar mi estilo: eran la misma persona. Sonreí feliz y volví a admirar sus hipnotizantes movimientos.
Varios minutos después, las parejas se retiraron, pero otras más llegaron.
—Hola, otra vez— la profesora llegó conmigo— gracias por esperar. Bienvenida a Dancing.
—Gracias.
—Disculpa, ¿ya nos conocemos? — interrogó.
—No, creo que no— respondí dudando.
—Siento que ya te había visto.
—Paso por esta calle todos los días, cuando voy para mi trabajo.
—¿Dónde trabajas?
—En la farmacéutica que está al final de la calle, en las naves industriales.
—¡Oh, ya!— expresó— y bueno, ¿qué ritmo te interesaría aprender?— preguntó.
—Ya sé bailar, solo quiero mejorar y practicar nuevos movimientos.
—¿Y qué bailas?
—De todo. Bachata, cumbia, salsa, merengue, etcétera.
—¡Excelente! Pues para adultos tenemos clase de cumbia, salsa y bachata.
—¿Tu das la clase en las tres?— me interesaba saber antes de decidir.
—Si— manifestó orgullosa.
—¿Y hay algún descuento si me inscribo a los 3 ritmos?
—Tres por dos. Pagas dos y el tercero es gratis.
—Me interesa la promoción. ¿Cuándo inicia el nuevo curso?
—El lunes.
—¿Y me puedo quedar a ver la próxima clase?
—Es cumbia, si quieres intégrate. Sirve que veo lo que sabes.
—Okey.
—¿Cuál es tu nombre?
—Fabiola.
—Mucho gusto, Fabiola. Mi nombre es Kelly— puso su mano derecha por delante.
—El gusto es mío, Kelly— correspondí y sonreí.
—Deja tus cosas sobre la silla y te veo en pista de baile.
A partir de esa tarde, acudí religiosamente a cada una de mis clases y poco a poco Kelly y yo fuimos simpatizando ya que entre clases y fuera de, comenzamos a platicar mucho sobre nuestras vidas. Así me enteré que era fisioterapeuta de profesión, por esa razón no podía abrir horarios en las mañanas ya que atendía pacientes en su consultorio y aunque su sueño siempre había sido ser bailarina profesional, tuvo que conformarse solo con enseñar, ya que una terrible lesión que su sufrió en su niñez, le impidió un correcto desarrollo en pelvis y pierna derecha, pero por ese mismo incidente, ella conoció sus dos grandes pasiones; el baile y la terapia física, ya que pasó muchos años haciendo esas dos cosas para su proceso de sanación.
Kelly también me contó que llevaba diez años casada con un hombre igual de bailador que ella, pero a él no le gustaba dar clases ya que invertía su tiempo siendo wedding planner* y algunas noches, llegaba hasta la academia de baile y se iban juntos, de esa manera lo conocí a él. Kelly y Aldo se conocieron y enamoraron cuando ambos tenían quince años y según ella, fue amor a primera vista ya que desde el día uno de esa mágica conexión, no se volvieron a separar.
Aldo, el esposo de Kelly era cero agraciado. Su nariz aguileña, frente amplia y calvicie prematura hacían un match con su cuerpo flaco y figura esquelética, pero era un imán para atraer mujeres, porque cada que iba y participa en la clase, conseguía que todas las miradas femeninas fueran hacia él y comprendía bien lo que este tipo les provocaba porque usábamos la misma estrategia; bailar y hacer reír. Combinación perfecta para enamorar a cualquier mujer.
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*es un profesional que se encarga de planificar, coordinar y dirigir todos los aspectos de una boda, antes, durante y después de ella.
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Historias del Universo Lesbico
Historia Corta×HISTORIAS CORTAS× Diferentes parejas que viven diferentes situaciones. 🏳️🌈 Algunas con contenido y lenguaje +18