Yael
Regresé al estacionamiento del bar para buscar mi coche y cuando volvía a casa, sufrí un percance con un hombre vagabundo, que de la nada, descendió de la banqueta y sin precaución alguna, caminó sobre el asfalto. Frené de súbito y las luces delanteras le iluminaron el rostro; era el hombre de la casa de antigüedades, que después de golpear el cofre con su mano y quejarse de un casi atropello, continuó su camino. Apagué el motor y descendí.
-Espere- hablé en voz alta- tengo que hablar con usted.
El hombre hizo caso omiso y siguió andando. Tuve que agregar más velocidad para alcanzarlo.
-No se valla- lo sujeté del brazo.
Él se molestó.
-Por favor, tiene que decirme como arreglo todo.
-¿Yo?
-Usted me obsequió un reloj y yo viajé en el tiempo.
-¡Oh sí!- se entusiasmó- en otra vida fui viajero del tiempo, pero ahora soy el sombrero seleccionador.
-Tiene que ayudarme.
-¿Eres pelirroja?
-No.
Gruñó.
-Entonces no eres una Weasley- siguió caminando.
-Necesito su ayuda- volví a detenerlo y él continuó delirando.
-Solo debes seguir el camino amarillo.
-¿Qué camino?
-Vuelve al inicio Dorothy Gale- se alejó.
-Mi nombre es Yael- aclaré.
El viejo alucinaba y así no me era de mucha ayuda. Regresé al auto y solo para dar vueltas por la ciudad y cuando el amanecer apareció frente al parabrisas, pasé por afuera del edificio en ruinas. Me detuve para observarlo mientras recapitulaba la fantástica vida que llevé junto a Yaz y ahora que estaba por casarse con un hombre egoísta, me cuestioné si sería capaz de vivir en esa realidad sabiendo que ella estaba con alguien más. Estaba por retirarme, cuando a lo lejos vislumbré que una mujer se acercaba; era Yazmin. Volví a bajar del auto.
-Buenos días- saludé.
-Hola- respondió.
-¿Qué andas haciendo? ¿Qué no es tu gran día?
-Salí a correr para despejar la mente.
-Tienes buen récord porque la casa de tus padres esta como a quince kilómetros.
-Estoy hospedada en un hotel a dos cuadras de aquí. Ahí será la ceremonia y la fiesta.
-¿Estas nerviosa?
-Un poco.
Guardé silencio y recordé nuestra boda.
-Y tú, ¿qué haces aquí?- interrogó.
-Ese es nuestro hogar- señalé el edificio- último piso. Departamento 2. Cada noche salíamos al balcón. Tu dibujabas y yo disfrutaba de la vista.
-No había vuelto a hacerlo hasta que apareciste.
-Imagino que lo dejaste cuando entraste a la universidad.
-Mi papá me pidió enfocar toda la atención a la carrera de leyes.
-Te dijo que el mundo necesita abogados dedicados como tú.
-Si- el brillo de sus ojos se intensificó al reconocer la frase.
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Historias del Universo Lesbico
Kurzgeschichten×HISTORIAS CORTAS× Diferentes parejas que viven diferentes situaciones. 🏳️🌈 Algunas con contenido y lenguaje +18