Capítulo 2

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Jimena

Y cual estudiante enamorada, después de cada clase buscaba a Estefanía. Me aprendí su horario escolar para conocer sus horas libres y como yo no tenía nada mejor que hacer, siempre "por casualidad" pasaba por donde ella se sentaba a descansar o a revisar documentos. Me encantaba la manera tan cariñosa que tenía para conmigo, pero su cordialidad terminaba cuando intentaba fumar o me hacia apagar el cigarrillo.

-Hola Steff- me acerqué.

-Hola amiga- retiró las lágrimas de sus ojos y dobló por la mitad una hoja que miraba.

-¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?- me senté a su lado.

-Por nada, solo dramas de mujeres cuarentonas.

-¿Puedo ayudarte en algo?- insistí. En definitiva no me agradaba verla así.

-¿Me dejas darte un consejo?

-¿Qué deje de fumar?- recordé que aún llevaba el cigarro entre mis dedos, lo apagué y me deshice de el.

-Otro aparte de ese- mostró una tímida sonrisa.

-Solo porque te hice sonreír.

-Nunca te cases.

Ella si me hizo reír y después le pregunté el por qué de su recomendación.

-Mira- me mostró la hoja que previamente dobló, la cual tenia muchas cláusulas y en una línea estaba escrita una cifra de seis dígitos.

-¿Esto qué es?

-Llevo seis meses peleando con mi esposo para llegar a un acuerdo y poder concluir nuestro matrimonio con un divorcio tranquilo.

-Y te va a pagar esto- señalé la cifra- para que aceptes.

-Ojalá, pero no. Él también es médico y hace diez años comenzamos a trabajar en un pequeño hospital. Meses más tarde se fue a la quiebra, nosotros y tres colegas más creamos una asociación para comprarlo y a los cinco nos tocó poner esta cantidad- ahora ella la señaló- y así, cada quien se quedó con el veinte por cierto de las acciones. Enrique, mi esposo, se quedó como director y lo hizo tan maravillosamente bien que al año ya se habían pagado todas las deudas y el hospital salió a flote. Poco a poco, él, siendo el hombre inteligente que es, fue comprando las acciones de los demás colegas y ahora es dueño del ochenta por ciento.

-Entonces ¿quiere comprar tus acciones?

-Él quiere devolverme lo que invertí en aquella época porque ahora mi veinte por ciento vale lo doble y por eso durante estos meses no hemos logrado un acuerdo y hoy- sujetó su celular- el imbécil me envió este correo- buscó para mostrarme- dice que estoy despedida, que no renovará mi contrato de médico en el hospital. ¿Puedes creerlo?

-Lo que no puedo creer es que estuvieras en la nómina. ¿En qué momento ejerces como médico? Te la vives dando clases en esta universidad.

-Turno nocturno, señorita Jaqueline.

-¿Trabajabas de noche?

-Y algunos fines de semana en el área de urgencias, pero para mi esposo, mi perfil médico ya no cumple con los requisitos para los futuros proyectos del hospital.

-¿Y puedo preguntarte por qué se divorcian?

-La clásica de todos los hombres.

-¿Otra mujer?

-Y mucho más joven que él.

-¿Tendrás alguna foto de ella?

-¿Por qué debería tenerla?

Historias del Universo LesbicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora