Capitulo 3

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Lauren

Los siguientes días, leí y releí hasta el cansancio la carta que mi madre biológica me dejó y con la cabeza más fría, intenté ponerme en sus zapatos y reflexioné sobre los posibles motivos que tuvo para dejarme. ¿Qué mujer abandona a su suerte a un bebé? Una mujer loca o una muy desesperada y por las líneas de su carta, empatizaba con la segunda opción.

Luego de varios días, decidí contarle a Cecilia sobre mi origen. Ella era mi mejor amiga y quizá hablar sobre el tema me vendría bien. Ocupaba desahogarme y liberarme de la fuerza que mantenía oprimido mi pecho desde la noticia. Una tarde y después de clases, nos reunimos en su casa para hacer un proyecto escolar y sin más, le mostré la vieja y desgastada hoja de papel. Ella lo tomó y leyó.

—Lauren, ¿esto que es?

—La nota que dejó mi madre biológica el día que me abandonó.

—¿La qué de quién?

—Laura y German Saavedra son mis padres adoptivos.

—¿Qué?

—Así de sorprendente es la vida.

—¡Lauren, stop! ¿Qué está pasando? ¿De qué hablas?

—Lo que acabas de escuchar, la mujer que me trajo al mundo me abandonó y lo hizo dejándome con las mejores personas que pudo encontrar.

—¿Y este papel que es?

—Su carta de despedida.

Me abrazó. Cecilia no era buena expresándose cuando de sentimientos se trataba, pero era la mejor acompañando.

—Amiga, te quiero y estoy contigo— me dijo al oído.

—Gracias.

Ella releyó la carta mientras yo limpiaba las lágrimas de mi cara.

—Oye Lauren.

—Dime.

—¿Estás segurísima de que esta hoja la dejaron para ti?

—Eso dijeron mis papás. ¿Por qué?

—Es que este texto ya lo había leído antes.

—¿Entonces tu ya sabias de mi abandono y no me lo dijiste?— sentí indignación.

—No Lauren, no conocía esa parte de tu vida. Lo que intentó decir es que este texto lo leí en algún otro lado— se puso de pie y comenzó a hurgar entre sus cosas.

—Parece un poema, así que imagino que lo copiaron de algún libro.

—De este, en específico— mi amiga dio media vuelta para volver a mirarme y sus manos cargaban el ejemplar que leía dos semanas atrás.

—Pero es ilógico porque dices que este se publicó recientemente y la carta es de cuando nací, hace diecisiete años.

—Pero coincide— ella hojeó hasta casi el final y el título de ese poema, era el mismo que tenía toda la obra literaria; buenas noches, Lauren.

Nuestra sorpresa aumento al darnos cuenta que el pasaje coincidía palabra por palabra, pero el publicado omitía la parte donde decía que moría de hambre y fue reemplazado por otra línea de despedida.

Cuando nuestro corazón se rompe, los días siguen avanzando, pero la vida se para.

Las dos nos miramos con asombro.

—Lauren, ¿y si Lorena es tu mamá?

—¿Qué? Como crees, es imposible.

—¿Por qué lo sería?

—Pues porque no, porque no vive aquí.

—Pero vivió.

—¿Y cómo lo sabes?

—Porque leí su biografía en Wikipedia, además se llaman casi igual: Lauren, Lorena.

—Mamá se llama Laura y también es casi igual.

—¿Y qué tal que las letras LTH significan Lorena Torres Hernández?

—Basta Ce, obviamente ella no es mi madre.

—Pero entonces, ¿por qué la carta que te dejaron de bebé, coincide con el texto de este libro?

—Casualidad o un vil plagio.

—¿Y si no lo fuera?— la peor pregunta que le puedes dar alguien curioso como yo.

Esa situación podía significar muchas cosas y a la vez nada, porque mi madre biológica bien podría ser la famosa guionista, pero también podría tratarse de un plagio o también cabía la posibilidad que fueran dos personas totalmente distintas, pero que entre ellas se conocieran. Los días siguientes, recapitulé mucha información sobre Lorena. Leí tantas biografías, reportajes y todo lo que había hecho los últimos siete años que ya me sentía parte de su vida.

Lorena había saltado a la fama de un día para otro. Ella pasó de ser una empleada de sucursal bancaria a convertirse en la escritora del momento, pero no lo logró sola, porque su éxito tenía nombre y apellido; Pilar de la Vega, ella era una discreta, pero prometedora directora que forjaba su carrera haciendo documentales y durante un tiempo estuvo casada con un afamado director de cine, solo que, al divorciarse, encontró consuelo en los brazos de Lorena. Por lo que no dudaron en unir su amor y luego sus talentos. 

Historias del Universo LesbicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora