Capítulo 5

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Ericka

Estábamos a un mes de que fueran los juegos olímpicos en Madrid, España y esa mañana, Alex se dio la oportunidad de ir a visitarnos al centro de alto rendimiento donde entrenábamos. Habían pasado dos meses desde la última vez que hablé con ella cuando me culpó de todo.

Recuerdo que la vi entrar, ella iba sentada en su silla de ruedas y Carlos fue el medico que la federación le asignó para su rehabilitación, iba detrás.

El coach interrumpió la rutina y pidió que nos acercáramos yo quedé hasta atrás junto con Marissa, mi compañera de entrenamiento.

-Silencio por favor, Alexa quiere decirles algo- dijo en voz alta.

Alex era una mujer de piel blanca pero ese día se veía mucho más. Usaba una playera tipo polo color rosa pálido y un pants deportivo del mismo color. Ella comenzó a decir unas palabras de motivación, en ocasiones sus ojos se llenaban de lágrimas pero nunca se detuvo.

-Me encantaría ir a verlos competir pero estoy por tomar un vuelo a Barcelona. Debo iniciar con mi rehabilitación física.

Fue la única parte de toda su charla que llamó mi atencion y tras unas palabras que algunos compañeros le dedicaron, ella debía marcharse mientras Marissa me alentaba para ir hablar con ella.

-Ericka tienes que hacer algo, no puedes dejar las cosas así.

-No tengo nada de que hablar con ella.

-¿Te has preguntado qué pasará si no la vuelves a ver?- seguía insistiendo- se irá con el idiota de Carlos. Sabes que él siempre ha estado interesado en ella.

Los compañeros se despidieron y uno a uno volvió al entrenamiento.

-¡Alex, espera!- gritó Marissa al mismo tiempo que puso su mano sobre mi espalda y me empujó hacia delante.

No tuve otra opción más que seguir caminando hacia Alexa. Carlos y el coach se apartaron para darnos espacio.

-Hola Alex- la saludé.

-Hola Ericka- me respondió.

Me puse en cuclillas frente a ella y tomé su mano.

-Discúlpame- la solté y me quité los guantes que usaba para entrenar, limpié el exceso de humedad de mis manos y volví a sujetarla- ¿cómo estás?

-Entre más se acerca la fecha de los olímpicos más frustrada me siento.

-Tómalo con calma. Simplemente tus prioridades cambiaron, ahora tu objetivo es tu recuperación.

Ella suspiró.

-¿Y cuánto tiempo estarás en Barcelona?- continué.

-De manera indefinida. Toda mi rehabilitación será allá.

-¿Puedo ir a visitarte?

-Te agradecería que no lo hicieras. Deseo hacer esto sola.

Tenía tanto que decirle pero no lograba ordenar mis pensamientos, hablé de otra cosa.

-Alex, ¿te acuerdas cuando fuimos a la fiesta de Nancy?

Me sonrió antes de responder.

-Éramos un par de adolescentes.

-Y fue a la única que fui porque jamás volvió a invitarme.

-Yo tampoco volví a asistir porque no iba a ir sin mi mejor amiga- colocó su otra mano sobre la mía.

-Y no recuerdo si en algún momento te agradecí por haberme defendido aquella noche, por haberme llevado a tu casa y dejarme quedar contigo.

Volvió a reír.

-Pero te aseguro que ese hecho marcó mi vida por siempre porque aquella noche, no solo me abriste las puertas de tu hogar sino también de tu familia.

Las lágrimas mojaron sus mejillas y mi nostalgia apretó mi garganta.

-Aquella noche me abriste las puertas de tu vida- hice una pausa para respirar- y te aseguro que esa acción de cuidarme me convirtió en la mujer que ahora soy.

Limpié algunas de sus lágrimas con mis manos. Alex continuó callada.

-Y desde hace unas semanas entendí que mereces un amor que no te lastime- toqué suavemente su pierna derecha, a la altura de su herida- mereces un amor honesto y que no te llene de mentiras y claramente ese amor, no puedo ser yo.

Guardé silencio. No pude seguir hablando y así permanecimos hasta que Carlos se acercó a nosotras.

-Tenemos que irnos- le dijo y le entregó un folder cerrado.

-En un momento- le respondió.

-Todo estará bien, solo sigue creyendo en las palabras que siempre te decía tu madre "Un triunfador es aquél que se levanta cuando el resto no puede"

-Eso nos lo decía a ambas.

-Pero en esta ocasión las necesitas más tú.

-Kika, ¿puedo pedir un favor?

-Los que necesites.

-Entrégale esto a tu mamá- puso el sobre en mis manos- son papeles del hospital.

-Okey- los tomé.

Me levanté, acaricié su mejilla y le di un beso, muy cerca de sus labios.

-Te amo- le susurré al oído.

Ella no emitió palabra alguna y me coloqué mis guantes.

-Tengo que volver al entrenamiento.

Le sonreí por última vez, di media vuelta e intenté alejarme pero Alex pronunció mi nombre una vez más. Suspiré antes de volver a mirarla.

-¿Si?

-Yo también te amo.

-Lo sé nena pero te tienes que ir.

Carlos se acercó a ella y se la llevó. Yo solo la vi marcharse. Le pedí al coach que guardara el sobre que me había entregado Alex y volví al entrenamiento.

Fin

Fin

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