Capítulo 4

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Allison

Después del accidente, para mi fue como si la vida me brindara una segunda oportunidad. Renuncié a mi querido empleo porque Ale, Alejandro y yo, nos tuvimos que cambiar de ciudad. Un juez emitió una orden de aprehensión en contra de Héctor por intento de homicidio, solo que este tipo desapareció el mismo día del accidente y hubo una más, pero fue de protección, por si pretendía acercarse a nosotros y poco después de que Alejandro cumplió siete meses y en la recepción de un hospital, mi pasado revivió; me reencontré con Jimena. Ella se miraba esplendorosa e incluso me presentó a su pareja y semanas más tarde, las visitamos. La doctora Estefanía era muy amable y nos brindó su ayuda en las dos crisis de asma que el bebé sufrió y cuando la noche comenzó a ser más densa, nos invitó para quedarnos a dormir en su casa ya que por el antecedente clínico de nuestro hijo, no era recomendable salir al frío exterior. Las dos aceptamos y agradecimos. Nos acomodamos en una habitación, pero yo necesitaba algo más y no se por qué, pero quería platicar con Jimena, salí del cuarto y ellas aún permanecían en la sala.

-Hola Al- notó mi presencia- ¿les hace falta algo?

-Estamos bien, pero ¿me regalarían otra copa de vino?

-Ahora la traigo- la doctora se ofreció y se dirigió a la cocina.

-¿Estás bien?

-Si.

-¿Qué tienes?- Jimena descubrió un poco de la tristeza que aún agobiaba mi alma.

-¿Podemos platicar?

Antes de darme su respuesta, revisó la hora en su reloj. Ya era tarde y entendería si no quisiera hacerlo, pero en ese momento Estefanía volvió con lo que le pedí y trajo una porción adicional en otra copa.

-Toma- me entregó una y la otra fue para Jimena.

-Gracias cariño- recibió.

-¿Necesitas algo más?- la pregunta fue para mí.

-No, gracias.

-Estaré en la habitación- besó a Jimena.

-Buenas noches doctora- la despedí.

La miramos partir, luego brindamos y bebimos.

-¿Y cómo les va de mamás?- inició.

-Para ser honesta, hubiera preferido una realidad diferente, pero es la que me tocó.

-Si pudieras, ¿qué cambiarias? ¿A la mamá?- bromeó.

-Al padre- respondí.

-¿Por qué?

-Es un ser repugnante.

-¿No fueron a una clínica de fertilidad?

-No.

-¿No hubo donante anónimo?

-Tampoco.

-¿Entonces?

-El padre de Alejandro es un hombre bastante mayor.

-¿Ustedes así lo eligieron?

-En su último año de universidad, Ale fue elegida para pertenecer a la selección nacional de voleibol e iba a tener la oportunidad de participar en los juegos olímpicos.

-¿Los olímpicos? ¡Wow! Que fantástica noticia.

-Las dos estábamos felices, pero todo cambió cuando conoció al director del comité olímpico. Un hombre cincuenta años.

-¿Alejandra fue infiel?- su asombro fue evidente.

-El karma me alcanzó, profesora Alvarado- intenté no llorar y bebí de mi copa.

Historias del Universo LesbicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora