Capítulo 1

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Elisa

Hora 8.45am

-Buenos días- una mujer portando uniforme de policía se acercó a mí.

No respondí su saludo. Yo estaba molesta porque no se me permitiría retirar hasta que ella apareciera.

-¿Cuál es tu nombre?- me preguntó y su acento español lo descubrí de inmediato.

-Elisa Gallardo.

-Hola Elisa, soy la oficial Helena Martín. ¿Sabéis el lio que armaste?

-Si estoy en problemas, quisiera hablar con un abogado- pedí.

-Estais de suerte porque yo soy tu abogado, tu juez y tu verdugo ¿necesitas algo más?

No encontré respuesta a esa pregunta.

-Ahora dime, ¿qué relación teneis con el agredido?

-No lo conozco.

-¿Por qué le has atacado?

-Él abofeteo a la chica- miré al otro lado de la calle donde estaba una mujer sollozando y era custodiada por un policía.

-¿La conocéis?

-No.

-Entonces déjame entender esta situación- se mostró confundida- ¿le rompiste la mano y la nariz a un tío que no tienes ni puta idea de quién es?

-Los escuché discutir, me acerqué para preguntarles si podía ayudarles en algo, pero el imbecil me gritó y después abofeteó a la chica porque no dejaba de llorar.

-¿Quién coño eres?

-Soy una mujer capaz de defender a una persona que está siendo abusada por algún idiota que se cree superior.

-¿Y fue cuándo lo atacaste?- creo que la oficial entendió mi postura.

-Le pedí que se calmara pero él intentó agredirme. Detuve su mano antes de que me golpeara y le apliqué una llave básica de defensa personal. La ruptura de su mano y nariz, fue una reacción en cadena.

-¿Estáis de coña?- me preguntó.

-¿Qué dijo?

-Lo que me acabas de contar debe ser una puñetera broma- la oficial comenzó a reírse.

-¿Se está riendo de mí?- pregunté.

-No, disculpa- dejó de hacerlo- solo intento recrear la escena que acabas de describirme porque no te creo.

-Es parte de su trabajo no creerle a las víctimas, por eso hay demasiados delincuentes libres por las calles.

-¡Joder! Ofendí a la mujer maravilla- bromeó con el policía que estaba cerca de nosotras y después me sujetó con ambas manos de mi suéter, a la altura del pecho- en tu puta vida me vuelves a hablar así, ¿entendido?

-Si oficial- por lo regular no suelo temerle a nada, ni a nadie pero ella logró intimidarme. Además me sentí en desventaja porque esa mujer uniformada era la autoridad.

Historias del Universo LesbicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora