Capítulo 4

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Alejandra

Por fin llegó el lunes y eso significaba que volvería a ver a Allison, ya sea en el entrenamiento o en algunos de los pasillos del colegio, pero si eso ocurria ella estaría con el fastidioso de Dante y su sucia lengua dentro de su delicada boca. Por fortuna, volvimos a vernos al término de las clases cuando inició el entrenamiento. Ella tomó su tradicional silbato y emitió su peculiar sonido y organizó a las chicas para armar un duelo.

-Rivera, estarás conmigo bloqueando.

-Pero yo soy líbero- le respondí.

-A partir de hoy ya no- me sonrió.

-Gracias.

Allison media un metro con sesenta y ocho centímetros, un centímetro más que yo. Eso, más los centímetros que nos separan del suelo al brincar más la fuerza física que teníamos en los brazos, logramos formar una gran dupla. En la defensa éramos una muralla y al ataque fuimos imparables y cuando tuvimos un receso de diez minutos, tomé asiento sobre las gradas para descansar y Allison se acercó a mí.

-Después de entrenar, ¿te gustaría ir a mi casa?

-¿A tu casa? ¿A qué?- me sorprendí con su invitación.

-Es que quisiera tocar temas un poco más orales contigo- su lengua recorrió todo su labio superior.

-Sí, claro.

-Perfecto.

Se levantó y el entrenamiento se reanudó.

-Rivera eres buena bloqueando pero veamos si puedes detener mis balones.

Eso significaba que ahora ella estaría en el equipo contrario y por mas que lo intenté, no logré concentrar, solo me preguntaba a qué temas se refería. ¿El vóleibol también incluía teoría? ¿Acaso no era solo práctica? ¿O que más quería tratar conmigo? ¿Me explicaría el arte del bloqueo? Mi cabeza, otra vez, se llenó con un sin fin de cuestionamientos.

-¿Nos vamos?- me preguntó al terminar el entrenamiento y me ayudó a guardar mis cosas.

-Si. Voy por mi coche y te veo afuera.

Cuando ella abordó mi auto, el olor a sudor combinado con su fragancia de cítricos inundó por completo el interior y tras casi treinta minutos de camino, me di cuenta que ella vivía lejos del colegio, pero el tiempo se volvió insignificante cuando en cada semáforo que nos detenía, ella tomaba mi cara para besarme. Comenzaba a ser toda una experta en besos y sus labios fueron mis mejores maestros.

Al llegar a su hogar, notamos que otro auto estaba frente a su puerta. Él conductor permaneció en el interior y al vernos, descendió.

-Dante, ¿qué haces aquí?- Allison le cuestionó- acordarmos no vernos el día de hoy.

-Y ella ¿qué hace aquí?

Obviamente se refería a mí.

-Le pedí que viniera porque a partir de hoy estará bloqueando conmigo y quiero explicarle las estrategias que tengo en mente.

-¿Puedes pedirle que se valla?

-No, ¿por qué lo haría?

-Por hoy estoy muy caliente y siento que los huevos me estallarán de las ganas que tengo de coger contigo.

-¡Cállate Dante! Ella es menor de edad.

-Allison, si quieres otro día hablamos- le sugerí al darme cuenta que yo sobraba.

-No Alejandra. Necesito explicarte hoy porque en unas semanas inician las olimpiadas estudiantiles.

-Ally por favor. No me puedes dejar así- se acercó para abrazarla.

Historias del Universo LesbicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora