Parte cinco

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—Esa tarde solo terminé de hacer la compra, le pedí a mi papá que lleváramos a Lucy a su casa y le dije que lo invitaba a cenar. Él se sorprendió y creyó que le iba a pedir dinero o que me comprara otra cosa, pero no, solo le comenté que quería pasar una linda velada a su lado. Fuimos a cenar y le pregunté sobre él y sobre su vida, pero sobre todo, si se había enamorado de alguien más después de su divorcio. Me contó que tuvo un par de relaciones, pero nunca prosperaron porque su prioridad siempre había sido yo. Sujeté su mano y le dije que le daba permiso de encontrar a alguien a quien amar, que lo apoyaba y que fuera quien fuera su amor, yo siempre sería su hija y lo amaría toda la vida— limpió las lágrimas de sus ojos antes de continuar— al día siguiente, llegué temprano a la casa de mi mamá y seguía sin contarme nada y aunque intenté sacar el tema, ella le daba la vuelta. Realmente le costaba abrir su corazón y atreverse a salir del closet, por así decirlo y así estuvimos en ese estira y afloja, hasta que una tarde de lunes me dijo que no quería cocinar y que comeríamos fuera. Fuimos al restaurante donde Katia trabajaba, nos asignaron una mesa y recuerdo que mi mamá durante nuestra platica mensajeó un par de veces y yo veía en sus ojos las ganas de contarme algo, pero no se atrevía, así que decidí ayudarle. Después de comer, pedí el postre y en lo que esperábamos a que lo llevaran, fui al baño y al salir, le dije a un mesero que deseaba hablar con la chef repostera. Él entró a la cocina, yo regresé a la mesa y Katia apareció segundos después. No se pierdan la parte que continua porque se pone interesante.

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