Capítulo 4

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Alejandra

Cuando mi madre llegó hasta mi habitación para decirme que Allison suplicaba por verme, de primera instancia me rehusé a recibirla pero insistió tanto que me convenció. Me dijo que por muy grande que fuera el error, todos merecíamos ser escuchados. Cuando acepté y bajé, pensé que la encontraría sentada en algún sillón de la sala pero no, ella estaba por fuera de la casa.

-Hola princesita- se apresuró a recibirme entre sus brazos pero no le correspondí. Yo sentía tanto dolor que la tristeza comenzó a salirme de los ojos disfrazada de lágrimas- perdóname por favor- repetía.

-¿Por qué Allison?- me armé de valor- ¿por qué lo hiciste?

-Soy una tonta. Por favor, perdóname.

-Dime ¿por qué lo hiciste?

-No lo sé. Paso tanto tiempo lejos de ti que me fue muy fácil decirle que sí.

-Pasamos el mismo tiempo separadas.

-Si pero tu estas aquí, con tu familia, con la mía y yo allá estoy sola, no tengo a nadie.

-La tienes a ella.

-Por favor Ale, perdóname.

-Una vez juraste que nunca me ibas a mentir y el sábado rompiste esa promesa.

-Te amo tanto que no quiero perderte- nuevamente me abrazó y otra vez no le correspondí- y te hice una tarjeta- se alejó de mi para buscar en el interior de la mochila que llevaba en su espalda. Colocó en mis manos un sobre de tamaño mediano pero así como lo recibí, lo rompí y coloqué los trozos resultantes en su mano.

-No me vuelvas a buscar- le exigí.

-No me dejes princesita, yo te necesito. Tú eres todo para mí.

-Eso debiste pensar antes de hacer lo que hiciste.

Quizá en la desesperación de saber que yo no quería volver a verla, comenzó a besarme.

-¿Qué te pasa?- la rechacé y la empujé para alejar nuestros cuerpos.

-Ale, no quiero perderte.

-Que seas el pasatiempo de alguien más no te da el derecho de pretender que yo seré el tuyo.

-Tú no eres mi pasatiempo, tú eres todo lo que yo más amo en esta vida.

-Vete por favor- retrocedí para ingresar a casa e intenté cerrar la puerta, pero ella lo impidió y creo que empezamos a causar algo ruido y mucho disturbio porque mis padres decidieron intervenir y mi papá al verme tan triste salió en mi defensa.

-Allison, no sé que ha pasado entre mi hija y tú, pero si no quiere verte sus motivos tendrá y debes respetarlos.

-Solo quiero hablar con ella cinco minutos más.

-Hija- mi papa me observó- ¿quieres seguir hablando con Allison?

Le respondí que no moviendo mi cabeza y abracé a mi mamá para intentar ocultar mi rostro lleno de lagrimas.

-Ale- ella suplicó- no me dejes.

-Allison- mi padre volvió con ella- ¿Quieres que te lleve a tu casa?

-No señor. Mi mamá ni siquiera sabe que estoy aquí. Debo tomar el autobús porque mañana tengo clases.

-¿Quieres te lleve a la central?

-No, gracias. Esperaré a que pase un taxi.

-Déjame llevarte- mi padre ahora miró a mi mamá- ahora vuelvo.

Historias del Universo LesbicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora