Capítulo 4

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Jimena

Al día siguiente, llegamos al auditorio donde se llevaría a cabo la competencia e infinidad de gente se congregó para presenciar aquel evento y el lugar, de un momento a otro se abarrotó.

Los enfrentamientos empezaron poco después y para el tercer encuentro, Ericka apareció. Se miraba increíble portando su uniforme blanco, la cinta negra anudada a la cintura y encima el peto protector. La careta de color azul la llevaba en su mano izquierda, con la derecha me saludó y con su boca me regaló la mejor de sus sonrisas. Me encontró al instante porque estábamos detrás de sus compañeros de federación, algunos ya habían participado el día anterior y otros lo harían al día después.

-¿La conoces?- Nerim se dio cuenta de esa acción.

-¿Y quién no? Es Ericka Astorga, fue campeona olímpica hace ocho años.

-Mi pregunta correcta sería, ¿por qué ella te conoce?- se cruzó de brazos.

-Porque nos conocimos hace unos días.

-¿En dónde?

-En la calle.

-¿Y por eso ahora te interesa tanto el taekwondo?

-Sabes que gustan los deportes, en general.

-Pero tú solo hablas de vóleibol.

-A partir de ahora ya no.

-Ella es ese alguien que te consiguió los boletos, ¿verdad?

-Creo que me los merecía, la ayudé cuando estaba perdida además fui su guía turística. También conocí a algunos de sus compañeros que están asientos más adelante- le señalé con mi dedo índice.

-¿Y cómo la conociste?

-Bebé, te contaré todo lo que quieras saber cuando estemos en la casa, ¿vale? Porque ahora competirá y te puedo asegurar que estoy más nerviosa que ella.

No le había convencido mi respuesta y en su rostro se notó pero al final de todo estuvimos bien durante el día.

Y en cada combate, la competencia estaba más y más intensa y ante todo pronóstico, Ericka logró llegar a la gran final y se enfrentaría a su tan temida rival; la española y actual campeona Maite Álvarez.

En la primera ronda del combate, Ericka lo ganó y con eso se llenó de muchísima motivación. Todos sus golpes estaban siendo muy certeros pero a la mitad de la segunda ronda y después de dar una patada se lastimó el tobillo y cayó lesionada. Una chica, que imagino era su médico, corrió a ella para auxiliarla, y en menos de un minuto ya estaba otra vez de pie. El combate se reanudó y yo no paré de gritar para mostrarle mi apoyo, muy probablemente no me escuchó porque la española tenía más público a su favor. Lamentablemente en esa ronda, Ericka perdió así que todo se definiría en la tercera parte y antes de empezar me percaté que su entrenador hablaba con ella y Ericka solo limpiaba las lágrimas de su rostro mientras movía su cabeza como si estuviera respondiendo que si a todo. Creo que Alexa era el tema central.

El referee llamó a ambas chicas al centro del tatami y Ericka entró con un nivel de motivación demasiado alto porque desde que les dieron luz verde para iniciar el combate, ella no dejó de tirar golpes, dejando sin posibilidad a la española quien solo se limitó a defenderse en lugar de atacar. Y así mi nueva amiga taekwondoin se consagró como campeona olímpica. No puede evitar llorar de la emoción y Nerim no sé si por pena ajena o porque también sentía la emoción del momento, me abrazó.

Busqué con la mirada a Ericka y ella estaba de nueva cuenta con su entrenador, quien con su mano derecha le señalaba algo o alguien en medio de la tribuna aledaña a donde nosotras estábamos y el rostro de Ericka cambio totalmente porque a pesar de que había ganado, no estaba feliz pero se alegró cuando notó peculiar presencia entre el público. Dejó caer su careta azul al suelo y corrió hacia al cerco de seguridad que había en el auditorio, el cual solo era una barrera de aproximadamente un metro de altura y que de un salto la cruzó. Llegó a las escaleras de las gradas y las subió con mucha rapidez mientras se iba quitando los guantes de sus manos. Se metió entre la gente y llegó hasta donde estaba una chica de pie apoyada con un bastón. Ericka la sujetó del rostro e hizo lo único que debía hacer; besarla, porque esa chica era Alex, su Alex.

Mis lágrimas otra vez se hicieron presente y aparecieron deslizándose por mis mejillas.

Dos chicos voluntarios que estaban cerca llegaron a las chicas, no sé qué le dijeron pero por los movimientos de sus manos creo que le pedían a Ericka volver al centro del lugar donde acomodaban las cosas para llevar a cabo la ceremonia de premiación y entrega de medallas. Ericka abrazó a unas personas que estaban cerca, al parecer eran su madre y los padres de Alexa, tal como lo había pronosticado. Y cuando todo terminó, abandonamos el lugar. Yo aún seguía con todos los sentimientos a flor de piel.

-¿Ya me contarás cómo la conociste?- Nerim insistió con el tema.

-Accidentalmente hice que tirara su celular mientras ella buscaba la estación de tren en maps.

-¿Y luego? ¿Qué más pasó?

Caminé dos pasos más rápido para quedar frente a ella y detener su andar.

-Nerim Fuentes ¿estás celosa?- coloqué mis brazos sobre sus hombros y ella me sujetó de la cintura.

-Eso parece.

La besé, la amaba demasiado.

-¿Y puedo pedirte un favor?

-Claro- respondió.

-Si algún día dejo de amarte, solo mírame como lo haces ahora que tus ojos grises se encargarán de volver a enamorarme.

-¿Paso algo más entre tú y ella que yo deba saber?

-No mi cielo. Solo cenamos juntas un par de veces y recorrimos la ciudad de noche.

-¿Solo eso?

-¿Acaso no viste lo mismo que yo? Ella tiene pareja, además yo estoy contigo y no necesito a nadie más.

Ahora fue ella quien me besó.

-Te ves demasiado sensual cuando estas celosa y si pudiera, te arrancaría la ropa y te comería a besos en este momento.

-¿Puedes mantener ese pensamiento hasta llegar al departamento?

-Ese es mi secreto princesa- me acerqué a su oreja- te deseo todos los días de mi vida- la mordí.

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