Jimena
Al día siguiente, llegamos al auditorio donde se llevaría a cabo la competencia e infinidad de gente se congregó para presenciar aquel evento y el lugar, de un momento a otro se abarrotó.
Los enfrentamientos empezaron poco después y para el tercer encuentro, Ericka apareció. Se miraba increíble portando su uniforme blanco, la cinta negra anudada a la cintura y encima el peto protector. La careta de color azul la llevaba en su mano izquierda, con la derecha me saludó y con su boca me regaló la mejor de sus sonrisas. Me encontró al instante porque estábamos detrás de sus compañeros de federación, algunos ya habían participado el día anterior y otros lo harían al día después.
-¿La conoces?- Nerim se dio cuenta de esa acción.
-¿Y quién no? Es Ericka Astorga, fue campeona olímpica hace ocho años.
-Mi pregunta correcta sería, ¿por qué ella te conoce?- se cruzó de brazos.
-Porque nos conocimos hace unos días.
-¿En dónde?
-En la calle.
-¿Y por eso ahora te interesa tanto el taekwondo?
-Sabes que gustan los deportes, en general.
-Pero tú solo hablas de vóleibol.
-A partir de ahora ya no.
-Ella es ese alguien que te consiguió los boletos, ¿verdad?
-Creo que me los merecía, la ayudé cuando estaba perdida además fui su guía turística. También conocí a algunos de sus compañeros que están asientos más adelante- le señalé con mi dedo índice.
-¿Y cómo la conociste?
-Bebé, te contaré todo lo que quieras saber cuando estemos en la casa, ¿vale? Porque ahora competirá y te puedo asegurar que estoy más nerviosa que ella.
No le había convencido mi respuesta y en su rostro se notó pero al final de todo estuvimos bien durante el día.
Y en cada combate, la competencia estaba más y más intensa y ante todo pronóstico, Ericka logró llegar a la gran final y se enfrentaría a su tan temida rival; la española y actual campeona Maite Álvarez.
En la primera ronda del combate, Ericka lo ganó y con eso se llenó de muchísima motivación. Todos sus golpes estaban siendo muy certeros pero a la mitad de la segunda ronda y después de dar una patada se lastimó el tobillo y cayó lesionada. Una chica, que imagino era su médico, corrió a ella para auxiliarla, y en menos de un minuto ya estaba otra vez de pie. El combate se reanudó y yo no paré de gritar para mostrarle mi apoyo, muy probablemente no me escuchó porque la española tenía más público a su favor. Lamentablemente en esa ronda, Ericka perdió así que todo se definiría en la tercera parte y antes de empezar me percaté que su entrenador hablaba con ella y Ericka solo limpiaba las lágrimas de su rostro mientras movía su cabeza como si estuviera respondiendo que si a todo. Creo que Alexa era el tema central.
El referee llamó a ambas chicas al centro del tatami y Ericka entró con un nivel de motivación demasiado alto porque desde que les dieron luz verde para iniciar el combate, ella no dejó de tirar golpes, dejando sin posibilidad a la española quien solo se limitó a defenderse en lugar de atacar. Y así mi nueva amiga taekwondoin se consagró como campeona olímpica. No puede evitar llorar de la emoción y Nerim no sé si por pena ajena o porque también sentía la emoción del momento, me abrazó.
Busqué con la mirada a Ericka y ella estaba de nueva cuenta con su entrenador, quien con su mano derecha le señalaba algo o alguien en medio de la tribuna aledaña a donde nosotras estábamos y el rostro de Ericka cambio totalmente porque a pesar de que había ganado, no estaba feliz pero se alegró cuando notó peculiar presencia entre el público. Dejó caer su careta azul al suelo y corrió hacia al cerco de seguridad que había en el auditorio, el cual solo era una barrera de aproximadamente un metro de altura y que de un salto la cruzó. Llegó a las escaleras de las gradas y las subió con mucha rapidez mientras se iba quitando los guantes de sus manos. Se metió entre la gente y llegó hasta donde estaba una chica de pie apoyada con un bastón. Ericka la sujetó del rostro e hizo lo único que debía hacer; besarla, porque esa chica era Alex, su Alex.
Mis lágrimas otra vez se hicieron presente y aparecieron deslizándose por mis mejillas.
Dos chicos voluntarios que estaban cerca llegaron a las chicas, no sé qué le dijeron pero por los movimientos de sus manos creo que le pedían a Ericka volver al centro del lugar donde acomodaban las cosas para llevar a cabo la ceremonia de premiación y entrega de medallas. Ericka abrazó a unas personas que estaban cerca, al parecer eran su madre y los padres de Alexa, tal como lo había pronosticado. Y cuando todo terminó, abandonamos el lugar. Yo aún seguía con todos los sentimientos a flor de piel.
-¿Ya me contarás cómo la conociste?- Nerim insistió con el tema.
-Accidentalmente hice que tirara su celular mientras ella buscaba la estación de tren en maps.
-¿Y luego? ¿Qué más pasó?
Caminé dos pasos más rápido para quedar frente a ella y detener su andar.
-Nerim Fuentes ¿estás celosa?- coloqué mis brazos sobre sus hombros y ella me sujetó de la cintura.
-Eso parece.
La besé, la amaba demasiado.
-¿Y puedo pedirte un favor?
-Claro- respondió.
-Si algún día dejo de amarte, solo mírame como lo haces ahora que tus ojos grises se encargarán de volver a enamorarme.
-¿Paso algo más entre tú y ella que yo deba saber?
-No mi cielo. Solo cenamos juntas un par de veces y recorrimos la ciudad de noche.
-¿Solo eso?
-¿Acaso no viste lo mismo que yo? Ella tiene pareja, además yo estoy contigo y no necesito a nadie más.
Ahora fue ella quien me besó.
-Te ves demasiado sensual cuando estas celosa y si pudiera, te arrancaría la ropa y te comería a besos en este momento.
-¿Puedes mantener ese pensamiento hasta llegar al departamento?
-Ese es mi secreto princesa- me acerqué a su oreja- te deseo todos los días de mi vida- la mordí.
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Historias del Universo Lesbico
Short Story×HISTORIAS CORTAS× Diferentes parejas que viven diferentes situaciones. 🏳️🌈 Algunas con contenido y lenguaje +18