Capítulo 1

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Melissa

Estudié diseño gráfico y trabajaba en el departamento de marketing de un grupo automotriz. La empresa tenía alrededor de 15 agencias de autos de todas las marcas distribuidas en toda la región. Jessica, era mi compañera de trabajo, juntas nos encargábamos de toda la publicidad digital y de las redes sociales. Ella tenía casi ocho meses de embarazo, estaba por irse de incapacidad materna y antes debía de capacitar a la persona que la reemplazaría durante su ausencia pero una cosa es lo planeado y otra muy diferente lo que ocurre porque Jessy tuvo un parto prematuro así que adelantó su incapacidad y al lunes siguiente llegó su sustitución.

-Buenos días ¿tú eres Melissa?- escuché una voz femenina a mi costado.

Giré mi silla antes de levantarme y mirarla de frente.

-Si, soy yo- respondí.

-Hola, soy Nerim Fuentes- extendió su mano derecha para saludarme- seré tu nueva compañera.

Sus ojos grises me hicieron mirarla más tiempo de lo normal pero recordé que debía sujetar su mano para corresponder su saludo.

-Un gusto conocerte- le sonreí- soy Melissa Villanueva. Toma asiento- la invité.

Ella lo hizo sobre la silla que tenía a mi lado y yo regresé a la mía.

-Perdón, me repites tu nombre- le pedí.

El gris y la profundidad de su mirada acaparaban toda mi atencion.

-Nerim- ahora ella sonreía.

-¡Wow! es... es...- comencé a tartamudear.

-Raro, lo sé

-Diferente. Nunca lo había escuchado.

-Y no me preguntes el significado porque ni mi madre lo sabe. Dice que un día lo escuchó y cuando yo nací no dudó en llamarme de esa manera.

-Me agrada.

-Veo que ya se conocieron- llegó mi jefe hasta donde Nerim y yo estábamos.

-En eso estamos- le respondí.

-Mel, ¿terminaste la campaña?- se dirigió a mí- los directores están ansiosos por verla y lanzarla.

-Si, ya quedaron todos los cambios que sugeriste y le pediré a Nerim que me ayude a revisarla.

-Perfecto. Cuando terminen, me la envías y que sea antes de las once de la mañana, por favor.

-Solo dame treinta minutos.

-De acuerdo. Nerim- la observó- bienvenida.

-Gracias.

Él se retiró.

Le pedí a mi nueva compañera que se acercara un poco más pero ella se tomó muy enserio la petición porque pude sentir su respiración sobre mi oreja y mejilla izquierda y a través del monitor de la computadora, le mostré todo el proyecto.

-¿Tú hiciste todo?- la chica estaba muy asombrada por lo que acababa de ver.

-La idea principal y el concepto es de Jessy y Luis pero el diseño es totalmente mío.

-Sin duda será un verdadero placer trabajar contigo estos meses.

Tenía solo unos minutos de conocerla pero su mirada ya comenzaba a hacer de las suyas en mi cuerpo.

-Oye Melissa, esta situación del primer día en el trabajo me estresa un poco ¿puedo salir a fumar?

-Por supuesto y en lo que vuelves, iré con Luis, necesito preguntarle algo.

Las dos nos pusimos de pie al mismo tiempo y rápidamente logré percibir lo dulce de su perfume y el inconfundible olor del tabaco. Le indiqué como llegar al jardín y yo fui a la oficina del jefe.

Dentro del grupo contábamos con el servicio de comedor, Jessica y yo siempre comíamos juntas así que ahora Nerim sería mi compañera de trabajo y mi compañera a la hora de los alimentos y al término de la jornada laboral fue una verdadera sorpresa ver su gran capacidad creativa, sin duda ella era muy talentosa y con excelentes aportaciones.

-¿Quieres que te lleve a algún lado?- me preguntó al verme de pie sobre la avenida. Ella estaba dentro de su auto y yo esperaba a Esteban.

-Te lo agradezco pero no.

-Anda- insistió.

-Gracias pero ya viene mi esposo.

-Entonces la veo mañana, jefa.

-No soy tu jefa pero hasta mañana.

Ella siguió su camino.

Recientemente había celebrado mi décimo aniversario de bodas. Esteban, mi esposo también era diseñador pero él trabajaba en el área creativa de una revista deportiva de distribución nacional. Lo conocí cuando estudiábamos la educación media, tuvimos un noviazgo de algunos años y al concluir nuestra carrera universitaria, nos casamos. Esteban era demasiado perfeccionista, para él todo objeto tenía un lugar y todo lugar tenía un objeto. Además de ser demasiado rutinario,  organizado y simple. Mis días a su lado eran exactamente igual, incluso en el sexo nunca se relajaba, muchas veces llegué a pensar que ni siquiera lo disfrutaba.

Al día siguiente Nerim llegó con cafés para todas las compañeras diseñadoras, que en ese lugar en específico solo estábamos Cinthia y Cristina, ellas se encargaban de toda la publicidad impresa de todas las agencias, Nerim y yo porque Luis, el jefe de todas, tenía su oficina muy aparte.

-A ti, te traje un capuchino.

-Gracias- lo tomé.

-Y...- buscó en el interior de su mochila- un chocolate.

-No te hubieras molestado.

-Es un placer, princesa- me sonrió.

-No me digas así.

-De acuerdo jefa- volvió a sonreírme.

-Tampoco así porque no lo soy.

-Te confieso que encantaría que lo fueras.

Internamente suplicaba que dejara de mirarme como lo hacía porque sus ojos me paralizaban y los días siguientes noté que Nerim disfrutaba de singular manera la presencia femenina y a pesar de que los compañeros hombres la buscaban, ella los terminaba ignorando o rechazando y algunas ocasiones, cuando llegaba a la oficina, siempre la encontraba platicando con Lucy la chica de la recepción, además de seguir con los detalles hacia las compañeras y para mí también, aunque conmigo derrochaba demasiado entusiasmo al hacer la entrega al grado de siempre hacerme sentir nerviosa.

Internamente suplicaba que dejara de mirarme como lo hacía porque sus ojos me paralizaban y los días siguientes noté que Nerim disfrutaba de singular manera la presencia femenina y a pesar de que los compañeros hombres la buscaban, ella los termin...

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