Desde que soy pequeña suelo ponerme nerviosa por todo: Cada vez que tenía que conocer a alguien nuevo un nudo se creaba en mi estómago y empezaba a sudar. También en los trabajos y exámenes, solía olvidarme de todo lo que había estudiado por culpa de los nervios. Hasta ir a comer en público me ponía nerviosa.Así que, se imaginaran la manera en la que temblaba de camino a mi primera entrevista de trabajo real. Mis palmas sudaban mientras caminaba hacia la cafetería. Había pasado toda la mañana preparándome mentalmente, pero igualmente el nudo de mi estómago no me dejaba respirar bien.
Mi celular sonó mientras me estacionaba frente al negocio; suspire profundo y lo tome. Era mi madre intentando darme aliento con un: "¡Tú puedes Charlie! Recuerda centrarte en lo organizada que eres" y muchos emojis de corazones y caritas sonrientes. No sabía si eso me tranquilizaba o me ponía más nerviosa.
No podía negar que el local era muy bonito; parecía acogedor con sus paredes de madera y las flores amarillas que adornaban la entrada. Sobre la puerta de vidrio, un cartel con una luna relucía mostrando el nombre del lugar: "Blue Moon"
Acomode mi falda, suspirando profundamente, tratando de calmar el temblor en mis manos, y entre haciendo sonar una campana. El interior también era cálido, muy rústico, con lámparas que parecían lunas en todos lados, y una biblioteca que iría a revisar apenas me dieran el empleo. Me sorprendió ver lo vacío que se encontraba, solo había una pareja hablando bajo al lado de una ventana y un señor mayor sentado solo en una mesa.
Me acerqué a la barra, poniendo mi mejor sonrisa, intentando disimular mis ganas de salir corriendo. Allí, una chica de cabello enrulado con audífonos limpiaba unos estantes, sin prestar mucha atención a lo que pasaba a su alrededor. Trate de llamar su atención moviendo la mano.
—¿Disculpe? —Me aclaré la garganta. —¿Hola?
Al final parecí llamar su atención, haciéndola voltear. Una parte de mí creyó que me iba a gritar para interrumpirla. Pero tan solo se sacó los audífonos rápidamente y me dio una sonrisa aburrida. Cuando quedó frente a mí, me di cuenta de que era mucho más alta que yo, con ojos oscuros, tez morena y pomulos marcados. En todo el sentido de la palabra, la chica era preciosa.
—Lamentó la demora —Saludó, acomodando su cabello. —¡Bienvenida a Cafetería Blue Moon, Soy Leyla y tomaré su orden por hoy! ¿Qué desea pedir?
—Ehhh, hola. Soy Charlie, vengo por su post en Instagram, de que necesitan nuevos empleados. Quedé en que vendría hoy a ser entrevistada.
La mueca aburrida de Leyla cambió a una de sorpresa, abriendo los ojos como platos.
—¿Tú quieres trabajar aquí? —Preguntó, asentí confusa.
—¿Sí?
—Eso es nuevo. —La oí murmurar. —Pero bueno, siéntate en alguna mesa de por ahí; ya traeré a mi jefa para que te entreviste, ¿Quieres algo?
—No, muchas gracias, estoy bien.
Me senté en una de las mesas, intentando distraerme con mi celular. Note con algo de frustración que el esmalte que me había puesto esta mañana estaba todo desprolijo por habérmelo sacado de los nervios, así que la mejor opción era mostrar mis manos lo menos posible. El olor a café que venía desde la cocina era lo único que parecía mantenerme cuerda, y un poco me arrepentí de no haberle pedido un capuchino a la amable barista.
Luego de unos 10 minutos, Leyla se acercó a mi mesa, acompañada de una señora que sonreía de oreja a oreja. Me levanté del asiento con nerviosismo, asumiendo que ella me daría la entrevista
—Señora Wang, aquí está quien nos contactó por el trabajo. —La chica me miró. —¿Cómo dijiste que te llamabas?
—Charlotte, Charlotte Jackson. —Contesté rápidamente. La mujer me miró y asintió.
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Historias De Un Personaje Secundario
Teen FictionCharlie Jackson se consideraba un personaje secundario. Siempre siendo la chica que estaba ahí para todos, se conformó con observar las historias desde afuera con el simple rol de acompañante. Porque eso hacen los personajes secundarios: Apoyan a lo...