Capitulo 38: El Mentalista vs (Ex) Amiga Psicologa

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—¿Y qué va a pasar con las trenzas?— Exclamó Peter, tirándose sobre una silla. Reí entre dientes. Llevábamos toda la tarde así.

—Dime tú, ¿Qué pasa con las trenzas, Pete?

—¡Ahora que tienes el cabello corto no voy a poder hacerte trenzas!— Hizo un puchero —¡Ahora solo voy a poder hacer trenzas chiquitas! ¡Eso es aburrido!

Peter tenía la costumbre de jugar mucho con mi cabello, inventándose peinados de todo tipo para pasar el rato los días en que Blue Moon no tenía muchos clientes.

—Todavía tienes a Leyla... —intenté consolarlo, limpiando mis manos llenas de harina con un trapo. —Dudo que ella se corte el cabello.

—¿Sabes lo difícil que es manejar los rulos de Leyla? —Negó. —Me pasaría años siquiera intentando desenredarlos. ¿No podías teñírtelo en vez de cortarlo?

El pitido del temporizador interrumpió mi risa. Abrí el horno, sacando las galletas de avena que había estado preparando. Aunque seguía detestando la cocina con mi vida, sin duda le había agarrado un gusto a las galletas; Eran fáciles, ensuciaban poco y si soy sincera, me quedaban deliciosas.

—Si hubiera sabido cuánto amabas mi cabello, te hubiera consultado antes de cortarlo...

—¡Claro que tenías que consultarme! —volvió a exclamar, caminando hacia mí y alzando los brazos. —Este cabello te queda hermoso, pero voy a extrañar hacerte peinados.

Seguí riendo, mientras ordenaba las galletas en una bandeja.

—Juro que la próxima te aviso Pete. —Fui interrumpida por el portazo que Leyla dio al entrar corriendo a la cocina.

—¡Mis amigos solteros! —Gritó con una sonrisa. —Hoy es un gran día para su falta de pareja

—No era necesario que nos lo recordaras, Leyls —respondí, aunque no estaba molesta. Hoy parecía que nada podía sacarme de quicio; me sentía realmente bien. Algo extraño, considerando cómo han ido transcurriendo estas semanas. No había dejado de reír en toda la tarde, ninguno de los postres que preparé se me quemó, y los dos viejitos que visitaron la cafetería dejaron muy buenas propinas. Creo que podría acostumbrarme a esto de ser un poco extra.

—Acabo de ver entrar a uno de los chicos más lindos que he visto en mi vida. —Siguió mi amiga, apoyándose en la encimera. Peter pareció olvidar su indignación por mi cabello, y dio una sonrisa.

—¿En serio? ¿Cómo era? ¿Sigue allí?

—Piel morena, ojos claros, y dios, una gran pinta de chico inteligente.— Eso me hizo volver a reír —Les juro, llevaba un libro en una mano y como 5 más en la otra. Un Charlie 2.0

Rodé los ojos.

—Bueno, no sé qué estamos esperando, ¡Quiero verlo! —Insistió mi amigo y los tres salimos hacia el mostrador.

Ya sé, parecemos unos idiotas desesperados, pero a decir verdad, el único que verdaderamente estaba buscando una pareja en este momento era Peter. Yo solo lo hacía por la diversión del cuchicheo.

Luego de pensarlo mucho, decidí que a la nueva Charlie no le debían interesar los chicos. Ellos únicamente la decepcionan y no son convenientes, la vida me lo había demostrado. Mi paz mental es mucho más importante que conseguir una cita. Pero, hey, ¿Mirar no mata, no?

—Mesa cinco, lado izquierdo. —Murmuró Leyla. Volteamos disimuladamente hacia la dirección. Sin embargo, para nuestra decepción, con lo único que nos encontramos fue con la espalda del chico, que leía un libro y tenía una gorra en su cabeza.

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