EXTRA: Hunter Brooks está hasta las manos (Pero eso ya lo sabíamos)

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Nunca me había considerado a mí mismo una persona religiosa. Respeto completamente cualquier creencia, más nunca me sentí atraído a ir a la iglesia o rogarle a alguna fuerza divina para que me dé claridad en momentos oscuros (También, cuando intenté aferrarme a esa fe, no hizo nada más que decepcionarme)

Sin embargo, en este momento, no podía dudar de que el paraíso del que tantos hablaban era real, y que ahora efectivamente lograba estar en él. De que las pocas cosas buenas que consideraba que había hecho en vida, habían válido la pena, y que finalmente había llegado a la paz eterna, con la persona perfecta.

Porque aquí, tirado en la pequeña cama de mi dormitorio en Yale, con mi cabeza apoyada sobre su abdomen, mientras la escuchaba murmurar las palabras escritas en su libro favorito y sentía sus caricias cuidadosas en mi cabello; sabía que estaba donde debía estar. Que estar al lado de Charlotte Jackson era mi paraíso terrenal, y si moría aquí mismo, moriría siendo el hombre más feliz del mundo.

Sus manos iban de abajo hacia arriba, recorriendo cada mechón y acariciando mi nuca. Se estacionaba a momentos detrás de mi oreja, haciendo círculos con su pulgar, logrando que se me cerraran los ojos del sueño. Si hace un año me hubieran dicho que sería capaz de dormirme con tanta tranquilidad, el Hunter de ese momento que cargaba con muchos años de insomnio, se les hubiera reído muy fuerte en la cara.

Los últimos toques del calor de la primavera de New Haven eran notables, y el pequeño ventilador de piso que venía con el cuarto hacía lo posible para combatirlos. No obstante, podían hacer 40 °C, pero eso jamás me haría separarme de ella. Creo que no soy capaz de cansarme de estar presionado a su cuerpo, en contacto con cada punto y completamente envuelto por su olor a vainilla. Me hundí más en su camiseta, plantando un pequeño beso sobre la tela, sin poder evitar sonreír de oreja a oreja. ¿Es posible sentirse borracho solo de felicidad? Jamás me lo hubiera imaginado.

Dios mío, ¿Cómo pude pasar tantos años sin esto?

—¿Hunter? —La suavidad de su voz invadió mis oídos, sirviendo como una leve alarma para despertarme del ensueño al que lentamente caía.

—¿Mhm? —Murmuré, aun con los ojos cerrados.

—¿Tú crees que Laurie alguna vez tuvo dudas, de si haberse quedado con Amy fue la mejor opción? —Me dijo mientras cerraba la edición de "Mujercitas". —¿Crees que se haya arrepentido de no luchar más por Jo?

—Bueno, si nos basamos en nuestro detallado análisis del libro, no lo creo. Es más, reflexiono que una parte de Laurie siempre supo que en realidad él y Jo no se amaban, y que por eso decidió no seguir luchando por ella. —Expliqué, llevando mi mano hacia el dorso de su brazo. —Y en vez de arrepentimiento, opino que, si en algún momento se puso a pensarlo, se debió sentir aliviado por haberla dejado ir fácilmente; y sin duda afortunado, de haber tomado la mejor decisión y logrado estar con una mujer que verdaderamente es buena para él, que lo ayuda a mejorar. Una mujer a la que ama con locura, sin lugar a dudas.

Muy pocos tenemos la suerte de conseguir que la mujer de nuestros sueños por lo menos nos devuelva la mirada. Yo todavía no sé cómo logré que esté acostada a mi lado ahora mismo.

—Claro, tiene sentido. —La escuché susurrar. Ahora había abandonado mi cabello, para concentrarse en jugar con el borde de mi camiseta, rozando mi cuello en el proceso y acelerando tanto los latidos de mi corazón, que pasó desapercibida para mí la forma en la que titubeó para hacer su siguiente pregunta. —¿Y tú? ¿Has dudado?

—¿De sí Laurie tomó la mejor decisión? —Pregunté de vuelta, demasiado perdido para buscar un significado más profundo. —No te voy a negar que al principio Jo y él me parecían un buen dúo, pero luego...

Historias De Un Personaje SecundarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora