Capitulo 36: Me salgo de personaje (Termina mal)

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Estar sentada en medio de la nieve no era mi plan favorito de sábado. Sobre todo cuando sabía que se venía una conversación bastante difícil. Muy, muy difícil.

Estas últimas tres semanas habían sido, por falta de una palabra mejor, extrañas. Mis padres fueron bastante comprensivos con lo de la universidad; me prometieron que no estaban decepcionados, y que harían lo mejor que pudieran para ayudarme a encontrar una nueva, mientras me abrazaban con fuerza y preparaban mi comida favorita. Mas, por la mirada que se dieron apenas se los conté, no pude evitar sentir que había echado a perder todo.

Caí enferma el día después. Luego de llorar toda la noche, me desperté con un dolor de cabeza y náuseas terribles, que no se fueron por lo que resto de la semana y por las que tuve que ir al doctor. Ahí me dijeron que probablemente era una reacción de mi cuerpo ante una gran carga de estrés y que debía descansar. Me dieron dos semanas de reposo, y fingí seguir sintiéndome mal para quedarme unos días más. No quería ver a nadie. Mi única conexión con el mundo exterior a mi cuarto eran las visitas de Peter y Leyla, quienes hacían su mayor esfuerzo para distraerme del constante dolor en mi pecho.

Pero ahora ya no podía seguir fingiendo y se había terminado mi alta médico. Y cuando me desperté en la mañana y lo primero que me mostró mi celular fue un mensaje de Sam, supe que tenía que enfrentarme a la realidad.

Charlie, podríamos vernos? Necesito ayuda, por favor, hablemos

Únicamente eso, ningún ''Hola Charlie, ¿cómo estás?'', o un ''¿Por qué has estado tan desaparecida?'' No, nada de eso. Sam en realidad necesitaba a la Consejera Oficial, no a Charlie. Y ella nunca falla, aunque haya —3° C.

Ambas estábamos sentadas en los columpios de un parque cercano a la secundaria, uno al que solíamos ir cuando éramos más pequeñas. Sin embargo, el aire ya no estaba repleto de risas, ni competencias para ver quién llega más alto; sino que solo había silencio. El silencio más incómodo del mundo.

La tensión se sentía en el aire, tanto que en mi imaginación podía cortarla con un cuchillo. Ambas sabíamos que el elefante en la habitación debía ser descubierto. Debíamos hablar sobre lo de Ashton y Hunter, por más complicado que sea, por razones muy diferentes, para cada una.

A Sam le costaría aceptar que se equivocó, a mí me costaría hablar de Hunter sin querer morir.

Yo sabía lo que Ashton había sentido, Sam sabía lo que ella había sentido. Los dos lados del conflicto se iban a enfrentar. Solo que no frente a frente, sino conmigo como representante.

Además, el miedo de que Sam sepa algo de lo que pasó entre Hunter y yo, quitándome el puesto de simple espectadora, había aparecido como un nudo en el estómago. Y aunque intentaba ignorarlo, se me estaba dificultando demasiado, como con todo lo que tiene que ver con Hunter.

—Hace mucho tiempo que no nos veíamos. —Ella rompió el silencio, pero mi mirada permaneció en la nieve que cubría el suelo.

Me sentía incómoda si la miraba, todo lo que había pasado había cambiado las cosas. Ya no sabía qué pensar, y esperaba que ella lo notara.

—Creo que ambas estábamos ocupadas.

—Sí, totalmente. —Pude notar una pequeña sonrisa en su cara. —Hace mucho tiempo que parecías no tener tiempo para hablar.

Oh, bueno, lamento haber estado tan ocupada llorando para ayudarte.

—Lo siento.— Murmure, y volvimos a caer en el silencio.

No estábamos cómodas juntas, lo cual jamás nos había pasado antes. Era verdaderamente extraño.

—¿Has hablado con Ashton? —Preguntó por fin, luego de varios segundos de nada. Asentí. —Oh, ¿Y te ha dicho algo sobre mí?

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