Capitulo 34: Claramente la suerte no esta de mi lado

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Decir que estos días me había estado yendo mal, era poco.

Se me había caído el teléfono y la pantalla se había roto, mama me había castigado por olvidar lavar los platos, Sherlock había destrozado mi copia del primer libro de Los Juegos Del Hambre. Y si a eso le sumamos la terrible, desastrosa y desesperante sensación que aparecía cada vez que veía a Hunter y Sam juntos, definitivamente no tenía a la suerte de mi lado.

Era estresante tener que soportar verlos las 8 horas de clase sentados uno junto al otro, a veces con las manos entrelazadas, otras veces faltando a clases. Y lo peor era que siempre que intentaba acercarme a Sam para poder hablar sobre el tema, e intentar ayudarla a arreglar todo con Ashton, la veía con el estúpido bad boy y me acobardaba.

Una parte de mí nunca dejaba de pensar en Hunter, era casi que enfermizo. Si no estaba rememorando la forma casi que poética en la que su rostro se había coloreado con pena cuando me vio casi que desmoronarme en el pasillo, estaba observando mi copia de Mujercitas, recordando buenos momentos, acompañados del sonido de su risa o de su mano en la mía. En las peores noches, casi que podía verlo si me giraba hacia la derecha, sus ojos azules solo iluminados por la luna y sus suaves labios rozando los míos. Entonces lloraba hasta quedarme dormida, deseando prender fuego mi cuarto y todo lo que podría recordarme a él (había tantas cosas)

Estaba haciendo mi mayor esfuerzo por borrar todos esos pensamientos y no dejar que el dolor entrara más. Y verlo con Sam creo que sería capaz de matarme, así que decidí que lo mejor era no hacerlo, aunque eso significara no poder ver a mi amiga.

Entonces, decidí adquirir un nuevo plan de acción: concentrarme únicamente en el otro lado de este conflicto. Nunca había pasado tanto tiempo con Ashton como ahora. Estábamos siempre juntos; intentaba hacerlo sonreír con bromas estúpidas, lo ayudaba en sus tareas, lo acompañaba hasta su casa. Hasta habíamos encontrado un nuevo lugar para almorzar, ya que le daba miedo encontrar a Sam y Hunter en el viejo (A ambos, en realidad. A ambos nos daba miedo). Estaba poniendo todos mis esfuerzos en distraerlo para que la situación le pesara un poco menos. Honestamente, no sabía si estaba funcionando.

Me senté junto a él cuando entramos al salón de biología, ni Hunter y Sam estaban allí. No pude evitar que me hirviera la sangre. De seguro estaban juntos, ¿No? Besuqueándose por ahí. Después de todo, ahora eran pareja, tenían todo el derecho de escaparse a sus rinconcitos de amor.

Qué pareja de mierda.

Ashton también pareció notar su ausencia porque bufó y miró hacia otro lado, tal como hacía cada vez que algo le recordaba lo sucedido. Puse mi mejor sonrisa:

—Hey, ¿Al final seguiste esa canción que habías comenzado en enero? — Le pregunté. No había cosa que a mi amigo lo entusiasmara más que su música, eso lo tenía claro. Podía pasarse horas hablando sobre lo último que había tocado en la guitarra o las ideas de canciones que había anotado en su libreta. Tenía una habilidad que yo todavía no descifraba para que cualquier acorde que tocara sonara armonioso; y la mayoría de sus letras estaban extremadamente bien escritas, con las metáforas e imágenes necesarias para contar lo que quería; lo cual es sorprendente para alguien que nunca prestó atención en clase de literatura. Ashton tenía muchísimo talento, y se merecía compartirlo con el fervor con el que lo hacía.

—Va bien, creo...—Su respuesta desmotivada borro la sonrisa de mi rostro un segundo. No había ni una pizca de fervor en su tono. Traté de mantener la fachada despreocupada.

—Oh, me alegro. Cuando la termines muéstramela. —Lo golpeé en el brazo en forma de juego —Hay que revisar tus metáforas sin sentido.

Mi amigo rio entre dientes, aún más falso que mi sonrisa: —Gracias, pero es en vano terminarla. —Sus ojos quedaron fijos en su pupitre. —Ya no tengo en quien inspirarme, ni a quien regalársela.

Historias De Un Personaje SecundarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora