Capítulo 32: Basta, Charlie (definitivamente empezó la tormenta)

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Mientras caminaba por los pasillos en búsqueda de la salida más cercana al campo de futbol, daba respiraciones profundas para calmar el intenso dolor en mi pecho. Inhalaba y exhalaba tal como Leyla me había dicho que hiciera cada vez que me sentía hiperventilando, confirmando con una mano que de verdad el aire me entraba al cuerpo y no era solo mi imaginación.

Maldita sea, Charlie, esto no se trata de ti. Una voz me reprendió en mi cabeza. No te pongas tan mal.

Finalmente, llegué al pasillo que daba hacia el patio, agradeciendo mentalmente lo vacío que estaba. Sentía el corazón en la garganta, y el nudo en mi estómago me daba tantas náuseas que considere el correr al baño antes de ir hacia las gradas.

No. Ashton no puede esperar. Esto es sobre Ashton, concéntrate

Sam engaño a Ashton, lo engaño con Hunter, tú solamente debes ir y apoyarlo.

No importa cuantas veces me lo repitiera, una parte de mí se hundía en una incredulidad extremadamente melancólica.

Sam y Hunter estaban juntos. Habían estado juntos todo este tiempo.

¿Cómo pudo Sam hacer eso? ¿Hacerle eso a Ashton? ¿Cómo pudo tirar abajo todo lo que habían construido juntos en tantos años de amistad y amor? ¿Lo había pensado siquiera? ¿Le había importado? ¿Recordaba los ojos ilusionados de Ashton cada vez que besaba a Hunter?

Sam besaba a Hunter.

¿Él la había besado igual que me había besado a mí? ¿Había acariciado su cabello con la misma suavidad que lo había hecho con el mío? ¿Le había susurrado las mismas palabras bonitas?

Basta, Charlie.

Inhale con tanta fuerza que quemo mis narinas, buscando volver mi cabeza a lo que de verdad era importante: no yo, no Hunter, Ashton. Debía encontrar a Ashton.

¿Cómo había pasado esto? ¿Cómo Sam había sido capaz de engañarlo? ¿De engañarnos a ambos?

¿Cómo no me había dado cuenta?

Trague en seco. Eso era una mentira. Yo siempre me había dado cuenta.

Siempre supe que esto pasaría. Y siempre supe que Sam no quería a Ashton de esa forma. Mierda, lo podía ver en sus ojos.

Las señales siempre estuvieron: cuando nos dejaba para contestar repentinas llamadas de su madre, cuando parecía olvidarse de que Ashton ya no era solo su amigo, cuando evadía mis preguntas culpando al estudio de su falta de sueño.

Y para mí eso nunca había pasado desapercibido. Conocía bien todo lo que iba a pasar.

Desde el inicio divisé posibles encuentros, posibles pensamientos, posibles sentimientos. Recuerdo reírme de ellos. Al principio, incentivé a Sam a entregarse a ese amor que siempre supe que vendría para ella. A sabiendas de que, a un costado, mi mejor amigo soñaba con confesar lo que sentía.

Había sido cómplice de un delito que en realidad ni siquiera quería que se cometiera.

Desde el primer encuentro con Hunter supe que ocurriría después. Celebre su primer beso, celebre el momento en el que lograron quitarse las máscaras de odio y acercarse por primera vez.

Oh mierda, He leído esta misma historia mil veces, he visto y oído las mismas cosas en cada libro que compraba. Es el cliché más usado de todos: Los enemigos a amantes, el amor no correspondido, el triángulo amoroso.

Pero ¿Entonces por qué me esforcé tanto en negarlo?

Tuve que tragar en seco, intentando guardarme un sollozo al obtener una respuesta a mi pregunta: Si eso que había leído tantas veces era real, significaba que mi papel en la historia también era real. Y en ese papel yo ni siquiera debería haber hablado con Hunter. Mucho menos haber empezado a sentir cosas por él.

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