Capitulo 7: No sé qué hacer en una cita, pero ¡Viva Volver al Futuro!

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Cuando en las películas las protagonistas se pasan horas buscando qué ponerse para alguna salida, me parecía lo más divertido del mundo. Ellas siempre parecían desesperadas, más allá que su guardarropa tenía el tamaño de mi cuarto, siempre pensaban que no tenían nada para usar. Buscaban entre sus cosas, se paraban frente al espejo, y probaban 5 estilos distintos, pasando de gótica a rosado pastel en segundos.

Pero cuando yo me paré frente al espejo, a eso de las 9 de la noche, con 2 faldas de distintos colores en cada brazo, casi me pongo a llorar de la crisis que me dio. Quería vestirme a la perfección para la cita, pero no tenía ropa infinita, y la mayoría que tenía parecía la de una profesora de inglés retirada.

Había pasado toda la semana preocupada, recorriendo tiendas de segunda mano para encontrar algo que de verdad me gustara, que sintiera que era suficiente para la cita, suficiente para James. La noche anterior no dormí hasta las 2:30 am, preparando no solo la ropa, sino también mi mente. Y creo que al final, sí valió la pena. El cárdigan blanco, se veía muy bien con mi pollera a cuadros. Me veía bonita, me sentía mucho más segura.

—Me gusta tu blusa, es bonita. —Escuché a Peter decir desde el otro lado de la sala de descanso, sonreí. Leyla levantó su mirada de su celular y asintió.

—Sí, ¿por qué tan formal,  Charlie?

—Tengo una cita. —Dije, mirándola por el reflejo del pequeño espejo de pared. Aún me sentía anonadada por ese nuevo término.

—Oh, qué genial. —Le volví a sonreír al chico más bajito. —Espero que te diviertas.

Iba a agradecerle, pero la campana de la caja sonó, y Leyla se paró de mala gana a atender a los nuevos clientes. Era horrible cuando solo minutos antes de que termine nuestro turno aparecían nuevos clientes, cuando en toda la mañana no habíamos visto a nadie.

—¿Charlie? —Sentí que me llamó, luego de unos segundos. —Me parece que este cliente te toca a ti.

Volví a mirar a Peter, quien solo me devolvió una mueca confundida. Camine hasta la caja para preguntarle a Leyla a que se refería, pero casi me tropiezo y caigo cuando vi que del otro lado de la barra, James me esperaba mirando su celular.

Y mierda, sí que se veía bien.

Todavía me sorprendía su porte de actor de película adolescente, ya saben, esos que en realidad tienen 10 años más que el personaje y que por eso se ven tan bien. Con sus ojos verdes que desprendían seguridad, su cabello rubio tirado levemente hacia atrás, y su camisa a cuadros. Solo que en esta ocasión, James sí tenía la misma edad que el personaje, si tenía 18 años; y eso le daba un gran bonus.

Mi compañera palmeó mi hombro dándome ánimos para acercarme. Le sonreí, y con paso lento fui hasta él, quien notó mi presencia y sonrió.

—Hola. —Farfullé cuando quedamos frente a frente.

—Hey. —Contestó, para luego mirar a su alrededor. —Es un muy bonito lugar.

—Gracias, me gusta trabajar aquí.

—Aunque tú eres más bonita. —Flirteó, haciéndome sonrojar. —Sobresales en este sitio.

—Gracias. —Acomodé mi cabello, nerviosa. —¿Vamos?

Extendió su mano para que la tomara, y cuando entrelazo nuestros dedos, volví a sentir una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo. Salimos de la cafetería directo a su auto.

El viaje fue silencioso, algo incómodo también, con pequeñas charlas sin importancia que terminaban en silencio. Mi cerebro iba a mil por hora, repasando todo lo que había investigado la noche anterior sobre citas. Había releído cada momento romántico que había marcado en mis libros, desde Yo Antes de Ti hasta Percy Jackson.

Historias De Un Personaje SecundarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora