Capitulo 44: Los bad boys saben cosas

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Me gustaba creer que sabía un poco sobre el amor, había leído y visto a lo largo de mis años de vida demasiadas cosas para no tener una idea.

Sabía que venía en distintas formas, que arrasaba con cualquier barrera, que requería esfuerzo y que a veces podía ser difícil, y por sobre todo, que cuando amas a alguien su bienestar se vuelve una de tus prioridades.

Ah, y también sabía que estaba enamorado de Charlotte Jackson y que todas las pautas de arriba se cumplían.

Solo que en esta ocasión había que agregarle una gran dosis de arrepentimiento que no te dejaba dormir.

Golpee mi cabeza con la almohada.

Sabía que todo lo que podía haber salido mal, había salido mal. Había conocido a Lottie, me había enamorado de ella, la había abandonado por culpa de un miedo traicionero, luego ella había descubierto lo mío con Sam y ahora me odiaba.

La había perdido por culpa del miedo de sentirme solo y ser una molestia, me había aferrado a una seguridad ficticia que al final también se me había escapado.

Y si, eso ya lo tenía claro. Yo lo había arruinado. Pero, igualmente, mi corazón no podía evitar preguntarse ¿Y si quizá no fue una mala decisión alejarme de Lottie?

Negué. Claro que lo había sido, su mirada llena de decepción me lo había demostrado.

Lottie no merecía sentirse como si ella no importara, como si para mí cada momento que pasamos no significara nada.

Pero tampoco merecía algo tan roto y poco como yo. Alguien que llegaría un momento únicamente sería una molestia en su camino.

Un idiota encerrado en una vida que no quiere, que solamente terminaría siendo un obstáculo por no poder acompañarla en sus miles de planes.

¿Así que estaba siendo egoísta si me fui por saber que ella merecía más, aunque eso significaba herir sus sentimientos? ¿Era egoísta aunque una parte de mí sabía que al final de todo yo sería el que la amaría con locura para siempre?

Me di otro golpe. Ahora hasta ya me estaba poniendo poético, maldita sea.

Quería tanto a Lottie que saber que la había herido me mataba por dentro, hasta el punto que volvía imposible el imaginar una situación en donde esto jamás mejoraría.

Sobre todo ahora, que sabía que la vida no le estaba sonriendo a mi Lottie tampoco.

Me pare de la cama, necesitado de escapar de mi mente y por un vaso de agua.

Era algo común para mí el recorrer la casa cuando no podía dormir, por lo que la penumbra no me asustaba en lo mínimo.

Por lo que me extraño el ver las luces prendidas mientras bajaba las escaleras, acompañadas por una música bastante alta.

Claro que la confusión fue corta, porque apenas baje entendí lo que pasaba.

Acostada en el sofá de la sala, con su cabello oscuro desparramado por la tela blanca, riendo a carcajadas, con una botella de whiskey en una mano y un cigarro en la otra estaba mi madre.

Una escena que no era del todo bella para mis ojos.

Apenas termine de bajar, volteo a mirarme y una sonrisa más grande apareció en su rostro.

Esa sonrisa que solo le salía cuando estaba verdaderamente borracha.

—¡Hunter!— Exclamó, con una emoción que no pude igualar —¡Hijo querido! ¡Ven, ven, acompáñame!

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