Capítulo 52: Bueno, por lo menos no me quede debajo del mostrador

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—¿Entonces irán al baile? ¿Ya saben que se pondrán?— Preguntó Leyla, terminando de ordenar las tazas que acababa de lavar.

Patrick, que estaba sentado del otro lado de la barra, me miro alzando una ceja.

—No me digas que seremos de esas parejas que van combinadas, porque soy capaz de vomitar.

—Mientras no vayamos de fucsia brillante, yo no me quejo.— Dije.

—¡Tenemos que ir todos a conseguir la ropa!— Exclamó Peter con su emoción típica —El día del baile es el momento perfecto para lucir más regia que siempre, Charlie.

Leyla asintió.

—Estoy casi segura que sigo teniendo el lugar donde alquile el vestido que lleve al mío— Dijo —Quizá podemos ir un día de estos.

—Sí, gracias, Leyls— Le agradecí. Estaba bastante emocionada por todo eso de ir y alquilar un hermoso vestido, solo esperaba que los precios no se fueran tanto de mi rango —Pero antes de eso, estaríamos necesitando que Patrick decida que rayos quiere para comer ahora.

El chico, que miraba uno de nuestros pequeños menús, bufó.

—¡No me juzguen! Soy indeciso, y todo parece estar bastante bueno.

—Ja, Ese es el mayor cumplido que le han dado a esta cafetería en todos los años que he trabajado aquí.— Comentó la morocha, Peter rio.

—Sí, los demás son solo el Sr. Russo quejándose de que el café está frío.

—Ok, creo que ya sé que quiero. Ahórrate los ''Al fin'' Jackson.— Me reí —¿Siguen teniendo los muffins de chocolate sin gluten?

Peter chasqueó los dedos.

—¡Justo saque algunos del congelador hace un rato! Los pongo a calentar y te traigo.

—Gracias Peter— Patrick sonrió y el nombrado pasó por la puerta, llevándose el menú y hacia la cocina. Me alegraba ver a Patrick llevarse tan bien con Peter y Leyla; desde que los empecé a juntar más habían desarrollado una muy buena relación. Tanto que no me sorprendería que dentro de algún tiempo él ya se volviera parte del cuarteto maravilla (o como sea que le diga Peter) y lo convierta en un quinteto —Y mientras tanto, voy a ir al baño, ya regreso.

—Wow, te comes nuestra comida, vas a nuestro baño, ¿Deberíamos cobrarte más, no?— Bromeé.

—Jaja, qué graciosa.— Fue lo que respondió, rodando los ojos y bajándose de su asiento.

Apenas entro al baño de hombres, sentí la mirada de Leyla en mí. Tenía una gran sonrisa, llena de picardía, como si se estuviera burlando de mí.

—¿Qué ocurre?— Le pregunte, negó.

—No, nada.— Pero aún seguía con la misma sonrisa —¿Patrick es súper simpático, no crees?

—La verdad que sí, es un gran chico.— Asentí —Pero ¿Por qué lo dices?

Y esta vez Leyla solo rio, aun negando.

—Voy a prepararme un café con lo que quedo en la máquina ¿Quieres?— Me preguntó, anulando totalmente mi pregunta.

—¿Puede ser con doble de espresso?— Volví a tomar el trapo que estaba usando para limpiar el mostrador.

—Tienes un terrible problema con las cantidades de café que bebes. Deberías cuidarte.— Se burló, rodé los ojos.

—No tengo un problema, no mientas.

—Pero que te tomas más de 3 cafés al día no se puede negar.— Siguió, y no pude evitar reír.

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