Había logrado soportar las últimas clases. Lo que no logré fue concentrarme en ellas. Por alguna razón me perdía en mis pensamientos. Lo peor de todo era que no pensaba nada, en mi mente simplemente se repetía una y otra vez un estúpido tonito.
«Tiri ri tiri ri»
Tocaba una y otra vez. Como si mi cabeza fuera una tonta caja musical.
Era definitivo, había enloquecido. Ni siquiera había copiado los apuntes de la clase de matemáticas. Me sentía perdida sin esos apuntes.
Ahora, sin más preambulos, venía la que, al menos para mi y mi limpio curriculum escolar, sería la peor parte del día. La detención.
Nunca antes había estado ahí. Jasper me dijo que era un lugar terrible ya que él estuvo el día anterior ahí.
Definitivamente debía de dejar de relacionarlo con todo.
Caminé por los pasillos del instituto mientras veía como todos eran libres. Todos se iban a su casa excepto yo y algunos chicos más que también estarían en detención. El punto era, que yo no pertenecía a ese lugar.
¡Esto quedaría en mi perfecto expediente para la universidad!
Maldito profesor Johnson, esperaba que cayera sobre un bate de baisbol y se le encajara en el culo.
¡Demonios!
Las malas palabras iban y venían. Nunca en mi vida había dicho más de dos seguidas. Tampoco las había pensado. Era como si aquel filtro que había en mí hubiese desaparecido.
Entré al aula de castigo, al lado mio pasó una bola de papel voladora que dio directo a la cabeza de la encargada de detención. Todos empezaron a reir mientras la señora emitía un gruñido de molestia. Más de la mitad del aula estaba lleno ¿Esto era una escuela o una correccional? Caminé bajo la atenta mirada de algunos. Los looks de muchos de estos chicos me hacía estremecer, principalmente por aquellos que utilizaban demasiada tinta en la piel de sus brazos. Caminé a la parte trasera encontrando la mayor parte de los puestos vacios. Era lo que necesitaba, estar sola.
—Veo algunas caras nuevas ultimamente—señaló la encargada.—Y muchas demasiado conocidas—dijo con cansancio al ver al chico parado en la puerta.
Este era alto y rubio, tenía un aro en sus rosados labios y planos. Se adentró en el aula demasiado campante, sin importarle que había llegado minutos tarde. Tal vez era detención, pero la responsabilidad ante todo ¿No?
Caminó, sin volver a hacerle caso a la señorita, hasta la parte de atrás. Justo donde yo estaba. Con un deje de importancia, lanzó su mochila al suelo y se sentó a mi lado. Lo miré con una ceja enarcada a pesar de que él no regresaba a verme
¿Qué clase de bad boy era este?
Vestía una chaqueta de cuero negro y unos jeans del mismo color. Debajo tenía una playera blanca.
Miré alrededor. Definitivamente yo no pertenecía aquí.
—Bien chicos, abajo de sus asientos estará un libro. De él deberán sacar un resumen de diez páginas. Después de eso harán el cuestionario que está junto al libro.—La señora encargada hablaba como robot, como si fuese lo que tenía que decir día con día.
Todos soltaban quejidos diciendo que era mucho trabajo. Que antes no habían dejado tanto.
Genial. Justo ahora que yo entro a detención, dejan el doble de trabajo.
Me apresuré a sacar el libro de abajo y empecé la lectura. Tenía solo cien páginas. No sería difícil contestar después de haberlo leido y resumido. Era un libro de química que hablaba de enlaces covalentes y alcanos. No era mi materia favorita pero lograba llevarla.
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Alusión
Teen FictionDespués de romper con Jasper, Valentine se da cuenta de lo sola que está. Por esa razón, tras conocer a Lowell y convencerlo de ayudarle a ser la número uno en la lista de chicas más bonitas del instituto, se envuelve en la extraña y misteriosa vida...