Cap.59-Siempre está el hecho

4.3K 382 336
                                    

Valentine

—Esto es estúpido—Gruñó Lowell.

Yo no paraba de reír.

La cocina de mi casa era en verdad pequeña y eso solo provocaba que mientras intentábamos movilizarnos en esta se complicara todo.

Como justo ahora que él me miraba mal, pues su ropa negra estaba cubierta por la harina que por accidente yo había tirado sobre esta.

—Lo siento.

—No lo parece. Tú lavarás mi ropa.—Apuntó con desagrado.

Papá cumplía años hoy, pero por desfortuna el señor Higgins le llamó de emergencia ya que lo necesitaba en el supermercado.

De cualquier modo, quería hornear un pastel para él, para que así cuando llegara pudiéramos celebrarlo.

Invité a Lowell... Y al principio estaba renuente a hacerlo, pero después y alegando que lo estaba haciendo todo mal, se puso a movilizarse conmigo en la cocina.

Era gracioso.

Yo nunca había horneado nada y bueno... A él lo había visto pelear con su existencia mientras intentaba hacer panqueques.

Lowell hacía ver muy difícil el acto de prepararse unos simples hot cakes.

Sentía como que esto no iba a salir ni un poco bien.

—Lee las instrucciones—Pidió, mientras que con el ceño fruncido por la concentración, volvía a verter la harina en la taza medidora.

—Dice que tenemos que cernir la harina antes de echarle la leche—Le hice saber.

—¿Y qué mierda es eso?

—Como... Pasarla por un colador.

—¿Qué? Que perdida del tiempo—Echó la primera taza.

—Tenemos que seguir las instrucciones—Me quejé—Si no, no va a salirnos.

—Confía en mi, será mas rápido así.

—No no no—Lo quité—Mejor saca la leche. Yo hago esto.

—¿No es mejor comprarlo ya hecho? Vine aquí para comer pastel y no quiero morir intoxicado por tu culpa.

—No seas exagerado. Saldrá bien. Para eso son las instrucciones—Apunté.

—Como digas—Murmuró, colocándose a mi lado, viendo como la harina caía sobre el otro recipiente.

—Hablé con Ray hace unos días—Le informé.

—Que interesante —Habló sin interés.

Algo que había notado en él, es que era un chismoso encubierto. Siempre fingía que lo que le decías no le importaba y que no te prestaba atención, pero después estaba recordándolo absolutamente todo.

—Me dijo que hoy haría video llamada con papá. Estaría increíble que lo conocieras.

—¿No te basta con tener que hacerme soportarte? —Inició a batir la mezcla.

Lo miré mal, antes de ponerme de puntas y tomar un trozo de esos tontos rizos dorados.

—¡Oye! —Me quejé cuando hizo lo mismo con mi cabello—Suéltame—Exigí.

—Tú primero—Retó.

Jalé hacia abajo, obteniendo la misma respuesta de su parte. Gruñí con molestia, tomándolo con la otra mano.

Hizo lo mismo.

Ahora estábamos en la cocina, con las manos en el cabello del otro, mientras tirábamos hasta ver quien de los dos era capaz de soltar primero.

AlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora