Alusión

Cap.67-Un rubio extraviado

¡Subí un capítulo antes que este! No te me vayas a spoilear c:

Valentine

Conrad me prometió que si sabía algo de Lowell iba a avisarme.

Llevaba tres días y sus luces no iluminaban ni siquiera un poco cerca de mi. No sabíamos dónde estaba y la preocupación no dejaba que yo lograra concentrarme en absolutamente nada.

Los profesores preguntaban por él, en la escuela, las chicas igual pues estaban muy acostumbradas a vernos juntos... mi padres también preguntaban por él.

Se me acababan la excusas con estos últimos. La última vez que lo vieron los dejó preocupados por la manera en la que actuaba.

Estaba desesperada.

Nadie sabía dónde estaba. Si estaba con alguien.

¡Si había comido algo siquiera!

Dios ¿Qué iba a pasar si no hubiese comido si quiera un poco?

Él siempre tenía hambre...

Me sentía tan culpable por todo lo que estaba sucediendo ahora.

Si yo simplemente se lo hubiera dicho...

"No está enojado porque no se lo dijiste, Val. Está enojado porque ocurrió" eso decía Conrad todo el tiempo.

Lowell no estaba de acuerdo en que estuviéramos juntos y siendo sincera no comprendía el porqué.

Lo que si sabía era que no me gustaba estar así con él.

Aquella mirada que me envió la última vez que lo vi me destrozó el corazón. Sentí... como si lo hubiera herido.

Si era sincera, llegué a pensar que era por el hecho de que no se lo dije, pero Conrad me había hecho dudar ahora.

Y es que, a Lowell todo el tiempo parecía no importarle si le decía o no mis cosas. Tal vez por esa razón me inclinaba más a lo que Conrad me decía, porque incluso, por lo que él me contaba, no parecía muy contento cada vez que su primo estaba cerca de mi.

Agradecía que de verdad se preocupara por mi, pero seguía sin comprender el porqué se había puesto así.

Y a pesar de no entenderlo... me preocupaba que todo fuera mi culpa.

Y es que lo era ¿No?

No.

Claro que no lo era.

Por Dios ¿Por qué era así?

De verdad que estaba empezando a cansarme todo el tiempo de estarme culpando por todo. No era justo que cada vez que algo le molestaba en lugar de hablar conmigo simplemente decidiera desaparecer y que siempre fuera yo la que tuviera que rogarle para que no se quedara solo.

Tenía tanta suerte de que yo no fuera una mala persona, de ser así, desde cuando lo hubiese mandado al diablo.

Por supuesto que no.

Nunca lo habría hecho.

Lo quería tanto que a pesar de su mal temperamento sabía que siempre iba a estar para él. Preocupándome por que estuviera bien.

—¿Flaquita?—La voz de papá llamó mi atención en seguida.

—¿Si?—Dejé de lado mi desayuno el cual solo estaba manoseado debido a que ni siquiera tenía hambre por la ansiedad.

—Te preguntaba si Lowell vendrá con nosotros cuando venga tu tía Lauren.

—Ah... por supuesto —Asentí.—Él ya había aceptado ¿No?