Cap.66-Una especie de madre

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Conrad

Jeray era probablemente lo más cercano que tenía a una figura paterna... pero eso no significaba que no iban a darme ganas de mandarlo a la mierda cuando se ponía pesado.

-No.

-Conrad...

-Quiero que entiendas una cosa, Jeray; no doy segundas oportunidades. Tú mejor que nadie lo sabe.

-El señor Conamat...

-El señor Conamat debería de usar ese dinero que quiere gastar en la academia para pagarle la terapia a la loca de su hija. Está loca y lo digo literal. Es una acosadora obsesiva. No la quiero de vuelta y esa es mi decisión final.

Él suspiró.

-¿Podrías dejar de pensar como mi maldito abogado y ser mi familia por una vez en tu vida? Esa tipa me incomoda.

-Incomoda a Valentine-Corrigió.-Fue por eso que terminaste echando a dos clientes más.

-Bueno, ella y yo estamos juntos ahora, cualquier cosa que la disguste a ella me incomoda a mi.

Sobó su rostro con frustración.

-Siento que tú y Lowell no piensan con la cabeza fría cuando se trata de ella. Se dejan llevar por lo que al parecer ella necesita y no creo que sea la mejor opción.

>>Tú perdiste sin más a tres de tus mejores clientes y a pesar de que te están rogando para que los dejes volver no lo aceptas y Lowell despidió a uno de sus empleados solo para darle un lugar en el hotel. Y no sólo eso, también le da un sueldo excesivamente alto.

Me encogí de hombros.

-Él sabe porqué hace sus cosas. Y yo sé porqué hago las mías. Es mi última palabra, de aquí en adelante no quiero escuchar nada más sobre la familia Conamat. Y apresúrate con las demandas, no pienso dejarlas pasar.

No dijo nada más, sin embargo, podía sentir lo tenso que estaba.

Sabía que todo lo que hacía lo hacía por el bien de ambos, pero Jeray jamás iba a estar en mi postura. Toda su vida había estado solo, nunca tuvo la necesidad de darle todo a una persona y probablemente esa era la razón del porqué para él parecía más sencillo y más importante el ingreso económico que esa loca le traía a la academia.

Tal vez debía conseguirle a alguien para echar un buen polvo que lo desestresara.

Ya vería después.

-Tu nutriólogo ya firmó el contrato para trabajar en el gimnasio y estuve checando un buen fisioterapeuta.-Me pasó los papeles.

-¿La maestra de yoga ya te llamó?-Inicié a leerlos.

-Dice que esta de acuerdo, pero que solo tiene disponible tres días por semana.

-No me sirve, consigue otra.

-De acuerdo.

-También quiero checar los planos para ver como van las regaderas con calefacción y avísale a alguno de los chicos que tienen que irse para allá a dar clases de defensa personal.

-¿Cual de todos?

Me encogí de hombros.

-Cualquiera me sirve, pero de preferencia que sea Carlos.

-Está bien.

Continúe revisando los papeles que tenía que leer antes de que Jeray los llevará a firmar.

Entre más cerca estaba la apertura del gimnasio, más estrés sentía en mis hombros.

Ya tenía a los clientes e incluso sus mensualidades estaban pagadas y eso solo quería decir que tenía que apresurarme para inaugurarlo en la fecha prometida.

AlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora