Cap.51-El imbécil ese

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Samadhi

Cuando tocaron la puerta en la parte de abajo me sorprendió, más por el hecho de que sabía a la perfección que a nadie esperaba mamá. Nunca había sido la mas sociable. Por esa razón es que salí de mi habitación para saber de quién se trataba.

Fruncí el ceño al ver como mamá reía con Conrad. Siempre le había agradado y aunque al principio yo creía que eso era reciproco, hoy en día empezaba a creer que Conrad Sawyer simplemente era muy buen actor cuando le convenía.

-Sami, mira quien apareció hoy-Señaló, con una sonrisa cómplice.

Parpadeé, porque nada bueno significaba seguramente.

-¿Qué haces aquí? -Terminé de bajar las escaleras.

-Vine a hablar contigo. He intentado comunicarme, pero no me contestas.

-Ah... Claro...

-Sube si quieres, cielo-Le señaló-Haré algo de comer para todos.

-No es necesario, Nala. Solo quiero hablar de algo con Sam. Tengo una Reunión con mi abogado.

Mamá le acarició el rostro de forma maternal mientras halagaba el hecho de que era todo un empresario a esa edad tan corta.

Después de eso, caminó en mi dirección, siguiéndome hasta que llegamos a mi habitación. Entró y se sentó en la silla de escritorio mientras yo cerraba la puerta.

-¿Y ahora qué hice?

-¿Por qué no respondes mis llamadas? -Inquirió con tranquilidad, y siendo sincera a veces era aterradora esa posición en él. Nunca sabias si de verdad era una conversación amena con él, o si la habías cagado.

-No tengo móvil... Me asaltaron y me lo quitaron.

-Por supuesto.-Asintió-¿Y cuando pasó con exactitud? ¿Antes o después de que te atrapara la policía?

Mi cuerpo se tensó, viendo como en sus ojos de por si oscuros el día de hoy había aumentado aquello. Estaba enojado, lo sabía. Y yo estaba estática, porque se suponía que de eso no iba a enterarse nadie.

-Yo no... Eso no... No es...

Sonrió levemente de lado, pero sabia que era con sarcasmo. Si era sincera, hacia años que no había visto una sonrisa real en el rostro de Conrad.

-Llevas años ahí metida, Samadhi y acabas de confirmarme que eres lo suficientemente idiota como para aun no estar al tanto que no puedes confiar en Angela.

Esa perra traicionera.

-Necesitaba el dinero-Me apresuré a excusarme. Ahora estaba a la defensiva, porque él siempre aprovechaba la más mínima oportunidad para recalcar que era una idiota.

-No. No lo necesitabas.-Me detuvo-Me pregunto si alguna vez en tu vida vas a darte cuenta que las personas como tú no deben hacer lo que creen correcto.

» ¿Si sabes que por tu culpa pudimos ser vetados ambos? -Escupió.

-Bueno, lo siento. Pero no pasó.

-¿Qué fue lo que hiciste?

-¿Qué?

-¿Como fue que saliste de ahí?-Inquirió.

-¿A caso importa?

-Importa. Angela me está exigiendo una explicación. Cree que los delataste y por eso ahora estás libre.

-No delaté a nadie ¿Bien?

-Entonces como mierda es que... -Se detuvo, como si hubiese comprendido algo. Ahí estaba de nuevo esa sonrisa-Al parecer el teniente estaba a cargo esa noche ¿No es así, Sami?

AlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora