Cap.65-Una cruda realidad

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Su respiración se mezclaba con la mía en este instante y... parecía que esperaba que fuera yo quien diera el paso... pero...

"Te amo"

Algo me detenía.

"Te amo mucho más"

Suspiré, sintiendo su boca tan cerca...

Conrad...

Pero...

Conrad...

¿Por qué no podía simplemente... terminar de cerrar la distancia?

Conrad...

¡Conrad!

¡CONRAD MALDITA SEA!

El grito de mi subconsciente me hizo retroceder, mareándome.

Incómoda, bajé del regazo de Lowell, sin siquiera poder verlo a la cara mientras fingía que nada de esto acababa de suceder.

Me acosté a su lado en la cama, simulando un bostezo.

-Creo que ahora si tengo mucho sueño. Alcoholizarme no es lo mío.

-Por supuesto...-Fue lo único que él murmuró.

Volteé a verlo de soslayo. No sé había movido del lugar. Su mirada estaba fija en el vacío y sus pómulos estaban con un ligero sonrojo.

¿Lo había incomodado?

Maldita sea...

Esto se sentía incluso peor que la primera vez que pasó. Y eso que ni siquiera sucedió esta vez.

-Lowell...

-Iré a ducharme y a abrir las ventanas. Está empezando a oler horrible-Informó tras acabar su cigarrillo.

Suspiré, pero no me puse de pie ni nada. No mentía cuando decía que me sentía mareada y el hecho de no tener movimiento solo provocaba que el sueño me invadiera más, cosa que agradecía, porque lo último que quería era sobre pensar la situación.








Desperté hasta la mañana siguiente y en definitiva fue la peor idea que había tenido.

Tenía tantos días para querer experimentar este tipo de tonterías y se me ocurría hacerlo en estos días de congresos.

¡¿En dónde demonios tenía metida la cabeza?!

En primer lugar, amanecí con unas náuseas horribles y en segundo, solo me levanté gracias a estas, no porque lo deseara.

Ni siquiera tenía ganas de ducharme y el simple hecho de pensar que tenía que ir a conferencias me estresaba. Lo único que quería era ir a la cama otra vez.

Mis respetos para los que se emborrachaban y al día siguiente se presentaban como si nada.

Salí de la ducha sintiéndome solo un poco mejor.

Me había colocado unos pants y una sudadera. Ni siquiera tenía ganas de fingir que me sentía bien.

No lo volvería a hacer, lo prometía.

Incluso tenía un pequeño moretón en mi pómulo. No recordaba cómo me lo hice. Ni siquiera recordaba lo que hice.

-Gracias-Murmuré cuando Lowell me entregó una botella de electrolitos.

Di un trago sintiendo mi garganta reseca refrescarse antes de continuar atando mis tenis.

Cepillé mi cabello y apliqué un poco del rubor en barra que Mack me regaló. Según ella era lo único que mi piel necesitaba si algún día llegaba a sentirme muy demacrada y la imagen en el espejo frente a mi me decía que me urgía.

AlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora