Cap.20-Es normal que se pare

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SAMADHI

De alguna manera, en cada reunión que hacía mi padre, lo único que quería hacer era desaparecer de la faz de la tierra. Quería subir a mi habitación y tirarme desde mi ventana.

Claro que eso iba a ser muy estúpido de mi parte. Por Dios.

Lo tenía todo.

Era la niña consentida de papá. En mi escuela era muy popular y, no era estúpida, sabía la lista de chicos que tenía detrás de mi. Además, fea no era.

Entonces ¿Por qué me sentía de esta forma?

-¿Entonces? Deberían de hacer algo al respecto.-Pronunció papá.

-Créeme que hacen lo que más pueden.-Contestó el hombre sentado frente a él.

De soslayo, miraba la manera en la que reía levemente. En como de esa manera tan elegante sus palabras salían de su boca y las acallaba dando un sorbo a su copa de vino.

-De ser así, todo esto ya hubiese terminado. O dime ¿Cuántos has detenido ya? Van siete muertos desde que inicio el mes.-Le discutió mi padre.

-Bueno, hemos capturado a un par, pero se niegan a abrir la boca. Es como si tuviesen una especie de pacto.

Mi padre bufó. Odiaba que sacaran a relucir ese tipo de temas. Los nervios se me ponían de punta. Y todo empeoraba cada vez que él volteaba a verla, con una admiración increíble cada vez que ella hablaba.

Era una mujer preciosa. No sabía qué edad tenía, sin embargo, se veía bastante madura y hablaba con tanta propiedad temas que él y mi padre parecían discutir todo el tiempo con pasión. Temas que en un pasado ni por la mente me pasaban.

«Madura, Samadhi»

Me preguntaba si ahora le parecía lo suficientemente madura. Me preguntaba si, en algún pasado yo hubiese sido un poco menos estúpida, él se hubiese quedado conmigo.

Entonces ahí estaban esos regaños en mi cabeza.

No.

No podía seguir pensando de esa forma, porque se suponía que lo odiaba. Había arruinado mi maldita vida y aún así tenía el descaro de presentarse en mi casa a charlar con mi padre. Como si nunca hubiese hecho nada.

Era un maldito traidor. Y lo odiaba, lo odiaba tanto. Y más me odiaba a mi, porque a pesar del tiempo, aún se me hacía un nudo en la garganta al ver como ese anillo de bodas relucía en la mano de esa mujer.

Me puse de pie, llamando la atención de todos en la mesa.

-Si me disculpan, voy a retirarme-Informé, de manera educada. No quería que mi madre se molestara.

-¿Tan pronto?-Papá no tenía ni idea del como me sentaba estar al rededor de alguien como su amigo.

-Si.-Fingí estar apenada.-Sabes que tengo que hacer mis deberes de la escuela. Mañana tengo entrenamiento con las chicas.

-Entonces apresúrate-Apremió mamá. Sabía que si mi excusa era el box, de ninguna manera iba a dejarme ir.

-Está bien, cielo. -Aceptó papá.

Volteé a ver a la pareja frente a nosotros. Especialmente al sujeto.

Era apuesto. A pesar de su edad, llamaba bastante la atención de muchas mujeres de mi edad. Yo era testigo de eso, pero, ahora, cada vez que lo veía lo único que quería era encontrar defectos en él. Y me molestaba no lograrlo.

Incliné mi cabeza, como despedida.

-Con permiso.-Dije antes de retirarme.

-Discúlpenla, estos días han sido muy ajetreados para ella-Escuché a mamá.

AlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora