Cap.9-Problemas crediticios

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La cabeza iba a explotarme. Al menos así se sentía cuando al abrir mis ojos la claridad que entraba por el ventanal casi me deshacía los globos oculares.

Miré a mi alrededor, estaba en la habitación de Noel, aunque ciertamente no recordaba haber regresado del club. Me enderecé lentamente, o al menos ese era el plan hasta el momento en el que me di cuenta de que estaba completamente desnuda.

La respiración me pesó y sentí mi cuerpo entumecerse.

¿Qué diablos había hecho?

Tomé la sabana que me cubría y me puse de pie, inmediatamente busqué mi ropa, encontrándola regada por partes diferentes de la habitación.

Por Dios. Esperaba que en la noche me hubiese dado calor, porque otra explicación para amanecer sin ropa, otra explicación que no me tuviera con el corazón en la boca, no existía.

Me vestí de inmediato evitando ponerme los tacones. Mis pies dolían demasiado.

Con mucho cuidado, abrí la puerta de la habitación y bajé las escaleras. Mi garganta estaba reseca y mi boca tenía un sabor terrible.

Llegué a la cocina, ahí estaba Noel, dándome la espalda. Carraspeé la garganta, llamando su atención.

Me dio una sonrisa antes de colocar un plato de comida en la barra frente a mi.

—¿Qué pasó anoche? —Quise saber.

—Bueno... —Colocó el suyo del otro lado. Se recargó contra la isla y empezó a comer.—¿Por dónde empiezo? Iniciemos diciendo que descubrimos que eres muy mala copa, Valu.—Señaló.

—¿Qué hice? —Aún ni escuchaba y ya estaba preparándome para morir de la vergüenza.

—Te molestaste conmigo—enumeró con sus dedos—Bailaste con un anciano porque te dije que no lo hicieras y como estabas molesta conmigo decidiste hacerlo. Casi te desmayas en el club y no estoy seguro, pero, o hacía mucho calor en mi habitación y decidieron dormirse desnudos, o tú y Jasper follaron en mi cama.

» Espero que no sea la última, porque tengo pereza de cambiar mis sábanas.

—Lo lamento... —Mi voz salió ronca.

Noel negó con la cabeza, restándole importancia con esa típica sonrisa que adornaba su rostro la mayor parte del tiempo.

—Está bien. No eres la primera mala copa con la que he batallado. Ahora come—señaló.—Es tarde y no quiero que tus papás no te dejen salir de nuevo conmigo.

Asentí. Le eché aire a la comida en mi plato, intentando enfriarla un poco. No podía creer lo que había hecho.

¿Me había acostado con Jasper? ¿En dónde estaba él entonces?

—¡Diablos! —Exclamé, con la boca abierta. Mi lengua ardía, y mis labios también.—¿Qué es esto? —Hablé echándome aire con las manos. Mis ojos se pusieron llorosos y mi nariz se mormó en el instante.

—Chilaquiles—Pronunció obvio—Mi nana siempre me los hacía para la cruda. Funcionan—Señaló.

La nana de Noel era de descendencia latina. Mexicana para ser exactos. Lo había cuidado desde que era un bebé, sin embargo, el año pasado había fallecido por un ataque al corazón.

—¡Dios! Pica mucho.—Bebí de mi agua.

Realmente no me lo esperaba. Él parecía comérselos como si fuese un plato de sopa calentita.

Me miró con diversión.

—Bueno, ahora es más fuerte el ardor en la lengua que el dolor de cabeza ¿No?

AlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora