Alusión

Cap.29-Trabajo duro

Seguí a Garret quien daba la vuelta al mostrador por quinta vez. Parecía bastante nervioso.

-Aquí es donde debes acceder todos los datos y en donde encontrarás las respuestas que te lleguen a hacer los clientes.-Tecleaba en la computadora-Te aconsejo que te aprendas en donde está cada cosa, pues comúnmente se van a acercar a ti a preguntarte o a pedir informes.

-Está bien-Asentí. Acomodándome la falda del uniforme.

Este era blanco perla, con una falda entubada que me llegaba a la rodilla... Lo cual solo hacía que mis piernas se vieran más cortas de lo que de por si ya eran.

-¿Tiene alguna duda, señorita Wayne?

-No por el momento -Negué.

-¿Segura?

-¿Está todo en orden? Parece muy tenso.-Reí levemente, intentando tranquilizarlo.

Asintió.

-Claro... Solo, debo asegurarme de que todo esté en orden y por lo regular todo se vuelve un caos cuando hay nuevos empleados. Ya sabe, se corre el riesgo de que se despida a mucha gente si algo sale mal y bueno, el joven Malakai me dijo que si usted hacía algo mal me despedirá a mi también.

-¿Eso le dijo? -Abrí los ojos de par en par.

-Pero todo irá bien-Se apresuró a arreglarlo. Suponía que ahora tenía miedo de que fuera de cotilla con Lowell.

No iba a hacerlo.

Asentí, intentando darle una sonrisa tranquilizadora.

-Todo irá bien-Repetí -Aprendo muy rápido... Menos a conducir un auto-Hice una mueca.

Garret me dio otras indicaciones más antes de retirarse en el momento en el que Lowell llegó.

-Te ves terrible-No había podido evitar que aquello se me saliera. Llevaba dos días sin verlo, sin embargo, traía unas ojeras de meses.

-Tú tampoco te ves muy bien con esa horrible falda-Atacó.

Lo miré mal, pero aún así no contrataque.

-¿Todo está bien? -Inquirí.

-Claro. Solo no he dormido bien. El imbécil de Jeray me ha estado haciendo trabajar.

-Que dulce eres, jefecito.-Se burló el hombre, llegando detrás de él-Señorita Wayne-Asintió con la cabeza.

-Hola-saludé.

-¿Listo para otro día de trabajo duro? -Se burló del rubio.

Este gruñó, pero aún así, a regañadientes lo siguió. Me despedí con la mano después de asegurarle de que iba a esperarlo a la hora de la salida para que me llevara a casa.

No esperaba que el hotel tuviera tantos huéspedes. No cuando aún faltaba bastante para las vacaciones de verano. Aún así, Garret me aseguraba que se debía al casino que estaba en la parte alta de este.

Eran aproximadamente las cinco de la tarde cuando ya me encontraba bastante agotada. Estar parada todo el día era agotador. Estaba planeando sentarme cuando por la puerta entró un hombre.

Uno que hizo que mis hombros se enderezaran en seguida. El portero lo saludó con educación y él simplemente le dio un asentimiento de cabeza.

Era pelinegro, alto y con un porte imponente. Al menos su cara sin expresión alguna era lo que me decía. Por la manera en la que todos los empleados lo saludaban con respeto supuse que era alguien importante en el lugar. En lo que se acercaba, el comunicador sonó en aviso que alguien estaba por dar un mensaje.