Cap.60-¡Cierra la boca!

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Mackenna

La luz de la luna alumbraba la piscina de la casa de Noel y el aire fresco corría entre los árboles que estaban alrededor. Como lo dije, Noel tenía una situación económica muy buena y esta casa enorme lo comprobaba. Llegué a sentirme un poco intimidada la primera vez que me trajo aquí, pero poco a poco iba adaptándome a lo que me ofrecía.

No estaba acostumbrada a salir de fiesta... Porque a Brandon le molestaba... En cambio, a Noel parecía gustarle mucho hacerlo y parecía disfrutar mucho de mi compañía en estas. No solía reír fuerte, porque Brandon solía decir que mi risa escandalosa no era ni un poco femenina, Noel me hacía cosquillas cuando me tapaba la boca para evitar hacer tanto ruido. A Brandon... no le gustaba verme maquillada, pues según él, eso solo quería decir que quería llamar la atención de más hombres... Noel dejaba incluso que lo maquillara cuando quería practicar.

Y la lista se extendía.

No es que estuviese comparando, solo... Se me hacia tan surrealista todo lo que me perdí por mi maldita timidez y todo lo que tuve que aguantar por no saber decirle que no a Brandon.

—Un juguito para mi preciosa Kenna—Llegó el dueño de mis pensamientos, extendiéndome las bebidas por las cuales fue.

Le agradecí viendo como se sentaba en la reposadera para dos personas. A pesar de eso, atrajo mi cuerpo al suyo, haciendo que me pusiera a horcajadas sobre su regazo.

No sabía si avanzábamos muy rápido, pero no era como que me diera miedo el ritmo al que íbamos. Confiaba demasiado en él. Todo el tiempo estaba haciéndome sentir segura y... ¿Así era como se sentía estar enamorada de la persona correcta?

Rei al ver como miraba mi cuerpo mientras acariciaba mi costado, llamando su atención.

—¿Disfrutas lo que ves?

—Me conoces muy bien, Kenna—Se enderezó, pegando su torso al mío.

Sonreí contra su boca cuando la selló con la mía. Poco a poco perdí todo el pudor que existía cuando él estaba presente. No fue difícil después del primer beso. Él hacía que no lo fuera.

Gemí contra él cuando sus manos en mi trasero me jalaron en contra suyo, haciendo que mi entrepierna chocara contra la suya.

—¿Vamos a hacerlo aquí? —Quise saber al verlo muy entusiasta con las tiras del bikini de mi traje de baño.

Negó, besando mis clavículas.

—Sería un sueño poder follarte aquí, Kenna, pero lo malo de tener un padre loco con la seguridad es que en casa hay miles de cámaras afuera—Apuntó.

Rei.

No me sorprendía, después de todo suponía que era normal querer saber qué pasaba en su casa si dejaba a su hijo adolescente todo el día solo.

De un momento a otro, como si hubiera captado algo, salió de su escondite en mi cuello, haciendo que lo mirara confundida.

—Las cámaras... —Murmuró, mirando a la nada.

—¿Ah?

—Mierda ¿Cómo no se me ocurrió antes?

—¿Qué cosa? —Me alteré.

No sabía si era otra de sus ocurrencias nerds que no entendía y que siempre me explicaba con toda la paciencia del mundo.

Me quitó con cuidado de encima suyo antes de ponerse de pie, tomó mi mano y de esa forma me guio adentro de su casa. Subimos las escaleras y me llevó por los pasillos hasta llegar a uno de los cuartos el cual parecía ser una oficina. En el escritorio estaban diferentes monitores que parecían tener la imagen de diferentes areas que rodeaban la casa. Gracias al cielo no tenían cámaras en las recamaras. Lo último que quería era que su padre viera todo lo que habíamos hecho en diferentes habitaciones.

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