Capítulo 1

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Justo el momento en que abría sus ojos, Kim Seokjin recibió una patada.

— ¡Deja de jugar a hacerte el muerto! — Una voz tronó cerca de su oreja.

La patada lo lanzó hacia atrás, haciéndolo caer de espaldas. Y ahí, mientras yacía en el suelo con su rostro vuelto hacia el cielo y luchaba contra el impulso de vomitar, en su mente algo aturdida un pensamiento se formó, El atrevimiento que tienes de patearme a mí, al patriarca Moon, vaya que tienes agallas.

Hace muchos años que no escuchaba la voz de alguien vivo y, menos aún, una tan estruendosa reprimenda. La cabeza le daba vueltas y sus ojos se nublaban, mientras cerca de su oído, un ruido, una voz lejana como un eco se escuchaba: — ¿En qué tierras crees que estás viviendo ahora? ¡¿Y de quién es el dinero que estás gastando?! Así que, ¿Qué importa si tomo algunas de tus pertenencias? De todas formas, ¡Todo lo que tienes debería ser mío por derecho!

Dejando de lado la chillona voz del adolescente, sus alrededores estaban colmados de sonidos de baúles y alacenas rompiéndose. Su vista, eventualmente, empezó a ser más clara.

Dentro de su línea de visión, apareció un techo tenuemente iluminado y el rostro de un sujeto con el ceño fuertemente fruncido y los ojos inyectados de envidia, al tiempo que le escupía encima al hablar —. ¡Y aun así te atreves a quejarte y contarle a mi padre y a mi madre! ¿Crees realmente que me asustan tus palabras? Tú, ¿De verdad crees que alguien en esta familia va a apoyarte?

En medio del aturdimiento, Seokjin reflexionó, He estado muerto por muchos años, honestamente, no estoy actuando.

¿Quién es él?

¿Dónde estoy?

¿Cuándo él alguna vez ha forzado su voluntad en el cuerpo de otro?

Después de haberlo pateado y destrozado su habitación, el joven amo pareció haber desatado su ira lo suficiente. Acompañado de sus dos sirvientes, se contoneó hacia la puerta cerrándola de un portazo y les gritó sus órdenes: — Vigílenlo cuidadosamente, no dejen que salga de aquí durante este mes, sino, ¡Solo hará el ridículo nuevamente!
Solo después de que el grupo se alejó lo suficiente y el silencio invadió la habitación, Seokjin pensó en levantarse.

Sin embargo, sus miembros no respondieron a sus deseos, por lo que se acostó en el suelo nuevamente. Giró su cuerpo quedando de lado para poder observar más del desconocido lugar y el desastre que había en él. Su cabeza daba vueltas.

A su lado se encontraba un espejo de bronce que había sido arrojado al suelo y lo recogió con delicadeza para observarse en él. Su sorpresa fue grande al ver reflejado un rostro excepcionalmente parecido al que anteriormente poseía, con algunas diferencias poco notorias. Seokjin lanzó el espejo hacia un lado, tocó su rostro y descubrió que su mano estaba cubierta de polvo blanco.

Al parecer el dueño original del cuerpo que ahora poseía tenía un gusto... bastante único. Un hombre adulto que cubre todo su rostro con colorete como una prostituta y, más aún, ¡haciéndolo de una manera tan fea! ¡Qué insoportable!

Una vez recuperado de la impresión, un poco de energía le volvió al cuerpo, por lo que Seokjin finalmente se elevó para sentarse. Una vez realizado esto, notó que debajo de sí había un círculo de formación mágica.

La formación mágica era de un rojo escarlata brillante y la forma del círculo era irregular. Aparentemente, se había dibujado a mano y, como medio, se había utilizado sangre, la que aún se ostentaba fresca. En el centro del círculo, se hallaban una serie de letras que, por lo deformes que estaban, lucían más bien como garabatos. Algunos de ellos habían sido pasados a llevar y borrados por su cuerpo, sin embargo, a pesar de eso, era como si las palabras escritas emitieran algo horrible.

Sin embargo, como Seokjin había pasado tantos años siendo llamado en todas las variaciones de "practicante del diablo" y "patriarca del mal" posibles que, con solo un rápido vistazo, fue capaz de darse cuenta de que la formación mágica estaba lejos de ser de buena calidad.

Y bueno, después de examinar, resultó que él no le arrebató su "hogar" a nadie, ¡Le fue ofrecido uno!

Se trataba de una antigua y prohibida técnica que, comparada con otras formaciones mágicas, se asemejaba más a una maldición. Esto se debe a que el conjurador debía recurrir a la automutilación, en donde se autoinfligen cortes y, la sangre que brota de ellos es la utilizada para dibujar el círculo y las palabras. Una vez hecho esto, el conjurador se sienta en el centro y llama a alguna deidad demoníaca para pedir que les cumpla un deseo. El precio a pagar por este deseo es ofrecer el propio cuerpo como un nuevo hogar para que habite el espíritu, mientras que el alma del conjurador, vuelve a la tierra.

Esta es la técnica prohibida de "ofrecer un hogar", es la opuesta a "una posesión forzosa".

Debido al gran y desequilibrado costo del intercambio, ha habido muy pocos que se han atrevido a intentarlo. Al fin y al cabo, hay muy pocos en el mundo que poseen un deseo tan poderoso que los lleve a sacrificarlo todo por cumplirlo. En la historia, a lo largo de miles de años, solo se ha sabido de tres o cuatro casos que se han comprobado fehacientes. Y, todos ellos sin excepción, tenían el mismo deseo: cobrar venganza.

Seokjin se negó a aceptar esta situación.
¿Cómo diablos es que llegó a ser clasificado como una deidad demoníaca malvada?
Sí, está bien, se puede decir que su reputación no es la mejor y que su muerte fue, por lo bajo, horrible. ¡Pero! En primer lugar, él no se le anda apareciendo a la gente y, segundo, él nunca ha buscado vengarse. De hecho, se atrevería a jurar que ni en el cielo ni en la tierra van a poder encontrar un alma errante más calma y virtuosa que la suya.

Sin embargo, el aspecto más difícil de todo este asunto radicaba en que una vez que el espíritu invitado tomaba posesión del cuerpo, se da por hecho que ambas partes aceptan las condiciones del intercambio y el contrato se sella. Así, el espíritu tiene por deber cumplir el deseo del conjurador sino, se arriesga a que la maldición lo castigue destruyendo su alma y elimine la posibilidad de que pueda algún día volver a reencarnar.

Levantó sus manos para echarles un vistazo y vió que sus dos muñecas estaban bañadas en cortes. Se quitó el cinturón y, debajo de la polera negra que llevaba, observó cómo en su  habían parado de llorar sangre, sin embargo, sabía que esos cortes no eran normales. Si el espíritu invocado no lograba cumplir el deseo del cuerpo que está habitando, esas heridas jamás sanarían. Es más, mientras más se demore, solo empeorarán. Y, una vez pasado el límite de tiempo que se le fue concedido al espíritu invocado, tanto el cuerpo como el alma serán destrozados.

Seokjin verificó y comprobó varias veces su situación, mientras repetía en su interior ¡Cómo me puede estar pasando esto! hasta que, finalmente, pudo ponerse de pie utilizando la pared como soporte.

Si bien se puede decir que la habitación era grande, se veía vacía y en mal estado, con sábanas y mantas utilizadas para dormir que no parecían haber sido lavadas hace un buen tiempo. Había una canasta en la esquina que parecía haber sido utilizada para albergar basura que, cuando fue pateada hace unos momentos atrás, vacío todo su contenido de bolas de papel por el piso. Miró a su alrededor y tomó una de las bolas, la abrió y se encontró con que estaba llena de palabras escritas en letra muy pequeña. Con prisa, juntó todas las bolas de papel que se encontraban en el suelo.

Haciendo algunas suposiciones, puso en orden algunas vagas cosas.

Resultó ser que el dueño de este cuerpo se llamaba Lee Seok y el lugar en que se encontraba, villa Lee.

El abuelo de parte materna de Seok era el rico terrateniente de esta región. La cantidad de habitantes de su clan era pequeña y no tuvo hijos en su vida, puesto que, en todos sus años de diligente trabajo en los campos, solo dio fruto a dos hijas. El nombre de la segunda hija es tabú y no es mencionado. Sin embargo, la hija mayor era la primera esposa legalmente casada y el marido que se consiguió, vino a vivir con su familia. A pesar de que la segunda hija poseía una belleza sobresaliente, nació a partir de la relación de su padre con una sirvienta y, por esa razón, originalmente pensaban sin ninguna consideración por ella en que se casara y se fuera lejos. Inesperadamente, tuvo un encuentro afortunado. A los dieciséis años, el amo de una familia que era parte del mundo de los cultivadores pasó por la villa y, con solo un vistazo, empezó a gustarle.

La gente en ese entonces adoraba y admiraba a los cultivadores. Ante los ojos de la gente común, las familias de cultivadores eran gente favorecida por dios: misteriosos pero nobles. Originalmente, la gente de la villa Lee despreciaba este tipo de adoración, sin embargo, el líder de esa secta usualmente ayudaba financieramente a la villa, por lo que los beneficios que obtenían eran innegables. De esa forma, el rumbo de esos pensamientos cambió y, la familia Lee, empezó a sentirse orgullosa de la atención que estaban recibiendo. Prontamente, la segunda dama de la familia Mo dio luz a un niño, este era, Lee Seok.

Por supuesto, las cosas buenas nunca duran mucho tiempo. Tomando en cuenta que el líder de esa secta solo se había involucrado con ella porque quería experimentar algo nuevo, era natural que con el pasar de algunos años se terminara aburriendo. Cuando Seok cumplió cuatro años, su padre nunca regresó.

Gradualmente, las visiones sobre los cultivadores en la villa Lee cambiaron nuevamente. El desprecio y la burla volvieron, acompañados además de una desdeñosa compasión.

A pesar de que la segunda dama era infeliz, ella creía firmemente que el líder de una secta no iba a hacer ojos ciegos a su propio hijo. Y así fue, cuando Seok cumplió los catorce años, el amo envió gente en su búsqueda para llevárselo.

La segunda dama mantuvo su frente en alto una vez más. Toda la familia proclamaba orgullosamente que su hijo en el futuro se convertiría en el líder de la secta rápidamente y que traería honor a sus ancestros.

Sin embargo, antes de que Seok alcanzara cualquier tipo de éxito o heredara el puesto de su padre, fue regresado a la villa.

Y, para añadir más sal a la herida, había sido expulsado por una razón extremadamente vergonzosa.

Era porque Seok era un manga cortada que tuvo las agallas para acosar abiertamente a los demás discípulos. Como el escándalo se hizo público y, sumado a sus pocos logros en el arte de la cultivación, no encontraron razones para mantenerlo como parte del clan.

Para hacer las cosas peor, cuando regresó a la villa empezó a comportarse de manera errática, como un loco. Era como si algo le hubiera espantado hasta llevarlo a ese estado.

Quedándose sin palabras, las cejas de Seokjin se contrajeron.

No solo era un lunático este hombre, sino que, además, era un lunático manga cortada.

Eso explicaba el maquillaje en todo su rostro que lo hacía lucir como un hombre ahorcado y el por qué nadie había cuestionado la presencia de la sangrienta formación mágica en el piso. Es decir, aún si Seok pintara la totalidad del cuarto, desde el suelo a las paredes hasta el techo en sangre fresca, los demás no estarían realmente sorprendidos. Al fin y al cabo ¡Todos sabían que le hacían falta un par de tornillos en la cabeza!

Después de volver abatido a su hogar, fue bombardeado con el ridículo hacia su persona. Pareciendo que la situación no tenía ni una posibilidad de ser salvada, la segunda dama de la familia no lo pudo soportar y, llena de resentimiento alojado en su pecho, se ahogó hasta la muerte.

Para estas fechas, el abuelo de Seok ya había fallecido, dejando la casa en las manos de la hija mayor. Era muy probable que esta dama haya tenido contacto con su hermana menor y guardaba cierto desdén en contra de ella y su hijo. Ella tenía solo un hijo, Lee Yeon, que resultó ser la persona que había desvalijado el lugar hace un rato atrás. Cuando Seok fue recogido por su padre, la primera dama Mo estaba envidiosa. Quería tener al menos el más pequeño lazo con el mundo de los cultivadores y había esperado que el enviado que llegó se llevara a Yeon también.

Extrañamente confiados, esta familia había creado la idea de que Yeon tenía talento y potencial. Y que, si tan solo en el pasado él hubiera sido el enviado, en vez de la decepción que resultó ser su primo, se hubiera ganado el reconocimiento de la secta. Cuando Seok se fue, Yeon aún era muy joven, y creció con estas ideas que le fueron inculcadas constantemente, al punto que terminó creyéndolas de corazón. Así, cada dos o tres días iba a buscar a su primo para humillarlo y maldecirlo por robarle el camino a la cultivación que creía por derecho suyo, mientras que tomaba y hacía lo que quisiera con los talismanes, elixires y utensilios mágicos que trajo desde la secta, puesto que los consideraba como parte de su propiedad.

A pesar de que las capacidades mentales de Seok a veces le fallaban, él sabía que estaba siendo insultado y degradado por los demás. Lo toleraba en un inicio, pero, cuando Yeon empeoró el trato que le daba, se le acabó la paciencia y fue a contarle la situación a su tío, causando así la venida de su primo este día.

Las palabras en el papel eran pequeñas y densas, los ojos de Seokjin dolían al leerlas. ¡¿Qué tan jodida puede estar la vida de esta persona?!

No es de sorprender que Seok estaba dispuesto a utilizar esta técnica prohibida de ofrecerle un hogar a un espíritu malicioso y que cobrara venganza en su nombre.

El dolor de ojos se transformó en dolor de cabeza. Suponiendo lógicamente, al utilizar esta técnica el invocador debía repetir su deseo mientras el espíritu era llamado. Seokjin debería ser capaz, entonces, de escucharlo en detalle.

Sin embargo, era muy probable que esta técnica haya sido copiada de algún extracto incompleto de un libro y se saltó ese paso. A pesar de que ya suponía que lo que quería era que se cobrara venganza en contra de la familia Lee, ¿Cómo debería llevar a cabo esto? ¿Qué tan lejos quería que llegara? ¿Solo quería que sus objetos robados fueran devueltos? ¿Debía darle una lección a la familia Lee?

¿O era... borrar del mapa a toda la familia?
Era muy probable que la opción fuera eliminar a toda la familia. Después de todo, aquellos que han estado en contacto con el mundo de los cultivadores saben las palabras con las que usualmente suelen referirse a su persona: malagradecido, cruel sin razón alguna, excéntrico, egoísta y con una actitud que ni el cielo puede tolerar. ¿Había acaso alguien más "ruin" que él? Si Seok se había atrevido a llamarlo específicamente a él, era porque definitivamente el deseo no era tan fácil de cumplir.

Sin poder hacer nada ante su situación, Seokjin exclamó con gran frustración — Buscaste al hombre equivocado...






¡El primer capítulo! Espero les allá gustado y sigan leyendo, el capítulo es algo largo...

¿Quieren que los siguientes sean más cortos?

Creo que nadie leerá esto y quedaré 🤡

Pero igual volveré a actualizar, no me rindo

Cultivación Demoníaca - KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora