El ruido provenía de todas partes.
Era un océano de susurros, murmullos y risas que venían desde el frente, atrás, arriba y abajo. Las voces involucraban tanto a hombres como mujeres, jóvenes y viejos, a los ruidosos y a los más callados. Seokjin podía incluso oír fragmentos de oraciones, pero estas iban y venían y no le permitían captar nada en específico.
En verdad era demasiado ruidoso.
Seokjin continuaba presionando su sien con una mano y usaba la otra para sostener un Compás del Mal del tamaño de su palma. Los punteros del Compás giraron temblorosamente dos veces y luego empezaron a girar más y más rápido. Tan solo unos segundos después, ¡giraba sin control alguno!
La vez pasada, cuando estaba en la montaña Dafan, había sido extraño que el Compás del Mal no pudiera encontrar ni una sola dirección. Pero, esta vez, incluso llegó a girar por sí mismo sin detenerse ni una sola vez. ¡Esta situación era más increíble que cuando los punteros no se habían movido ni un poco!
La sombría premonición en el corazón de Seokjin solo se agrandó. Empezó a llamar- ¡Beomgyu!
Ya habían caminado por un tiempo dentro del castillo pero aún no habían visto a nadie. Seokjin gritó un par de veces pero no recibió respuesta alguna. Las primeras habitaciones de piedra que se encontraron estaban todas vacías pero, al adentrarse aún más, en el centro de una de las habitaciones se toparon con un ataúd negro.
Era bastante raro el que un ataúd apareciera aquí. Sin embargo, la madera utilizada era de un negro profundo y su diseño había sido creado con gran habilidad. Al ver esto, Seokjin sintió una afinidad excepcionalmente fuerte hacia él. No pudo evitar darle unas palmaditas. La madera era robusta y el sonido firme. Lo alabó -Pero qué buen ataúd.
Jungkook y Seokjin estaban parados en ambos lados del ataúd. Después de cruzar una mirada de entendimiento, ambos extendieron sus brazos al mismo tiempo y abrieron la tapa.
El momento en que la tapa fue levantada, el sonido que los rodeaba se multiplicó, inundando los oídos de Seokjin como la marea alta. Era como si, antes de eso, hubieran estado siendo observados secretamente por incontables pares de ojos, cuyos dueños los vigilaban en silencio y luego comentaban entre sí cada palabra y acción que ellos decían. Pero, de un momento a otro, esa calma se rompió cuando vieron que el ataúd iba a ser abierto. Ante esto, Seokjin pensó en una docena de posibilidades y ya se había preparado para defenderse ante escenarios como los fuertes olores que expele la ranciedad, las garras de monstruos intentando alcanzarlos, una inundación de agua venenosa, humo tóxico de rápida dispersión o de los ataques de espíritus resentidos. Por supuesto, su deseo más grande en esos momentos era ver a Beomgyu. Sin embargo, en contra de su expectativa, nada pasó. Nada.
Inesperadamente, el ataúd estaba vacío.
Seokjin estaba un poco sorprendido pero al mismo tiempo, un poco decepcionado. Jungkook se acercó un poco más. Bichen se desenvainó por sí misma unos centímetros, su fría luz brillaba en el fondo del ataúd vacío. Solo en ese momento, Seokjin se dio cuenta de que el ataúd en realidad no estaba vacío, sino que el objeto dentro de él se escondía en las profundidades y era más pequeño de lo que esperaban.
Dentro del ataúd yacía un largo sable.
El sable no llevaba funda. La empuñadura parecía ser de oro, lo que la hacía lucir pesada. Su cuerpo era delgado y su hoja brillaba. Descansando sobre una tela de color rojo al fondo del ataúd, la espada emitía un sangriento tono escarlata e irradiaba un frío aire de destrucción.
Había un sable dentro de un ataúd en vez de un cadáver. Realmente, no había nada que no fuera peculiar en este castillo de piedra de la cresta Xinglu, ya que solo revelaba más misterios con cada paso que daban.
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Cultivación Demoníaca - KookJin
FanfictionComo el gran maestro que fundó la Secta Demoníaca, Kim Seokjin deambuló por el mundo siendo odiado por millones a causa del caos que creó. Al final fue traicionado por su shidi más querido y asesinado por poderosos clanes que se unieron para dominar...