Capítulo 39

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(¿Recuerdan el significado de los relojes?)

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Yunmeng era abundante en lagos. El “Embarcadero del Loto” de la secta Min, la residencia de la secta más importante de esa área, también había sido construida cerca de un lago.

Partiendo justo en donde terminaba el Embarcadero del Loto, justo después de haber remado por un rato, uno se encontraría con un enorme lago de lotos de más de ciento sesenta kilómetros de longitud. Las amplias, verdosas hojas y las rosadas y tersas flores, se acariciaban las unas a las otras. Al pasar una brisa, los pétalos y las hojas se mecían como si estuvieran asintiendo con sus cabezas. En medio de esa gracia y pureza, uno era capaz de percibir una ingenua sensación de torpeza.

El Embarcadero del Loto no era tan fuera de este mundo como las residencias de otras sectas, que cerraban sus puertas y se rehusaban a dejar que la gente común se acercara a ellas desde un determinado límite de distancia. Los muelles justo enfrente del Embarcadero del Loto a menudo rebosaban de vendedores que vendían vainas de semillas, castañas de agua y todo tipo de dulces. Niños con narices moqueantes de las casas en las cercanías también podían inmiscuirse dentro de los campos del Embarcadero del Loto para ver a los cultivadores practicando con sus espadas. Estos niños no eran regañados aún si los pillaban. Es más, a veces, incluso podían jugar con los discípulos de la secta Min.

Cuando Seokjin era joven, a menudo le disparaba a cometas a las orillas del Lago del Loto.

Yoongi observaba fijamente a su propia cometa y de vez en cuando le echaba vistazos a la de Seokjin. La cometa de este último ya había volado muy alto en el cielo, pero él aún no tenía intención de disparar su arco. Con su mano derecha sobre sus cejas, sonrió mientras veía hacia arriba; era como si sintiera que aún no estaba lo suficientemente alta.

Al ver que la cometa ya iba a volar lejos del área desde la cual estaba seguro que iba tener éxito al disparar, Yoongi apretó los dientes. Posicionó su arco y tiró la cuerda de este. La flecha de plumas blancas se disparó. La cometa pintada como un monstruo de un ojo fue atravesada justo en medio del ojo y cayó. Las cejas de Yoongi se elevaron —¡Le di! —Justo después, preguntó —La tuya ya ha volado muy lejos ¿Estás seguro de que puedes darle?

—¿Quieres apostar?

Tomó una flecha y apuntó. Al tiempo que el arco era estirado a su máximo, la dejó ir con rapidez.

¡En el blanco!

Las cejas de Yoongi se arrugaron hacia arriba. Un sonido como un humph salió desde su nariz. Todos los muchachos dejaron a un lado sus arcos y fueron a buscar sus cometas para poder clasificar las distancias. La cometa que estuviera más cerca recibiría el ranking más bajo. Sin excepción, la última siempre era la del sexto shidi. Como era usual, dedicaban algo de tiempo a reírse de él. Sin embargo, su cara era bastante gruesa, así que no le daba gran importancia. La cometa de Seokjin era la más lejana. Y, la más cercana a la de él, que estaba en el segundo lugar de la clasificación, era la de Yoongi. Tanto Seokjin como Yoongi tenían demasiada flojera como para ir a buscar sus cometas. Los muchachos corrieron por el sinuoso pasillo construido sobre la superficie del agua. Iban jugando, saltando de arriba a abajo hasta que dos jóvenes y delgadas mujeres aparecieron frente a ellos.

Ambas estaban vestidas como criadas armadas, llevaban con ellas espadas cortas. La criada más alta, que sostenía una cometa y una flecha, les bloqueó el paso. Les preguntó fríamente —¿De quién son estas?

Todos los muchachos maldijeron silenciosamente su suerte al ver a las dos mujeres. Seokjin tocó su barbilla y dio un paso hacia adelante —Son mías.

La otra sirviente bufó —Eres de los honestos, ¿Eh?

Cultivación Demoníaca - KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora