Cultivación Demoníaca - KookJin

Capítulo 57

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Todos pensaron que definitivamente iban a tener una horripilante muerte en las manos del Patriarca Moon y después se convertirían en cadáveres caminantes bajo su control. Todos parecían estar muertos de miedo. Sin embargo, Seokjin no tenía interés en ocuparse con ellos por más tiempo. Así que, después de que terminó de leer los anuncios, dejó al grupo de cultivadores en el suelo y se fue, caminando con sus manos tras la espalda.

No les quitó de encima a los malignos espíritus. Y así, sobre el suelo, aquellos que se quejaban, seguían quejándose y aquellos que se retorcían, seguían retorciéndose. Ninguno de ellos podía pararse.

Un rato después, de la nada, vieron el brillo de una espada azul cruzar ante ellos. De inmediato sintieron sus espaldas aligerarse. Alguien exclamó —¡Puedo moverme!

Unos cuantos se levantaron y vieron que el brillo de esa espada regresaba hacia la funda de una persona.

Era un muchacho atractivo y bastante joven. Vestía blancas túnicas y una cinta en la frente, cargaba sobre sí una expresión solemne en el rostro, en donde además parecía haber una brizna de preocupación. Había llegado a toda velocidad, pero no parecía estar apresurado. Ni siquiera las orillas de sus ropas se mecían.

Aguantándose el dolor, el cultivador que se había roto la piernas habló —Jung-... ¡Jungkook- Jun!

Jungkook caminó hasta su lado, se agachó e hizo presión sobre sus piernas para examinar sus heridas. No eran muy graves. Se levantó, pero antes de que pudiera hablar, el cultivador continuó —Jungkook-Jun, llegaste demasiado tarde. ¡Kim Seokjin acaba de irse!

Bastantes personas sabían que, en los últimos días, Jungkook de la Secta Jeon había estado buscando por todas partes el paradero de Seokjin. Probablemente quería resolver algún asunto con él y hacerle pagar por las docenas de vidas que la secta Jeon había perdido. Alguien gritó con prisa —Sí, ¡Se fue hace menos de una hora!

Jungkook preguntó —¿Qué hizo? ¿A dónde va?

La gente de inmediato empezó a quejarse —¡Peleó con nosotros sin ninguna preocupación y casi nos mata aquí mismo!

Los dedos de Jungkook, que estaban ocultos bajo la mangas blancas como la nieve, se contrajeron levemente, como si quisieran empuñarse. Sin embargo, rápidamente los aflojó.

El cultivador añadió rápidamente —¡Pero dijo que iba hacia la Ciudad Sin Noche para dar cuenta de sus actos con las Cuatro Grandes Sectas!

Después de que la secta Kim fue destruida, los palacios principales de la Ciudad Sin Noche se habían vuelto unas magníficas, pero también, vacías ruinas.

Ante el lugar más alto de toda la Ciudad Sin Noche, el Palacio del Sol y Llamas, había una enorme plaza que, en el pasado, era donde se erguían tres banderas que miraban hacia los cielos. Sin embargo, ahora, dos de ellas estaban rotas. La última que quedaba era una bandera que tenía el emblema del sol y llamas, aunque estaba andrajosa y teñida de sangre.

Esa noche, en forma de cuadrados, se alineaban las sectas ya sea fueran grandes o pequeñas, llenaban la plaza por completo. La bandera bordada con el emblema de cada secta ondeaba con el viento nocturno, mientras que frente de la rota bandera, había un altar temporal. Parado al frente de las formaciones de sus sectas, a cada líder se les fue presentada una copa de vino por parte de Hoseok. Después de que recibieron el vino, los líderes de secta elevaron sus copas a lo alto y las vaciaron sobre el suelo.

Después de que el vino se coló en el interior de la tierra, Langsu declaró —Sin importar la secta, sin importar el apellido; esta copa de vino es para aquellos que han fallecido.