Extra 1

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Mirando a Seokjin, Jungkook dijo -Espérame.

-¿Debería entrar contigo? - Preguntó Seokjin.

Jungkook negó con la cabeza -Si entras, se enfadará aún más.

Es cierto, pensó Seokjin. Cada vez que Jeon Sung lo veía, parecía como si estuviera a punto de tener un ataque al corazón y tuviera más dificultades para respirar que de costumbre. Probablemente, sería mejor que Seokjin le hiciera el favor de ahorrarse su exasperación al mantenerse fuera de su vista.

Jungkook lo miró de nuevo como si quisiera decir algo, pero Seokjin le ganó.

-Bien, ya entendí. No correr, no hacer ruido, no hacer esto, no hacer aquello, ¿cierto? Relájate, es la primera vez que te acompaño hasta aquí, así que tendré mucho cuidado con todo y no romperé ni una sola regla en ese Muro de ustedes. Intentaré no hacerlo, al menos.

Sin pensarlo, Jungkook respondió -Está bien. Incluso si rompes las reglas...

-¿Hm? - Seokjin incitó con entusiasmo.

Jungkook lucía como si sintiera que lo que estaba a punto de decir era extremadamente inapropiado. Apartó la mirada por un momento antes de volver a mirarle. Dijo severamente -... Nada.

-¿Qué fue lo que dijiste recién? ¿Incluso si rompo las reglas, qué cosa? -Preguntó Seokjin con fingida sorpresa.

Sabiendo que Seokjin estaba fingiendo ignorancia, Jungkook repitió seriamente -Espérame aquí fuera.

Seokjin agitó una mano y respondió -Si quieres que espere, entonces esperaré, no hace falta ser tan serio. Voy a jugar con tus conejos.

Y así, Jungkook fue él solo a recibir el sermón iracundo de Sung mientras Seokjin era arrastrado por Manzanita, quien corría por el sendero. Desde que Manzanita entró en la Profundidad de las Nubes, se veía especialmente feliz y lleno de vigor. Seokjin no fue capaz de domarlo adecuadamente y terminó cayendo sobre la verde y aterciopelada hierba.

Sobre ella, había más de cien conejos blancos, rechonchos y esponjosos, con bocas y narices rosadas y largas orejas puntiagudas, cuyos extremos también estaban teñidos de rosa, que se movían de tanto en tanto. Manzanita caminaba con la cabeza en alto, pasando por entre los conejos, hacia un espacio de hierba en la cual descansar. Seokjin se puso en cuclillas sobre el pasto y casualmente cogió un conejo. Le frotó su pancita mientras pensaba -¿Había tantos conejos cuando vine aquí la última vez? ¿Este es macho o hembra? Oh... Es macho.

Al meditar sobre ello, Seokjin se dio cuenta de que en todo este tiempo, nunca se había fijado en si Manzanita era macho o hembra, así que no pudo resistirse a echar un vistazo. Sin embargo, antes de que pudiera ver correctamente, escuchó unos movimientos y se dio vuelta.

Una jovencita de contextura pequeña llevaba una cesta. Lucía como si no supiera si debía avanzar o no. Al ver que Seokjin la miraba, no supo qué hacer e inmediatamente su cara se enrojeció.

La joven llevaba el uniforme de la Secta Jeon y atado alrededor de su cabeza había una cinta blanca sin ningún tipo de nube. Seokjin instantáneamente pensó, ¡Dios mío! ¡Al fin vi una con vida!

Esta era una cultivadora. Una cultivadora de la Secta Jeon.

La Secta Jeon siempre había sido conocida por su estricta separación de género, ya que al ser distintos, no debían ser demasiado íntimos entre sí. Este tipo de cosas habían sido recitadas unas mil veces a los discípulos, casi como si fuera un mantra. Las áreas de estudio y descanso de los cultivadores masculinos y femeninos siempre habían estado estrictamente separadas, y nadie se atrevía a cruzar el lago leichi. Raramente los discípulos deambulaban fuera de sus zona e incluso cuando iban de cacería nocturna, estaban básicamente separados por género, solo hombres o solo mujeres. Las cacerías casi nunca eran mixtas. La falta de flexibilidad era casi horripilante. En ese entonces, cuando Seokjin era un discípulo invitado en la Secta Jeon, nunca había visto una sola chica en el lugar y dudaba mucho que existieran cultivadoras en la Profundidad de las Nubes. Varias veces pensó que había escuchado las voces de cultivadoras recitando, y quiso seguir esas voces para echar un vistazo, pero siempre era sorprendido por los agudos discípulos patrullando los terrenos, quienes llamaban a Jungkook. Después de varios intentos fallidos, la curiosidad de Seokjin decayó y no volvió a indagar en el asunto.

Cultivación Demoníaca - KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora