Capítulo 54

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Después de la pelea, debido al desempeño brutalmente horripilante de Taehyung, este recibió un apodo un tanto desafortunado. Sin embargo, eso sería una historia para después. Aunque fue apuñalado en el estómago por Yoongi, Seokjin no se preocupó en absoluto. Como si nada hubiera pasado, incluso hizo que Taehyung cazara unos cuantos espíritus malignos mientras él compraba algunas grandes bolsas de papas.

Cuando regresó al monte Luanzang, Biu le vendó la herida y lo regañó lo más ferozmente posible, porque eran semillas de rábano lo que le había dicho que comprara.

Después de esto, vino una serie de días ordinarios, en que todos vivieron en paz unos con otros. En el monte Luanzang, dirigiendo a cincuenta o más de los cultivadores de la Secta Kim, Seokjin plantó verduras, reparó casas, refinó cadáveres y creó nuevas herramientas. Todos los días, cuando estaba libre, jugaba con el pequeño Binnie, hijo del primo de Biu. Lo dejaba colgar de los árboles o bien lo enterraba en la tierra, engañándolo al decirle que crecería más rápido si lo regaban y lo dejaban recibir la luz del sol. Fue entonces que Biu lo regañó de nuevo.

Pasaron unos meses así. Aparte de la forma en que los comentarios del mundo acerca de Seokjin empeoraron aún más, no hubo progreso alguno.

Seokjin no podía bajar la montaña con frecuencia. Como era el único que suprimía a todos los seres oscuros del monte Luanzang, no podía aventurarse ni demasiado lejos ni por demasiado tiempo. Sin embargo, nació siendo una persona activa que no podía permanecer en un mismo lugar durante un periodo prolongado. Sólo podía merodear por la ciudad de vez en cuando, con la excusa de comprar artículos de primera necesidad. Y además, con todo el tiempo que Binnie había estado en la montaña, Seokjin sintió que no podía encerrar a un niño en un lugar así para que jugara con barro todo el tiempo, así que un día, cuando bajó la montaña para ir de compras, lo llevó a él también.

Habiendo estado en la ciudad tantas veces, Seokjin ya estaba familiarizado con ella. Se dirigió hasta donde estaba el vendedor de vegetales. De repente, agarró uno y se enfadó —¡Tu papa está brotando!

El vendedor lucía como si hubiera encontrado a un gran enemigo —¡¿Qué quieres?!

Seokjin sonrió —¿Qué tal si me la vendes un poco más barata?

Al principio, Binnie aún se aferraba a su pierna. Seokjin caminaba de un lado a otro, escogiendo papas y regateando. Pero habiendo estado colgado de su pierna, después de un rato, Binnie se sintió cansado. Sus brazos cortos estaban doloridos, así que se soltó para descansar un poco. Sin embargo, en sólo unos momentos, el ajetreo de la gente en las calles lo hizo tambalearse de un lado a otro, perdiendo su sentido de orientación. Su línea de visión era bastante baja. Caminó de aquí para allá, pero no pudo encontrar las largas piernas y las botas negras de Seokjin. Todo lo que tenía delante de sus ojos eran pantalones tan sucios que eran del color de la tierra. Se fue petrificando cada vez más. Mientras giraba mareado, chocó con la pierna de alguien.

La persona llevaba un par de inmaculadas botas blancas y, para empezar, iba caminando lentamente. Después de haber chocado con algo, se detuvo de inmediato.

Binnie levantó la vista, nervioso. Primero vio un pendiente de jade colgado de la cintura de la persona, a continuación, una cinta bordada con patrones de nubes a la deriva, luego unas solapas limpias, sin un solo pliegue en ellas y, finalmente, un par de ojos tan claros como vitrales y tan fríos como la gélida escarcha del invierno.

Con un rostro solemne, el desconocido lo miró. Binnie se sintió repentinamente asustado.

Por otro lado, Seokjin escogió y eligió durante mucho tiempo antes terminar decidiendo no comprar esas papas con brotes. Podía acabar envenenado si se las comía, y aun así el vendedor se negaba a bajar el precio, respondiéndole sólo con un sonido despectivo. Sin embargo, cuando se dio la vuelta, se dio cuenta de que Binnie no estaba. Casi empalideciendo, lo buscó en todas las calles. De pronto, oyó los lamentos de un niño, y corrió inmediatamente hacia allá. En algún lugar no muy lejos, un grupo de transeúntes entrometidos se reunió en un bullicioso círculo, señalando algo y charlando entre ellos. Se metió entre la multitud, y sus ojos se iluminaron al instante.

Cultivación Demoníaca - KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora