Capítulo 48

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Sentado sobre un burro con Jungkook sosteniendo las riendas guiándolos camino abajo, sus corazón revoloteaba, se sentía como si estuviera caminando por los aires. Incluso si un puñado de sectas repentinamente los llegase a atacar desde un lado del camino, fuera de destruir la escena y arruinar su ánimo, pensaba que no sería tan malo. Incluso tenía ganas de disfrutar de los campos bajo la luz de la luna, por lo que sacó su flauta de bambú de su cintura. Tan natural como siempre, tocó una melodía.

La flauta tenía un timbre diáfano. Los pasos de Jungkook titubearon levemente mientras que Seokjin sintió algo dentro de él repentinamente iluminarse.

—¡Jungkook! Déjame hacerte una pregunta. Tiempo atrás, en la cueva del XuanWu en la montaña del Arroyo crepuscular, la canción que me cantaste, ¿Cómo se llamaba?

Jungkook lo miró —¿Por qué de la nada te acordaste de preguntar sobre esto?

—Solo dilo. ¿Cuál era su nombre? Creo que ya descubrí como me reconociste.

En esa noche en la montaña Dafan, la melodía que de alguna forma había tocado ¡Era precisamente aquella que, cuando estaba afiebrado en la cueva del XuanWu en la Montaña del Arroyo crepuscular, Jungkook había tarareado a su lado!

Jungkook se rehusó a responder. Seokjin le insistió —Dilo, ¿Qué canción es? ¿Quién la compuso?

—Yo.

—¡¿Tú la compusiste?!

—Ujum.

Seokjin había pensado que era alguna canción secreta de la secta Jeon. Ahora que sabía la verdad, estaba tanto sorprendido como lleno de alegría. De lo que estaba sorprendido, era bastante obvio. Pero lo que lo tenía tan lleno de alegría, no lo sabía con exactitud. Supuso —Si realmente la reconociste solo con esto, eso significa que, esta canción, ¿Nunca has dejado que otro la escuche?

—Nunca.

Seokjin estaba tan feliz que pateó a Manzanita. Este rebuznó en ira, pateando con sus patas traseras como si quisiera quitárselo de su lomo. Justo a tiempo, Jungkook tiró de las riendas. Seokjin se abrazó al cuello de Manzanita —Está bien, está bien. Él es así. Solo patea un par de veces. Continuemos. Entonces, en verdad, ¿Cómo se llama?

—¿Qué crees?

—¿Qué quieres decir con qué creo? Solo dime, ¿Tiene nombre o no? —Susurró en lo profundo de su corazón, ¿Acaso la forma de nombrar cosas de Jungkook es igual a la de Yoongi? ¡Eso sería algo imposible! Preguntó —¿Me estás preguntando por mi opinión? Qué tal si la llamas...

Después de que más de ochenta nombres se dijeron y fueron rechazados por Jungkook, los ánimos de Seokjin finalmente empezaron a decaer.

En caso de que se toparan con algún cultivador en el área al ir por los caminos principales, los dos escogían solo los senderos remotos y campestres. Un día después, Seokjin se sintió algo cansado y sediento. Justo vieron una casa de campo a un lado del camino, Jungkook hizo detenerse a Manzanita.

Después de golpear, nadie respondió. Cuando empujaron, la puerta se abrió por si sola. Había una mesa de madera hecha a mano en el centro y en ella, un cuenco de frijoles que no habían sido completamente pelados. Una alta montaña de paja se erguía a un lado de la pared de tierra, un rastrillo colgaba de ella. En todo el suelo, gallinas gorjeaban al tiempo que picoteaban arroz.

Seokjin vio unos cuantos melones apilados en una esquina. Se acercó y tomó uno de ellos, proponiendo con toda seriedad —El dueño no está aquí. Jungkook, pongámonos a gusto.

Justo cuando Jungkook estaba por poner monedas sobre la mesa, se escuchó el sonido de pisadas del lado exterior de la pared. Unas en frente y otras detrás, probablemente se trataba de los dueños que justo habían regresado a su hogar. Seokjin no supo por qué, pero al escuchar los pasos, rápidamente empujó a Jungkook detrás de la pila de paja.

Cultivación Demoníaca - KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora